viernes 22 de noviembre de 2024 06:44:17

A LA ESPERA DEL SUPERMARTES, UN PERONISMO BALCANIZADO Y LA CAMPAÑA DISCURSIVA DE LOS INDULTOS

En medio de los festejos por el triunfo del seleccionado argentino en el Mundial, el Presidente se prepara para un viaje a Santiago del Estero. Los gobernadores hacen juegan sus cartas en la interna oficialista, mientras la Corte alista el fallo para favorecer a Rodríguez Larreta en su reclamo contra la Nación

Por Ignacio Zuleta. Difícil imaginar un fin de año con tantos escenarios. Como en esos recitales masivos -imagínese un Lollapalooza- en donde varias bandas tocan al mismo tiempo en carpas cuyos acordes se cruzan y se confunden entre sí, la mirada está en el supermartes de oficialismo y oposición. La baja de Cristina de Kirchner ha exaltado los ánimos en el oficialismo, que agita la coctelera para ver qué le sale.

Alberto Fernández tiene comprometida su agenda para estar en Santiago del Estero. Lo convocan los mandatarios del grupo «Bajos Submeridionales», un sello tan activo como otro, que reúne a los gobernadores del Norte Grande, y suma algunos radicales.

La oposición abre su escenario en el Comité Nacional de la UCR, adonde Gerardo Morales espera a la mesa nacional y a un grupo de caciques de todo el país. La oposición no agita coctelera. Con más parsimonia está eligiendo qué estilo de protocolo aplicará en la selección de candidatos. Morales quiere forzar el debate interno en el partido para despachar la candidatura a presidente. Hace tres semanas lanzó en Formosa la idea de ir a una interna clásica entre él y Facundo Manes. La idea ha navegado anchamente por la dirigencia y no ha cosechado unanimidad. Se le atribuye a Manes haber aceptado el expediente, pero no consta on the record. Algunos caciques provinciales como Alfredo Cornejo o Gustavo Valdés dudan de la utilidad de una confrontación entre dos dirigentes en un partido horizontal como es la UCR, que no puede dejar a nadie afuera. Sería una invitación a que alguno se fuera por una tercera vía, y desangrase al partido en sus relaciones con el PRO.

Lo primero que quiere saber Morales es si Manes acepta este método, que consintió el público cuando el jujeño lo propuso. De ese llamado a asamblea de Morales, en el Comité Nacional, habrá un primer producto: la planilla de asistencia. La invitación existe, pero no hay acuerdo para respaldar la interna que propone Morales para despachar la candidatura de la UCR, que irá a una PASO o a una negociación con los espadones del PRO, la Coalición y el Peronismo Republicano. El miércoles la cúpula radical le pondrá fecha a un encuentro nacional en marzo próximo, para lanzar una plataforma electoral.

Tolosa, negociadora discreta de una reelección

Los anfitriones del encuentro peronista en Santiago del Estero esperaron a este domingo para la confirmación de la asistencia de Alberto, distraídos como toda la colectividad por las señales de Qatar. Tendrá que hacer un esfuerzo por aparecer junto a ministros que ya se han comprometido, como Gabriel Katopodis y Wado de Pedro. El pretexto noble de la cita es el anuncio de obras para ampliar la capacidad cultivable de la región. Pero todos miran los forcejeos preelectorales.

Lo más notable de ese marco fue la visita de Victoria Tolosa Paz al Chaco para lanzar obras junto a Capitanich. La ministra de Desarrollo Social es la funcionaria de más cercanía con AlbertoEs «familia». Promueve su reelección y no niega que ella busca estar en la fórmula presidencial. Durante la visita chaqueña hubo tiempo y un espacio discreto para hablar del futuro con Capitanich, pero nadie va a contar nada por ahora.

Tolosa, que tiene el don de la palabra y de la sonrisa -habla y ríe todo el tiempo- derrama elogios a la personalidad de Alberto cuando dialoga con gobernadores. «Es la única funcionaria que habla bien de Alberto«, confiesa algún gobernador que también ha recibido a Tolosa. La ministra es la cónyuge de Enrique Albistur, otro entornista estrecho del Presidente. Maneja las artes publicitarias que encandilan a los políticos, y más cuando están sumergidos en los bajos submeridionales de la política. ¿Cómo no va a tener su esposa un turno de candidaturas, si la han adornado con el ministerio de la dádiva? Estar en Acción Social, o como se llame, es el sueño de todo político, desde que Francisco Manrique imaginó que con el Prode y el Pami se podía hacer carrera política. No sirvió de mucho a nadie -como sabe Sergio Massa- pero la ilusión siempre queda.

Una balcanización difícil de superar

El peronismo exhibe una balcanización difícil de superar. Cada gobernador tiene su programa, sus candidatos y su estrategia, pero todo a nivel local. El partido carece de un programa nacional. Una carencia notable porque es una fuerza que exaltó siempre lo nacional por encima de lo local, fomentó la centralización y boicoteó cualquier proceso de descentralización y desregulación. Sigue sin tener una explicación por qué ninguno de los gobernadores quiere ser candidato a presidente.

Nada deja de tener racionalidad: su libido de poder se agota en el nivel del poder territorial de sus provincias. Tienen superávit fiscal, control político de sus territorios, reeligen y deciden candidaturas a la sucesión o a sus legisladores. ¿Para qué jugarse por una presidencia con destino azaroso? Esta actitud genera la vacancia del cargo en la cúpula, que Cristina no pudo asumir en 2019, que se rifó en la persona de un Alberto de ínfima densidad política, que aprovechó el festejo del tercer cumpleaños como presidente para hacer diván: «Podrán tildarme de timorato, cobarde, débil, que no grito. Pero yo dialogo«. Equivale al «dicen que soy aburrido» del otro, que se fue antes.

La baja de Cristina candidata –esperable en un dirigente devaluada en las urnas– desbarata minuto a minuto el armado oficialista en Buenos Aires. La sanción del presupuesto provincial fue otra victoria de la oposición, a la que se prendió Martín Insaurralde, dispuesto a migrar del cristinismo que sostiene una reelección de Axel Kicillof. Hubo renuncias y ausencias en el cristinismo que lo testimonian.

Falta un estratega para el oficialismo

El peronismo perdió desde 2015 dos usinas de estrategia y de armado nacional. En aquel año murió Juan Carlos Mazzón que había conducido la mesa estratégica, de la que se valió el peronismo desde los años ’90. Fue el estratego de Kirchner-Cavallo en aquella década, prolongó esa tarea en la primera década del siglo con Eduardo Duhalde, el matrimonio Kirchner y Daniel Scioli.

Las tareas que cumplía el «Chueco» se han repartido entre asesores. Algunos arman para Alberto (Juan Manuel Olmos, Vilma Ibarra, Gustavo Béliz), otros para Cristina (Wado de Pedro, Oscar Parrilli, el «Cuervo») y otros para Massa, gran consumidor de agencias de opinión pública que buscan construirlo como un político eficaz y confiable.

El otro personaje que perdió el peronismo fue a su apoderado Jorge Landau, que llevaba al PJ en su Ipad y conocía todos los rincones de las tribus partidarias. Murió en julio del año pasado y sus tareas quedaron a cargo del equipo técnico que lo asistía.

La Corte cierra el año con fuegos de artificio

Este supermartes animará la trascendencia de otras fechas de la que puede ser la última semana política del año. El jueves es el último acuerdo de la Suprema Corte. El tribunal recuperó protagonismo y reforzó su respuesta dura al oficialismo al validar la designaciones en el Consejo de la Magistratura propuestas por los bloques de Diputados.

El miércoles juran y el jueves puede quedar habilitado Luis Juez, que tiene un pedido de amparo pendiente del tribunal. Más aún: puede ocurrir antes del jueves. Ese día es el último del año para que la Corte resuelva el pedido de amparo del gobierno del PRO en la CABA contra el recorte de fondos que le propinó el gobierno nacional. El resultado es el esperado por todos: van a admitir la medida cautelar. Seguramente van a ordenar que se interrumpan las quitas de fondos, y se abrirá otro expediente sobre la devolución de los pagos retroactivos. Esto servirá para que Horacio Rodríguez Larreta cumpla con la promesa de campaña de que bajará los impuestos en el distrito. Queda para el futuro incierto de un año electoral como es 2023, la discusión del fondo de la cuestión.

Coreografía con entrelíneas entre jueces

La Corte ha blindado su posición en la defensa del «federalismo de concertación»: ninguna medida que afecte intereses interjurisdiccionales se puede tomar sin un previo acuerdo. Acá no lo hubo, por eso el amparo será admitido.

El tribunal ha recuperado fuerza con la resistencia ante el oficialismo por la integración del Consejo de la Magistratura, que estará en condiciones de sesionar desde este miércoles.

En la cena de la Asociación de Magistrados que ocurrió el jueves pasado, hubo señales que registraron los expertos en entrelíneas judiciales. Uno fue la presencia de Juan Carlos Maqueda, que por primera vez en 20 años asistió a la reunión anual. La otra, la ausencia de Ricardo Lorenzetti, que argumentó contagio Covid. Horacio Rosatti destacó en su discurso la presencia de Maqueda, que es uno de los jueces que acuñó el concepto del «federalismo de concertación» y es autor de los grandes fallos en defensa del federalismo. El «puede hablar de lo que es transitar momentos difíciles», destacó Rosatti al elogiar a Maqueda, el juez con más experiencia en el tribunal. Es el juez de la política, que accedió al tribunal por propuesta de Eduardo Duhalde.

Carlos Rosenkrantz, en el discurso para ofrecer el brindis, aportó otro argumento doctrinario para retener: «los jueces debemos ser independientes de nosotros mismos, de nuestras convicciones ideológicas y morales sobre cuál es la solución que nos gustaría que los casos que nos tocan resolver tuvieran.» Da para la reflexión de muchos roles en la vida pública. Los jueces son magistrados, como los periodistas, que también deben ser independientes de sus propias convicciones y prejuicios. Es un error creer, como lo hacen muchos políticos, que los periodistas escribimos lo que nos da la gana o lo que nos dicta al oído algún mandante.

Vuelve la trama de los indultos

El oficialismo le agrega otra música, conmovido por el aviso de Cristina de Kirchner de que se retira de la peleas por candidaturas. Es el comienzo de una campaña nacional para que el gobierno la indulte a Milagro Sala, a quien le confirmaron en la Corte una sentencia a 13 años de cárcel.

Quien crea que al oficialismo le interesa la suerte personal de la dirigente se equivoca. Han pasado tres años y nadie en el gobierno ha movido un dedo por ella. La causa Sala ha servido, en cambio, para ilustrar la denuncia de que es una perseguida política como Cristina de Kirchner y otros exfuncionarios con reproches judiciales. Es un argumento difícil de sostener por afuera de los corros del oficialismo, porque si fuera una presa política, gobiernan sus carceleros.

La campaña en favor de Sala tiene funcionalidad paródica, como banco de prueba para desplegar argumentos contra la justicia y contra el gobierno de Jujuy, que ejerce Gerardo Morales, jefe de la UCR y candidato a presidente. Pelear por Milagro es, para el oficialismo, pelear por Cristina. Pero ningún funcionario ha movido la lapicera para aliviarles la situación. De eso se quejan las dos damas. Coinciden en que ni Alberto ni Sergio Massa han hecho nada para aliviarles la condición. La campaña que lanzan los milagristas esta semana incluye un acampe sin fin en la calles de la CABA, apenas las desocupen las caravanas de campeones. El objetivo es pedir un indulto para Milagro Sala. Como toda la campaña en su favor es una parodia para defender a Cristina, servirá para reabrir el debate sobre un indulto a Cristina. El bastonero de la Tupac Amaru lo dijo con todas las letras: «Le reconozco al Presidente la sensibilidad que tiene con Milagro, porque la visitó cuando estaba enferma, fue a verla al penal aquella vez. Pero lo que nosotros necesitamos, más allá de las declaraciones, son hechos concretos: el indulto». (Alejandro «Coco» Garfagnini, coordinador nacional de la Tupac).

Está en el ADN del peronismo

Alberto ya dijo que nunca firmará una medida así para Cristina. Como siempre hace lo contrario de lo que predica, puede ser una confirmación de que acaricia esa posibilidad. También Raúl Zaffaroni, Luis D’Elia y la llorada Hebe de Bonafini, reclamaron ese gesto del presidente. El artículo 99°, inc. 5 de la Constitución (que le da la atribución del indulto al presidente) tiene jurisprudencia variada.

En 1921 la Corte avaló el indulto de Hipólito Yrigoyen a un ladrón de baja monta. Uriburu indultó a Yrigoyen, y Perón lo indultó a Balbín, los dos sin condena. Cristina tiene condena, como Sala. Es la novedad que puede disparar la inquietud de Alberto en favor de un indulto. Los indultos están en el ADN del peronismo.

Jesús Rodríguez ha recordado que, en una de las discusiones con el menemismo electo en 1989, sobre el adelantamiento de la entrega del poder, uno de los negociadores del peronismo pidió que Alfonsín firmase un decreto de indulto a los exmilitares condenados por delitos aberrantes. Rubén Cardozo argumentó que había que resolver la cuestión militar como lo concebía el peronismo, es decir a través de los indultos. Ocurrió en un despacho del anexo de la Cámara de Diputados. «Terminó la reunión en ese momento», ha recordado Rodríguez. Poco después, Carlos Menem firmó indultos a exmilitares y exguerrilleros. Fte. identidad correntina