¿DEL PARA QUE AL COMO? POR EL ANALISTA POLÍTICO CARLOS FARA
Será poco probable que esto lo logre un pequeño grupo de iluminados porque luego nadie querrá hacerse cargo de los costos
CARLOS FARA. En la mayor parte de los estados dirigenciales argentinos hay un consenso respecto a que para salir del estado de crisis permanente se deben hacer ciertas reformas. Algunos las creen más profundas que otros, y por supuesto está el sempiterno debate sobre sí hay que hacerlo con gradualismo o shock. Al respecto, la presentación del nuevo libro de Macri -«Para qué»- plantea que el paso a paso ya no es viable, y que la sociedad estará ahora más preparada para una «cirugía sin anestesia» (Menem dixit).
Al contemplar todos los factores que pudiesen ponerse en juego en una política de shock, surgiría la necesidad de que se escriba un libro que se denomine «Cómo». Porque si hay algo que (¿casi?) nadie tiene claro en la Argentina es cómo se haría un shock sin que el gobierno de turno se quede a mitad de camino, y estalle la gobernabilidad en mil pedazos. Ahí hay una trampa en el razonamiento respecto a la supuesta madurez de la mayoría social para con un ajuste profundo -cosa que no ponemos en duda a priori-, pero que de todos modos requiere mucho debate. La trampa es que no solo importa lo que tolere la sociedad, sino un sinfín de actores políticos, sociales y económicos, quienes por comodidad prefieren abrazarse al statu quo cual madero perdido en el océano post naufragio.
Empecemos por lo más elemental: ¿cuál sería la coalición ganadora de una política de shock, de modo de que sea sustentable políticamente en el tiempo? ¿por qué esta Argentina -aún más golpeada que la de hoy- aceptaría una reforma del Estado radical, una reforma laboral, etcétera de movida? ¿acaso por el estado de desesperación por salir de la crisis terminal? No parece suficiente.
La alquimia debe integrar a sectores ambiguos, aquellos que dudan salvo que visualicen algún beneficio concreto (¿licuación de pasivos?), o una gran zanahoria (blanqueo total de dólares en el colchón). Por ejemplo, sectores industriales de consumo interno a los que no agrada la apertura de la economía, dado que son los socios predilectos del aumento del poder adquisitivo del salario.
Dado que son grandes batallas, el mandatario de turno deberá mostrar firmeza / liderazgo, astucia, apoyo externo, empatía y saber construir alianzas, porque los boicoteadores internos y externos estarán a la orden del día. Será poco probable que esto lo logre un pequeño grupo de iluminados porque luego nadie querrá hacerse cargo de los costos. Por eso esta agenda de shock deberá empezar por tener alto consenso dentro de -por ejemplo- Juntos por el Cambio, ya que la experiencia de una coalición electoral y parlamentaria por si sola no alcanza.