jueves 28 de marzo de 2024 15:25:02

“DE CALIENTES E IMBÉCILES” IMPORTANTE ARTÍCULO DEL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA

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Los números económicos siguen siendo malos, y varios temen que nunca sean buenos

Por: Carlos Fara.  Más problemas, más tensión, más epítetos. De eso parece estar tratándose la película del oficialismo. El clima interno demuestra preocupación. Los números económicos siguen siendo malos, y varios temen que nunca sean buenos. Y aunque no existe una linealidad economía – voto, no es fácil ser optimista en este marco.

Las cosas no venían bien… y aparecieron los enigmas. Por primera vez en un año y medio –post elección legislativa- hay algo que no encaja. La estrategia del oficialismo era clara y correcta: polarizar con el fantasma de CFK y mantener al peronismo dividido. El resultado electoral no iba a ser para descorchar champagne, pero la probabilidad de triunfo con este descalabro económico, era razonable.

Pero… (Siempre hay un pero) cuando se definen estrategias electorales siempre debería haber un plan B, por disparatado que sea. Es mejor tenerlo a no tenerlo. El cuarto de guerra debe plantearse que el otro va a hacer las cosas bien, no que se va a equivocar con seguridad. Debe imaginar que “los otros también juegan” como dijo una vez un jugador brasileño.

En este caso, aparecieron al menos 2 interrogantes (quizá más): 1) ¿efectivamente CFK va a ser candidata, asegurando la diáspora peronista?, y 2) ¿Y si Lavagna –aburrido, sin carisma, ex ministro kirchnerista, ex candidato radical, con 77 años- se convierte en “la esperanza blanca”? Demasiado viento para un clima tormentoso. Calcular la combinación de ambas respuestas es compleja, porque si la 1 es negativa, la 2 podría potenciarse exponencialmente, lo cual significaría no tener dos rivales destacados en frente, sino 1 potente, y quizá otro testimonial (el kichnerismo más radicalizado, además rechazado por el propio Lavagna). En este nivel de incertidumbre estamos, lo cual inmoviliza al resto de los actores a tomar decisiones más definitivas, mientras se acelera prematuramente la dolarización de carteras. “Todo malismo”.

La respuesta a esos 2 interrogantes hoy le dan al gobierno: CFK positivo, Lavagna negativo. Desde la confederación peronista empezó a inclinarse hacia lo inverso. Con la información que tenemos vemos más probable que ambos se presenten. Pero la decisión final no depende solo de las respectivas voluntades individuales. Por ejemplo, hasta diciembre, el ex ministro seguía siendo una especulación, lo cual tranquilizaba a Cristina. Hoy eso es distinto, lo cual hizo que ella incorpore otras variantes estratégicas. Y ni hablar de la situación minusválida en la que quedaron todos los otros (Massa, Urtubey, Scioli, Solá, Rossi, etc.). Para completar el cuadro, a favor del macrismo se bajó Olmedo. Pero persiste Espert.

Toda esta ensalada hace que quizá a los actores del oficialismo se les escape la lengua. El epíteto de Carrió ya no llama la atención, y esa persistencia a la tensión genera ruidos en el propio público de Cambiemos: ella es honesta, recta, el tiempo le dio la razón, etc., pero no colabora con generar un clima propicio justo cuando el gobierno está errando en lo económico.

La alocución del presidente en el CCK podría denominarse “Macri recargado – escena 3”. Luego del Congreso y el reportaje con Majul volvió para marcar que el cambio (de estilo) está en marcha. Siguiendo la línea de lo que analizamos en las notas “Los colmillos del presidente” y “Sinceri-dad / cidio” dicho cambio no cierra en los espectadores: luce sobreactuado, como una jugada preparada. El punto es el contexto: este marzo es el punto más bajo de aprobación de la gestión en 39 meses. Por lo tanto, la indignación presidencial respecto a los dichos de Lavagna no tiene terreno fértil. Es más: corre el riesgo que su voto blando le responda que “yo también estoy caliente”, pero cargándole la responsabilidad al primer mandatario.

Cuando alguien está ofuscado, lo mejor es no hablarle para no molestarlo, y en todo caso ofreciéndole algo que lo calme (“querés tomar un té?”). No doblando la apuesta a ver quién está más ofuscado.

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