El Papa Francisco cerró su gira por el continente africano con una masiva misa en Bangui, la capital de la República Centroafricana, en la que pidió detener el odio étnico y religioso, la guerra y la violencia en general. Durante la ceremonia y ante unas 30.000 personas, pidió a los centroafricanos que se perdonaran mutuamente y trabajaran juntos por la paz.
“Todo bautizado ha de romper continuamente con lo que aún tiene del hombre viejo, del hombre pecador, siempre inclinado a ceder a la tentación del demonio (y cuánto actúa en nuestro mundo y en estos momentos de conflicto, de odio y de guerra), que lo lleva al egoísmo, a encerrarse en sí mismo y a la desconfianza, a la violencia y al instinto de destrucción, a la venganza, al abandono y a la explotación de los más débiles”, manifestó en el Estadio Deportivo Barthélémy Boganda ante miles de personas antes de partir por la mañana hacia Roma, a donde llegará por la tarde.
El último servicio religioso que ofició el papa antes de partir de vuelta al Vaticano estuvo salpicado, como en sus anteriores etapas, de bailes y cánticos envueltos en los colores de la bandera nacional, que añade el verde y azul a la simbología vaticana. Durante el oficio, el papa reiteró el mensaje central de su visita: “Dialogar con el que es diferente”.
Es necesario, predicó, “perdonar al que nos ha hecho daño, comprometernos a construir unasociedad más justa y fraterna en la que ninguno se sienta abandonado“.
“Ustedes, queridos centroafricanos, deben mirar sobre todo al futuro y, apoyándose en el camino ya recorrido, decidirse con determinación a abrir una nueva etapa en la historia cristiana de su país, a lanzarse hacia nuevos horizontes”, añadió.
Curiosamente, el último gran acto celebrado en este mismo recinto fue un mitin del expresidente François Bozizé días antes del golpe de estado de los rebeldes Séléka (del norte musulmán) en marzo de 2013. Fue ese levantamiento el que desató una espiral violenta que ha enfrentado desde entonces a comunidades de esta confesión y milicias civiles cristianas, la religión mayoritaria en el país.
“La vida eterna no es una ilusión, no es una fuga del mundo, sino una poderosa realidadque nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amo”, agregó el Pontífice, en una de sus últimas intervenciones en ‘Africa antes de volver al Vaticano.
El avión de Francisco llegará a Roma sobre las 18.45 (17.45 GMT) después de haber recorrido tres países en seis días en medio de alarmas por las amenazas a su seguridad, algo a lo que él respondió con humor: “Sólo le tengo miedo a los mosquitos”.
“Todos tenemos que pedir perdón al Señor por nuestras excesivas resistencias y demoras en dar testimonio del Evangelio”, señaló.
“¿Habéis visto, musulmanes? El papa ha llegado a casa”, cantaba a la llegada del pontífice un grupo de mujeres, resguardadas del sol por paraguas y vestidas con ropas de colores personalizadas con el rostro de Francisco que se convirtieron en el uniforme oficial del evento.
“Cristianos y musulmanes son hermanos y hermanas”, dijo Francisco en la capital centroafricana, y recordó que “quienes claman que creen en Dios también deben ser hombres y mujeres de paz”.
El Pontífice se reunió con los líderes musulmanes del barrio PK 5, en una zona que ha sido escenario de violencia sectaria. La visita tuvolugar bajo fuertes medidas de seguridad, garantizada por la fuerza de la ONU en el país (Minusca).
Francisco llamó a la unidad y a no ceder ante “la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa”.
El Papa tuvo agendas cargas en
Kenia, Uganda y Centroáfrica, países en los que fue aclamado por miles de personas.
El papa Francisco durante la multitudinaria misa en el complejo deportivo Barthélémy Boganda, en Bangui, capital de República CentroafricanaCrédito: Reuter