CRISTINA LE HABRIA PROMETIDO A MARTINEZ «PENSAR» EN EXHIMIR DE GANANCIAS EL AGUINALDO
La petit entrevista con Martínez sólo fue posible gracias a la predilección que siente Cristina por el dirigente constructor
Cristina, vos sabés, no tenemos una postura rupturista, lo único que buscamos es que los trabajadores tengan un respiro -dijo el sindicalista-. No te pedimos que modifiques la tablita de las escalas, sólo querríamos que exceptúes de tributar el medio aguinaldo…
-Bueno, veremos, dejámelo pensar… -respondió la Presidenta sin comprometerse a nada concreto, aunque abriendo, sí, la chance de una revisión.
En esos términos fue el intercambio que mantuvieron a solas el martes por la tarde la doctora Kirchner y el dirigente de la Uocra, Gerardo Martínez. Acababa de terminar la convención de la Cámara Argentina de la Construcción que se realizó en el Hotel Sheraton, donde Cristina, en su discurso, bajó la persiana a la posibilidad de exceptuar de Ganancias a los aguinaldos de fin de año alcanzados por ese tributo.
La petit entrevista con Martínez sólo fue posible gracias a la predilección que siente Cristina por el dirigente constructor.
Ajeno a lo que se hablaba en la privacidad de esas cuatro paredes, el sindicalismo kirchnerista, agrupado en la CGT oficialista del metalúrgico Antonio Caló, sintió como una cachetada dolorosa la ratificación presidencial de que no habría exenciones impositivas de ningún tipo, dada la manifiesta imposibilidad del Gobierno para desprenderse de los cuantiosos fondos que le reporta Ganancias.
Se trata de una profunda impotencia, con mezcla de bronca, la de los hombres de la central oficialista, que de verdad creían que la Presidenta les ofrendaría a ellos el triunfo de una concesión exclusiva, dado los esfuerzos de esa central para mantener en el tiempo el papel de contención social que dicen representar.
Sintieron además, producido el anuncio público, que la jefa del Ejecutivo había vaciado de sentido la chance de conceder la audiencia que previamente habían solicitado sus dirigentes aliados para abordar el tema. Apenas si bajaron un tanto los decibeles del fastidio después que Gerardo Martínez informara a sus pares el contenido de su charla con la Presidenta.
La dirigencia gremial, incluidas las centrales alternativas, interpretan que la intransigencia oficial remite en verdad a un capricho personal de Cristina, que contrasta con la actitud mucho más comprensiva que dicen percibir en el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, cuando en privado éstos escuchan los rezongos de la corporación sindical.
«Los números de la situación fiscal determinan que el Gobierno bien podría hacer el esfuerzo de desgravar los medio aguinaldos sin resentir sus obligaciones», dijeron a Infobae voceros oficialistas, que ahora se preguntan qué utilidad podría tener una reunión con la Presidenta cuando todo parece dicho. También les parece en balde reunir al consejo directivo de esa central para analizar un fracaso, que, por estruendoso que sea, no será replicado con ninguna medida de fuerza.
En distinta posición han quedado parados los gremios díscolos del transporte, que ayer protagonizaron una medida de fuerza de corta duración a la que calificaron de casi perfecta, de altísimo acatamiento. Además de un bono navideño de 4 mil pesos, también reclamaron al Gobierno que librara a los aguinaldos de Ganancias, para que el impuesto no se las fagocite.
Entienden al fin que se alcanzaron los objetivos que se habían propuesto de hacerse oír en la Casa Rosada, provocando trastornos en todos los servicios de pasajeros, sin tener que escuchar grandes reproches esta vez del público usuario. Hasta les resultaron inofensivas las previsibles caracterizaciones de paro político formuladas por los funcionarios al referirse a las asambleas simultáneas de 4 a 7 (el eufemismo elegido para no hablar de huelga) en las distintas terminales de colectivos, camiones, trenes, aviones y en las estaciones aeroportuarias.
No sólo juzgaron exitosa la medida por sus repercusiones: todavía no se creen haber podido compatibilizar una medida que demandó superar las mutuas desconfianzas entre varias de las organizaciones convocantes. Concretamente, había reservas sobre cómo jugarían a la hora de la verdad los gremios aeronáuticos y en especial los choferes de colectivos, que durante el último paro general se habían borrado sobre la hora, tras el intenso lobby que ejerció la administración K sobre la UTA.
También consideraban ganancia pura las protestas en algunas líneas del Subterráneo de Buenos Aires, que parecieron plegados a la movida cuando en realidad no estaba en los planes de nadie. Esto, más los inconvenientes ocasionados por un «sugestivo» apagón, hicieron que viajar ayer bajo tierra se transformara en una auténtica pesadilla.
La protesta de los transportistas envalentonó a muchos, empezando por los Moyano. Papá Hugo prometió volver a las pistas con acciones más pesadas. Pablo hijo, en cambio, anunció un paro de camioneros de 24 o 48 horas el mes que viene. El ferroviario Omar Maturano plantea directamente un paro general.
El dirigente trotskista Néstor Pitrola consideró que los gremios del transporte reclamaron unaaspirina para combatir un cáncer y el Gobierno dijo no. Esa reflexión lo llevó a predecir un diciembre muy movido.
Los huelguistas volverán a reunirse la semana próxima para analizar los pasos a seguir. El gran problema es la proximidad de diciembre, un mes sensible en la Argentina si los hay, toda vez que la mayoría de los estallidos sociales que se produjeron en el país durante los últimos años ocurrieron en esa época. Y la mayoría de los sindicalistas, con Moyano a la cabeza, no quisieran quedar asociados a supuestas maniobras disolventes que pongan a Cristina contra la pared.
En medio de este clima suenan algo desafinadas las declaraciones que se escuchan por ahí tratando de incentivar la unidad del movimiento obrero. Sin demasiados fundamentos ni detalles precisos se habla de una reunión anticipatoria de lo que recién se plasmaría en 2015. Medio en el aire, algunos arriesgan un próximo encuentro a la luz pública y la redacción de un documento con una especie de declaración de principios. Pero todo parece verde.
«Algunos se manifiestan por la unidad mientras al mismo tiempo alientan la creación de sindicatos paralelos, como pasa en Ferrocarriles con una organización que buscaría competirle a la Asociación del Personal de Dirección Ferroviaria (Apdfa)». El vocero que esto dijo a Infobae augura por lo menos problemática la vuelta a una sola CGT.Fte.textualinfobae