viernes 22 de noviembre de 2024 20:05:59

POLITICA: Cristina dijo ante Dilma Rousseff que el Estado cumplirá con los pagos de deuda a los tenedores de bonos

La presidente Cristina de Kirchner aseguró que el Estado cumplirá con los pagos de deuda a los tenedores de bonos para «honrar» los compromisos financieros asumidos con los canjes de 2005 y 2010.

«Constituimos el contramodelo de un mundo donde el capital financiero se ha convertido en amo y señor y nos quiere castigar», alertó la mandataria al advertir por el accionar de los fondos buitre.

«Hemos venido pagando puntualmente desde 2005 sin acceder al mercado de capitales, con recursos propios, y lo vamos a seguir haciendo porque vamos hacer honor a nuestro compromiso como país», aseveró durante el cierre de la 18º Conferencia Industrial de la UIA, donde también disertó la presidente brasileña Dilma Rousseff.

La jefa de Estado remarcó que durante su gobierno se constituyó «un contramodelo de las recomendaciones del FMI» y destacó que el canje de deuda lanzado en 2005 «tuvo una quita muy importante».

«Como dijo el expresidente (Néstor) Kirchner dijo vamos a pagar esto porque más no se puede», recordó Cristina.

«Los fondos buitres no se los puede denominar de otra manera. Lo que están haciendo las demandas (contra la Argentina) ni siquiera tienen domicilio en Nueva York, lo tienen en paraísos fiscales, para no pagar impuestos», sostuvo.

Al analizar el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa, dijo que el concepto judicial«par y paso» le exige a la Argentina «una inequidad con el 93% que si aceptó el canje».

«Hemos sido capaces los argentinos de remontar una cuesta, cuando nadie pagaba dos pesos por nosotros. En 2003 éramos parias en el mundo, los ahorristas golpeaban las puertas de los bancos porque se quedan con los ahorros y ahora son el sector de la economía que más crece», completó.

Por su parte, Rousseff dijo que «la integración Brasil y Argentina exige un diálogo permanente entre el gobierno y los empresarios para construir una de las más importantes alianzas en el hemisferio y en el mundo». 

«Una integración en dos países con riquezas naturales, líderes en la producción de alimentos y recursos energéticos sin tener que estar dedicados solo a los comodities ya que hay potencial para industrias de desarrollo. Somos países amigos, democráticos y hermanos», subrayó la jefa del Estado del hermano país.

Cristina Rousseff encabezan el cierre de la conferencia anual de la UIA, que comenzó ayer en el hotel Sofitel, de Los Cardales. Antes de la clausura del evento, las mandatarias se reunieron a solas por espacio de una hora en una habitación del hotel.

Cerca de 1.200 empresarios se anotaron y pagaron para participar del almuerzo. Como los lugares en las mesas no están detalladas, hacen cola para no quedarse sin lugar.

Entre los presentes están los empresarios Eduardo Eurnekian, Jorge Brito, Cristiano Ratazzi, entre otros. También asisten los ministros Carlos Tomada (Trabajo), Julio De Vido (Planificación), y Débora Giorgi (Industria) y los exfuncionarios Alfredo Chiaradía y Miguel Peirano.

Entre los empresarios causó gran satisfacción la concurrencia de Rousseff al evento organizado por la UIA. Un dato: Dilma decidió no concurrir a la reunión de Unasur el próximo viernes, ni a la asunción del nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, y sí a esta reunión instaurada por una entidad privada, un gesto que le llama la atención a los propios brasileños. «Esto es una clara muestra que Brasil quiere consolidar el vínculo con la Argentina», comentaba un importante empresario del vecino país al tiempo que señalaba que su Nación indudablemente es el líder de la región.

En tanto, ayer a la noche el ministro de Planificación, Julio De Vido, y la de Industria,Débora Giogi, cenaron con Fernando Pimentel y otros funcionarios brasileños donde se mezcló el trabajo, una buena comida y música argentina con un bandoneonísta. Si bien no fue un encuentro de trabajo, los problemas bilaterales fueron nuevamente conversados como lo habían hecho Giorgi y Pimentel durante una hora antes de sus presentaciones.

Los temas de mayores dificultades en la relación bilateral se concentran en el nuevo marco automotriz que debe estar concluido para mediados de 2013, donde de alguna manera Brasil, con una actitud diplomática y cordial, sigue dejando como mensaje que sería mejor que Argentina no fabricase automóviles.

Se trata de una vieja postura, casi se diría histórica, donde Brasil siempre quiso que Argentina se concentre en la producción de productos primarios, posición es sostenida por los poderosos industriales paulista.

En tanto, Argentina, y más aún bajo la gestión de Néstor Kirchner y ahora de su esposa, está dispuesta a defender a ultranza la industrialización. No en vano ayer De Vido insistió con que desde que se instaló el modelo kirchnerista la industria fue el sector más beneficiado; y en este marco demostró que en el plan quinquenal 2015-2018, anunciado semanas atrás con el beneplácitos de los empresarios, se van a invertir $ 680 mil millones en distintas obras de infraestructura, requisito indispensable para que el sector crezca.

Al respecto, los funcionarios argentinos, siempre en un ambiente amable y cordial, que Brasil también se especializó en el desarrollo de productos primarios. Un ejemplo el vecino país desplazó a la Argentina como productor cárnico y avanza como uno de los mayores productores de soja.

Otro de los puntos críticos es el textil, donde Argentina suele imponer trabas a las importaciones. Sin embargo, las rispideces en este punto se suavizan entre ambos países por la fuerte competencia de China. «Es el enemigo común», sostienen.

Ya desde temprano comenzó a llegar todo el personal de presidencia para una jornada que se espera bastante larga para ambas Jefas de Estado. Algunos aventuran que incluso podría haber algún tipo de anuncio que involucre a ambos países.

Finalmente, existe un consenso generalizado que trajo alivio a empresarios brasileños, que es que Argentina tiene la intención de solucionar el problema con los fondos buitre, situación que preocupaba especialmente a la gestión de Rousseff porque si el Gobierno insistía en su postura inflexible de no acatar el fallo de la justicia de EEUU ponía a Brasil en una situación incómoda.