jueves 28 de marzo de 2024 16:04:03

JUSTICIA: Muerte por encargo.Asesinos a sueldo

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ARTICULO PRODUCIDO POR EL DR. HUGO LOPEZ CARRIBERO PARA EL MULTIMEDIOS PRTSMA
Hace pocas horas se conoció la noticia, sumamente inquietante.
El delincuente estacionó la moto arriba de la vereda y cruzó caminado la
calle con tranquilidad. Así se acercó a un hombre bien vestido que salía
de un garage y le disparó fríamente a quemarropa por la espalda cinco
tiros mortales. Tres le pegaron en la espalda y dos en la cabeza. Luego,
el asesino escapó.

El escenario tuvo lugar en Capital Federal. La víctima era de nacionalidad
colombiana y el asesino, un sicario profesional.

Un sicario o asesino a sueldo es una persona que mata por encargo a cambio
de un precio o de una promesa remuneratoria.

Es una figura conocida por el derecho romano que reguló especialmente su
condena penal, por la particular crueldad con que se conducían estos
asesinos.

Su nombre proviene de la sica, puñal o daga pequeña, fácilmente ocultable
en los pliegues de la toga o bajo la capa de los antiguos romanos.
Su actividad estuvo vinculada en principio a la política, actuando en las
asambleas populares, particularmente durante el peregrinaje al templo,
cuando apuñalaban a sus enemigos (contrarios políticos de sus amos o
simpatizantes -cliente- de ellos) lamentándose ostensiblemente después del
hecho para escapar de la detención. Literalmente sicarius significa
“hombre-daga”.

Los tiempos han cambiado, y se inventó la pólvora, y con ella las armas de
fuego. Así la actividad de los sicarios pasó a ser más efectiva.

Hay varias hipótesis de trabajo para los investigadores, la más firme es
la que apunta a una venganza en el marco del narcotráfico.

Pero aquí es importante destacar una circunstancia, los narcos no matan,
los que maten son los sicarios, es decir los asesinos a sueldo, y eso es
lo preocupante.

Los sicarios no forman parte de la banda que comercializa droga, los
narcotraficantes, jamás permitirían que un sicario ingrese a su
organización.

El código penal establece la pena de prisión perpetua para el que mata
(sicario), así como también para quien encarga el crimen.

Pues cuando el móvil del delito es el lucro, es mayor también la
degradación moral del autor y la ley ha tenido presente esas
circunstancias para hacer más severo el castigo. Tan responsable es el
ejecutor de la muerte como el que paga el precio u ofrece la promesa
remuneratoria.

La peligrosidad del sujeto llega al extremo de la delincuencia; su brazo
de arma para producir un daño, movido por el lucro, por el pago en el
acto, o la promesa de cumplir ese compromiso con posterioridad.

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