INTERNACIONAL: Líderes del mundo coinciden que es necesario que cese la violencia en Libia
Horas después de que los rebeldes tomasen la práctica totalidad de la capital Libia, aunque aún a la espera de poder determinar el paradero del coronel Muamar el Gadafi, los principales líderes de la comunidad internacional han reaccionado casi al unísono y han emitido una cascada de declaraciones con las que evidencian su posicionamiento tanto en lo referente al conflicto libio como en la escena política internacional. El presidente estadounidense, Barack Obama, que se encuentra de vacaciones en Massachusetts, ha dicho en un comunicado grabado que «el régimen de Gadafi está acabado y el futuro de Libia pertenece al pueblo».
Casi todos coinciden en lo básico: es necesario que cese la violencia. Barack Obama ha instado a Gadafi a «abandonar el poder de una vez por todas para así evitar más víctimas». Solo durante la jornada de ayer murieron más de 1.600 personas durante los enfrentamientos entre las fuerzas aliadas de Gadafi y los opositores libios, según informaron fuentes estatales. «La forma más segura de acabar con el baño de sangre es simple: Muamar el Gadafi necesita reconocer que su mandato ha llegado a su fin», ha dicho Obama, que, de forma paralela, ha urgido a los rebeldes a liderar la transición democrática del país.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, se ha expresado en términos similares durante la tarde del lunes. Ban ha considerado «crucial» que el conflicto termine y que no haya más pérdidas de vida» durante un mensaje realizado desde la sede de la ONU en el que también se ha comprometido a prestar «toda la asistencia posible».
El Gobierno europeo también se ha expresado en términos similares. Los presidentes de la Comisión y del Consejo europeos, José Manuel Barroso y Herman Van Rompuy, respectivamente, han emitido un comunicado conjunto en el que, además de urgir al líder libio a aceptar su derrota y marcharse, han subrayado el «momento histórico al que está llegando la búsqueda de libertad por parte de los libios. Por otra parte, la Comisión Europea, a través de su portavoz para Asuntos Exteriores, Michael Mann, ha confirmado que las sanciones contra Libia solo serán levantadas cuando los expertos que envíe la UE lo estimen oportuno. También ha añadido que la UE tiene «planes para el periodo pos-Gadafi. Unas medidas que se concretarán, según dicen, en «ayuda humanitaria, apoyo al establecimiento de una democracia con elecciones libres y la constitución de instituciones, así como el fomento de una sociedad civil y de la creación de fondos para la recuperación económica». Su jefa, la Alta Representante Catherine Ashton, mantiene contacto tanto con la UE como con la ONU.
Varios líderes europeos han repetido el mensaje emitido por el Gobierno comunitario. Angela Merkel, canciller alemana, ha ido más allá y ha abogado por la creación «antes de lo posible» de estructuras políticas que posibiliten la transición a la democracia y aseguren que el dinero del que todavía dispone el líder Muamar el Gadafi se destine a estos fines.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha pedido a las fuerzas progubernamentales que aún resisten en las inmediaciones del palacio presidencial de Trípoli a que «se entreguen a las autoridades legítimas del país» y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, le ha pedido a Gadafi que «ahorre más sufrimiento y que desista de cualquier inútil resistencia ahora que los rebeldes han entrado en Trípoli y controlan la mayoría de la capital». Ha añadido que el Consejo Nacional de Transición y todos los combatientes libios «están coronando su aspiración de una nueva Libia democrática y unida y que tienen al Gobierno italiano de su lado». Berlusconi también ha pedido al Gobierno de los rebeldes que se abstenga de cualquier venganza contra miembros del ya casi extinto Gobierno libio.
David Cameron, primer ministro británico, ha incidido en la necesidad de respetar los derechos humanos, idea que comparte con el presidente del Gobierno provisional rebelde, Mustafá Abduljail, que ha amenazado con dimitir del cargo si se siguen produciendo lo que él mismo ha calificado de «actos de venganza».
En el continente vecino, la Liga Árabe (que participó en la misión de la OTAN en la que se impuso una zona de exclusión aérea en Libia) ha expresado su «total apoyo a los rebeldes libios» a través de su secretario general, Nabil al Arabi. Turquía, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, ha asegurado que «Libia debe servir de lección para los líderes de la región». En la embajada de Argelia, dos empleados izaban esta mañana la bandera de los rebeldes libios en el patio de la citada legación y en Jordania, Naser Judeh, ministro de Asuntos Exteriores, ha asegurado estar «observando de cerca los rápidos sucesos en Libia, a la espera ver una transición rápida y pacífica en el poder».
Discrepancias
Las declaraciones realizadas por altos mandatarios de Venezuela y Rusia han contrastado con lo expresado por la amplia mayoría de la comunidad internacional. Ayer, el presidente venezolano Hugo Chávez denunció «la masacre imperialista» que estaban perpetrando «los Estados Unidos y sus aliados de Europa». Chávez hizo referencia al bombardeo de hospitales, colegios y residencias y aseguró que se está cometiendo una masacre con «el fin último de hacerse con las riquezas petroleras del país africano».
Rusia, por su parte, ha instado a la comunidad internacional a «no interferir en los asuntos de Libia», a través de su ministro de Exteriores, Konstantín Kosachov, que añadió que «a juzgar por las informaciones, la situación de Gadafi ha pasado el punto de no retorno». El Kremlin ha tenido que incidir en que «nunca dará asilo asilo ni al dictador libio ni a sus hijos». Desde el inicio del conflicto libio, Rusia ha adoptado una posición neutralidad. Fte.elpais.com