sábado 23 de noviembre de 2024 00:10:17

INTERNACIONAL: Otro escándalo sexual salpica Strauss Khan

Viejos fantasmas que en su tiempo importunaron a Dominique Strauss-Kahn saltan ahora de nuevo para morder de verdad a un político desacreditado de golpe ante el planeta entero. La prensa francesa ha desempolvado el caso, algo confuso, de la escritora y periodista Tristan Banon, que acusa también al aún director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) de haber querido forzarla sexualmente.La historia se remonta a 2003, cuando Banon concertó con el político una entrevista en París para un libro que tenía pensado escribir. «Su piso estaba vacío, casi sin nada», explicó, años después, en 2007, en un programa de televisión.

Banon, que pintó a Strauss-Kahn como «un chimpancé en celo», continuó así relatando la escena: «Quiso que le diera la mano, porque decía que lo que iba a contarme era muy íntimo; de la mano pasó al brazo, y así…».

La entrevista, según Banon, acabó con los dos tirados en el suelo, peleándose. «Yo le daba patadas, él me desgarró el sujetador e intentaba bajarme el pantalón vaquero». Banon no denunció los hechos cuando, según ella, ocurrieron, en 2003. Tampoco en 2007, cuando se limitó a referirlos en un programa de televisión. Su madre, Anne Mansouret, consejera regional por el Partido Socialista del departamento de Eure, le aconsejó entonces que no lo hiciera para no estigmatizarse entre periodistas o políticos. Pero ahora, según ha explicado en varios medios, se arrepiente del consejo dado a su hija.

De hecho, ayer Banon anunció, a través de su abogado, David Koubbi, que está pensando en presentar la denuncia pertinente. Si lo hace, DSK contará con un embrollo judicial más aguardándole en París.

A este respecto, el abogado de la periodista recuerda que los hechos no han prescrito.

Desde el entorno de Strauss-Kahn ya achacaron todo a una venganza debido a DSK se negó en su tiempo a que la entrevista origen del embrollo figurara en el libro que preparaba la periodista.La historia se remonta a 2003, cuando Banon concertó con el político una entrevista en París para un libro que tenía pensado escribir. «Su piso estaba vacío, casi sin nada», explicó, años después, en 2007, en un programa de televisión.

Banon, que pintó a Strauss-Kahn como «un chimpancé en celo», continuó así relatando la escena: «Quiso que le diera la mano, porque decía que lo que iba a contarme era muy íntimo; de la mano pasó al brazo, y así…».

La entrevista, según Banon, acabó con los dos tirados en el suelo, peleándose. «Yo le daba patadas, él me desgarró el sujetador e intentaba bajarme el pantalón vaquero». Banon no denunció los hechos cuando, según ella, ocurrieron, en 2003. Tampoco en 2007, cuando se limitó a referirlos en un programa de televisión. Su madre, Anne Mansouret, consejera regional por el Partido Socialista del departamento de Eure, le aconsejó entonces que no lo hiciera para no estigmatizarse entre periodistas o políticos. Pero ahora, según ha explicado en varios medios, se arrepiente del consejo dado a su hija.

De hecho, ayer Banon anunció, a través de su abogado, David Koubbi, que está pensando en presentar la denuncia pertinente. Si lo hace, DSK contará con un embrollo judicial más aguardándole en París.

A este respecto, el abogado de la periodista recuerda que los hechos no han prescrito.

Desde el entorno de Strauss-Kahn ya achacaron todo a una venganza debido a DSK se negó en su tiempo a que la entrevista origen del embrollo figurara en el libro que preparaba la periodista.

Más allá del caso en sí, su sintomática aparición a las pocas horas de la detención de Strauss-Kahn demuestra hasta qué punto su figura política se debilita día a día en Francia. La prensa francesa recuerda con cierta profusión su fama de mujeriego imparable. Sus afines lo reducen a una capacidad comprobada de seducción. Pero algunos testimonios describen a un hombre con problemas para relacionarse con mujeres, incapaz de refrenarse y que rozaba con frecuencia el acoso.

Mientras, militantes y seguidores socialistas próximos a Strauss-Kahn siguen manteniendo, aunque cada vez con menos fuerza, cierta teoría del complot o de una conspiración, nacida, en un principio, de la mera incredulidad y de lo inverosímil de la situación. Bernard Tapie, el conocido y polémico empresario y exministro francés, amigo de Strauss-Kahn, lo expresó así el domingo: «¿Cómo imaginar que un señor con ese poder, con esa inteligencia, con tantos problemas y tantas cosas que hacer puede abalanzarse así sobre una camarera?».

Por la rendija de esa pregunta que aún no tiene respuesta lógica se han colado ciertas hipótesis que aluden a que el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido objeto de una trampa con objeto de desacreditarle de por vida. ¿Los causantes? En principio, según los favorables a esta teoría, todo el mundo: el mismo entorno del FMI, la derecha de Sarkozy para quitarse de encima un enemigo o la izquierda, por idéntica razón.Fte.elpais.com, Foto de internet