EL MINISTRO DE ECONOMÌA FINALIZA UNA SEMANA DIFÌCIL DEBILITADO Y CON MUCHOS FRENTES ABIERTOS
Además de los embates que recibe por las tarifas y la negociación con el Fondo Monetario, el principal problema que enfrenta el ministro es la falta de resultados
A una semana del pedido fallido de renuncia al subsecretario Federico Basualdo, el ministro de Economía aún está tratando de asimilar el golpe. Martín Guzmán procura de dar vuelta la página y volver a mostrarse en acción. El viaje junto al Presidente a Europa la semana que viene tiene básicamente ese objetivo. Y el respaldo del vocero del FMI, Jerry Rice, también le juega a favor al menos para sostenerse en medio de las críticas del kirchnerismo duro.
Además de los embates que recibe por las tarifas y la negociación con el Fondo Monetario, el principal problema que enfrenta el ministro es la falta de resultados. La inflación no baja del 4%, los niveles de pobreza están en torno al 45% y se perdieron 1,5 millones de empleo. El canje de deuda tampoco tuvo el resultado esperado, con un riesgo país que resiste en niveles de 1.500 puntos básicos, dejando a la Argentina totalmente al margen de los mercados internacionales.
La deuda con los organismos internacionales es sólo uno de los temas calientes que deberá atender Guzmán en lo inmediato. También aparece la necesidad de bajar la inflación lo más rápido posible. Es la única manera para que los salarios empiecen a recuperar terreno perdido. El objetivo es llegar a un segundo semestre con aumentos salariales ya acordados en paritarias, pero coincidiendo con una inflación que debería bajar a niveles de entre 2% y 2,5% para que se sienta un efecto positivo. La posible postergación de las PASO y las elecciones legislativas podría contribuir para ganar un poco de tiempo, pero no parece algo decisivo ni mucho menos.
Guzmán no sólo no pudo avanzar con el acuerdo con el FMI como estaba previsto para estos meses. Tampoco logró llevar adelante el ajuste tarifario como lo había planificado ni cumplir con las metas establecidas en el Presupuesto 2021, que ahora desconocen los legisladores de su propio partido
El ministro además descree de los congelamientos de precios y restricciones de todo tipo que busca imponer la secretaria de Comercio Interior, Paula Español. Pero es poco lo que puede hacer, ya que se trata del ADN kirchnerista desde los tiempos de Guillermo Moreno. En la reunión que la CGT mantuvo ayer con Alberto Fernández se insistió con la necesidad de “avanzar rápido” con el congelamiento de 120 productos de la canasta básica hasta las elecciones.
Tiene serios problemas para avanzar con la ejecución del Presupuesto 2021, al que siempre definió como su hoja de ruta. Aunque el Congreso le votó que los subsidios debían permanecer constantes en términos de PBI ahora los legisladores de su propio partido se arrepintieron. El aumento de 9% en las tarifas de luz es totalmente insuficiente y eso provocará un fuerte aumento de los subsidios económicos. Lo que todavía nadie explicó es cómo se financiará ese agujero adicional de las cuentas públicas: con emisión monetaria o con más deuda del Tesoro en el mercado interno.
Guzmán está dispuesto a resistir, aunque no se sabe muy bien con qué objetivo. El arco se corre todo el tiempo y lo que debía girar alrededor de un acuerdo de largo plazo con el FMI ya habría quedado postergado para fin de año o directamente el 2022.
Pero aunque el ministro ya no cuenta con su bendición, si algo tiene claro Cristina Kirchner es que no sería fácil reemplazarlo sin generar un cimbronazo cambiario. Guzmán consiguió, eso sí, estabilizar la brecha cambiaria en torno a 60% y se alejó de la zona crítica, cuando había superado el 100% en octubre del año pasado. Lo hizo a fuerza de endurecer aún más el cepo y de vender parte de los dólares que ingresan por la super cosecha. La desconfianza se paga caro y a esta altura casi es un detalle quién ocupa el ministerio de Economía. Para los mercados, en este caso calza perfecta un viejo refrán: “Más vale malo conocido…”. Los reemplazos en el universo kirchnerista, por lo general, nunca son para mejor.Fte. Infobae