CUARENTENA: “CUANDO TU ÙNICA HERRAMIENTA ES UN MARTILLO»
“Ley del Martillo”, la cual sostiene que los seres humanos estamos dotados de un sesgo cognitivo que nos induce a querer solucionar cualquier problema con aquello que mejor manejamos
POR SANTIAGO TULIÀN. Abraham Maslow escribió en su libro “The Psychology of Science”- la psicología de la ciencia- (1966) una frase que se tradujo de la siguiente manera: “Supongo que es tentador pensar que, si la única herramienta que tienes es un martillo, puedes tratar cualquier cosa como si fuera un clavo.”
Al escribirla, Maslow dio nacimiento a la denominada “Ley del Martillo”, la cual sostiene que los seres humanos estamos dotados de un sesgo cognitivo que nos induce a querer solucionar cualquier problema con aquello que mejor manejamos. Una suerte de instinto primario en donde la comodidad cobra un rol trascendental: como soy hábil con algo, la solución a los problemas la voy a encontrar utilizando aquello en lo que tengo mayor facilidad; contrariamente, si amplío el espectro de posibilidades me veré más limitado, dado que tendré que utilizar herramientas probablemente más eficaces pero con las cuales soy menos dotado. Parece convincente, ¿verdad? Arreglarse con lo que se tiene a mejor disposición. Sin embargo, ese razonamiento es demasiado precario y fuerza a la persona a estancarse, pues por miedo a no aprender una solución diferente se queda inmovilizado frente a una ecuación compleja al verse impotente de resolverla con la respuesta fácil que había aprendido. Se paraliza porque la situación no amerita la utilización del martillo, sino de una lógica más abarcativa e integral que desconoce.
Estamos a la espera de un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que, entre otras cosas, supondrá un “toque de queda” (prohibición o restricción, establecida por instituciones gubernamentales, de circular libremente por las calles o permanecer en lugares públicos, salvo en los casos de excepción y/o urgencia). Esta medida, como se describió precedentemente, conlleva una supresión de la libertad individual; es decir, se trata de una política altamente restrictiva de uno de los derechos más elementales que la humanidad ha logrado conquistar. Por su excepcionalidad, no hay dudas que debe ser tratada en el Congreso de la Nación, poder institucional que hace a la conformación del Sistema Republicano, conocido también como sistema de “frenos y contrapesos” (se lo denomina de esa manera dado que si bien quien gobierna es uno, el ejecutivo, los otros dos, el legislativo y judicial, son una especie veedores institucionales que vienen a ponerle límites al gobierno central, así como también los tres se controlan recíprocamente). La “Necesidad” y “Urgencia” que exige el artículo 99 inciso 3 de la Constitución Nacional, se refiere a escenarios en donde exista una imposibilidad por parte del Congreso de sesionar, en cuyo caso se le habilita una facultad que no es natural al Poder Ejecutivo: la de legislar. ¿Acaso existe una imposibilidad concreta que impida a los legisladores sesionar? Si hace meses que las sesiones se venían dando en un marco mixto de virtualidad de una parte y presencialidad de otra minoritaria, ¿Por qué de repente no podría darse esta misma situación para tratar una medida de tal magnitud?
Por otro lado, el argumento brindado por el gobierno nacional para establecer el toque de queda, que según trascendió será desde las 23: 00 hs hasta las 6: 00 hs, es la desactivación de los aglomeramientos nocturnos, cuyo principal blanco son los adolescentes y adultos jóvenes. Acorde al gobierno, la subida de casos se debe principalmente a lo que la juventud realiza por las noches. Lo que el gobierno omite mencionar es que, si el principal problema son las popularmente denominadas “fiestas clandestinas” o la falta de cumplimiento de protocolos por parte de bares o boliches, entonces debería reevaluar a sus organismos de control para reacomodar estos desfasajes. La lógica utilizada por la Casa Rosada es restringir la libertad de la ciudadanía para evitar la realización de actividades que siempre estuvieron prohibidas, lo que conlleva una conclusión contradictoria. Las fiestas clandestinas y las aglomeraciones incontrolables nunca estuvieron permitidas por la DISPO, por lo tanto, y siguiendo esta lógica paternalista que utilizó el Presidente de la Nación durante todo el manejo de la pandemia, quien falló fue el gobierno en su control y no la ciudadanía en su accionar; y ahora, para enmendar su propio error, propone coartar la libertad de los habitantes, lo que supone restringir el derecho de personas responsables y personas irresponsables. Aun omitiendo la lógica paternalista utilizada por nuestros mandatarios, si la idea es penalizar a las personas que no tomaron recaudos a lo largo de la DISPO, lo único que están logrando con esta medida es penalizar a quienes sí se cuidaron. La respuesta fácil.
La cuarentena fue una herramienta muy eficaz para cuando la pandemia recién arrancaba, en donde reinaba el miedo y la incertidumbre y la tolerancia ciudadana para realizar el confinamiento era alta, pero ahora no estamos frente al mismo problema: con la vacuna a metros de distancia, sin demasiado miedo al virus y con la paciencia agotada, no se puede pretender que el remedio ya utilizado vuelva a dar respuestas positivas.
Quizá no sea necesario despojarse del martillo, sino integrarlo con otras formas de razonamiento e interpretación para lograr soluciones más amplias e inclusivas ante problemas más complejos.