CONTINUIDADES Y RUPTURAS POST PANDEMIAS POR EL CONSULTOR POLÌTICO CARLOS FARA
Si a Alberto le va mal, el problema también lo tiene CFK, ya que son una sociedad política para la opinión pública
Algún día la pandemia terminará. La Argentina y el mundo pasarán a ser un gran hospital de posguerra en lo económico y social. Este año será inolvidable para muchos de nosotros, por cómo afectará nuestras vidas y nuestros entornos materiales personales. Si la humanidad aprenderá algo de esto o no, no lo sabemos. Como dijimos en las columnas de las dos semanas previas, esto puede afectar mucho nuestras hojas de vida, no necesariamente la historia universal.
Pero algún día se dará por etapa superada la fase álgida de la viralización, aunque los especialistas repetirán de por vida que debemos ser cautelosos y seguir teniendo ciertas prevenciones. Las sociedades en algún momento dan vuelta la página respecto a ciertas cuestiones y siguen para adelante, inspiradas por la frase bíblica: mientras hay vida, hay esperanza (Eclesiastés 9:4-6).
¿Cambiará la pandemia, la dinámica de la política argentina una vez concluida? ¿Qué puede ser distinto y qué podría seguir igual? Para responder esas preguntas hace falta identificar primero qué había pre pandemia, para luego especular con qué podría modificarse. En esto cabe señalar dos planos: el de la opinión pública y el del proceso político.
En el plano de la opinión pública, teníamos a un presidente que llega con bajas expectativas por: 1) conciencia de que la situación económica es muy difícil, 2) que no se resuelve de la noche a la mañana, y 3) que AF no iba a tener viento de cola. Ergo, sin euforia la vara es baja. Ese contexto le daba más margen y podía estirar la paciencia social, con una sociedad que en su mayoría premia la moderación.
En cuanto al proceso político, lo previo a tener en cuenta era:
- Proceso inédito desde 2015: desde el triunfo de Macri con el PRO, hasta la peculiar candidatura de Alberto, pasando por el primer balotaje de la historia, hay muchos elementos sin tradición.
- El regreso de la política: las dos fórmulas más votadas en 2019 fueron resueltas por decisiones políticas, no electorales.
- La oferta importa tanto como la demanda: la unificación de la confederación peronista fue clave para el triunfo del FdT.
- Empieza un nuevo ciclo de opinión pública, con un giro al pragmatismo y los resultados: tal como ocurrió en 1989 y 2002, luego de fuertes crisis la sociedad pide hechos y una conducción política firme.
- El mensaje del electorado fue “cambio sí, pero que nadie se sienta dueño de todo”: esto expresan los resultados electorales del año pasado, en donde la foto final de la elección presidencial fue más ajustada de lo imaginado en las PASO.
- AF equilibrista: todo su mandato va a estar bajo el sino de las dos tensiones, la económica y la política, esta segunda derivada del carácter variopinto del frente electoral.
- El tema central era la economía: demás está decirlo que el gran mandato es que Alberto vuelva a “prender la economía”.
¿Qué seguiría igual?
- Los conflictos internos entraron en cuarentena, pero volverán al otro día porque lo que no cambia es la matriz de origen del FdT: en este sentido, en donde se observa alguna duda sobre la manera en que AF está manejando la crisis, vuelven los tironeos políticos.
- La opinión pública tolera cosas con la pandemia que no las va a tolerar luego: en esto se le debe prestar mucha atención a los matices con que la sociedad va procesando este fenómeno inédito.
- Va a ser un escenario muy difícil todo el mandato: sobre llovido, mojado, la Argentina arrastraba una crisis descomunal, y esto no hace más profundizarla.
- Alberto va a intentar la moderación todo el tiempo: es una característica derivada del rol de equilibrista, si bien siempre será un interrogante cuál es el verdadero Alberto, las circunstancias en todo caso lo limitan severamente.
- Si a Alberto le va mal, el problema también lo tiene CFK, ya que son una sociedad política para la opinión pública: el error sería pensar que si uno se condena, el otro se salva. Cuando al número 1 le va mal, el electorado en general traslada su mirada oscura sobre el conjunto de la clase política, y viceversa. Así sucedió en anteriores oportunidades.
- En el corto plazo la Argentina no tiene back up: aunque parezca mentira AF lleva solo 4 meses de mandato y hace 6 era confirmado como presidente en las urnas. Es muy poco tiempo y ya tiene un sino fatal. Más allá de la crisis sanitaria, el mandato seguirá siendo el económico, y sobre esto recordemos que Macri pierde su reelección por la mala evaluación económica. Por lo tanto, no hay alternativa de corto plazo.
¿Qué podría ser diferente?
Acá se pueden apuntar al menos 3 factores para colaborar con las proyecciones:
- El problema es mundial, ergo eso es una dispensa a Alberto: es más difícil que el parámetro de opinión pública sea igual de severo como cuando una crisis se produce por impericia del presidente de turno.
- El default ya no es solo un problema de AF: como dijo la economista Carmen Reinhart, https://www.clarin.com/economia/carmen-reinhart-veia-crisis-economia-mundial-depresion-30-_0_nKw65tFRZ.html, el mundo estará repleto de quiebres empresariales y defaults soberanos y familiares. Mal de muchos, consuelo de tontos, diría el refrán. Lo cierto es que la mejor manera de esconder un elefante es dentro de una manada.
- Depende cómo termine la película de la pandemia, ya que la crisis económica va a ser prolongada de todos modos. Al respecto cabría identificar tres escenarios: a) la Argentina termina mejor que el promedio regional, b) termina igual, y c) termina peor. Cada uno de ellos tendría derivaciones bastante distintas en la práctica política y la percepción.
Para no aburrir a los lectores, vamos a analizar esas derivaciones la próxima semana (sí, yo también soy aspirante a guionista de Netflix).