lunes 20 de mayo de 2024 00:39:50

LA SALUD VS LA ECONOMÌA: ¿ES POSIBLE ATENDER AMBAS CUESTIONES?

Como se ha señalado en reiteradas oportunidades en este medio, el accionar del presidente en cuanto a decretar la cuarentena resultó muy oportuno y evitó lo que podría haber sido una catástrofe en el sistema sanitario

POR SANTIAGO TULIÀN. A lo largo de estas semanas se ha dejado entrever que nos encontramos frente a una dicotomía: salud o economía. Resulta evidente que, en caso de existir dicha dualidad, el Presidente puso todas sus fichas en el sector sanitario.

Según estiman de diversas consultoras económicas, entre ellas “Economía y Regiones”, la caída del PBI argentino será muy similar al de la crisis 2001/2002. La explicación es sencilla: la situación económica y financiera de nuestro país era muy endeble previo al coronavirus, y con la aparición de la pandemia los cuadros que ya presentaba se acrecentaron notoriamente por la falta de actividad.

Muchas empresas ya se empiezan a endeudar para pagar sueldos y otras están planteando garantizar los puestos de trabajo sin goce de sueldo, una situación muy delicada.

El principal instrumento del que se vale el gobierno nacional es la emisión de moneda, pues de esa manera pretende estimular el consumo para que se satisfaga, aunque sea, la demanda de alimentos por parte de una población que verdaderamente no sabe cuánto tiempo va a estar encerrada. 

Sin hacer un juicio de valor sobre dicha medida, es evidente que la emisión de papel moneda va a ser un paliativo que, esperemos, no provoque un alza generalizada en los precios- se sostiene que como el consumo en general cayó la emisión monetaria no impactaría tanto sobre los precios y a ello hay que sumarle los estrictos controles de precios, los cuales permiten que momentáneamente los precios no se disparen-. 

Si uno se permite mirar más allá y con cierto grado de optimismo, puede apreciar que una vez finalizada la crisis sanitaria la economía estará en un grave riesgo de colapsar. Es, sin lugar a dudas, un momento crítico que esperemos no alcanzar.

Si bien la situación económica preocupa la cuestión sanitaria provoca esperanza: según los comentarios de diversos especialistas en la salud la curva de contagios parece haberse aplanado.

Como se ha señalado en reiteradas oportunidades en este medio, el accionar del presidente en cuanto a decretar la cuarentena resultó muy oportuno y evitó lo que podría haber sido una catástrofe en el sistema sanitario.

No es casualidad que esté tan pendiente de lo que le expresa el jefe de gobierno de la Ciudad y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, quien está teniendo reuniones periódicas con intendentes del Conurbano. Es que saben que en el desafortunado caso de que el virus penetre en el “Conurbano profundo” los sistemas sanitarios se van a desbordar en cuestión de segundos.

Supongamos el caso de La Matanza: es un municipio que cuenta con alrededor de 3.500.000 de habitantes, de los cuales un 45% se encuentran en la línea de la pobreza con lo que ello implica: falta de acceso a viviendas dignas, falta de cloacas, agua potable, calles asfaltadas y, por sobre todas las cosas, un sistema de salud muy deficiente y deteriorado. Sobre este último punto es que quiero enfatizar. Al día de hoy el municipio de La Matanza cuenta con 3,6 camas cada mil habitantes, en contraste con la Ciudad de Buenos Aires, que cuenta con 7,2 camas cada mil ciudadanos. Claro està el presupuesto del gobierno de la ciudad de Buenos Aires es mucho mayor.

Imaginémonos por un momento lo que podría pasar si la cuarentena se levantase y una persona se contagia de coronavirus. Estamos hablando de un virus que tiene una alta tasa de contagio, de entre 3.5 y 4 por cada contagiado.

La cantidad de personas infectadas superaría a las naciones más golpeadas y ante la carencia de un sistema de salud que pueda acoger a semejante demanda el número de fallecidos sería exorbitante. Vale resaltar que al día de hoy La Matanza es el municipio con mayor cantidad de infectados en la Provincia con 35 casos (2 fallecidos, 8 recuperados y 230 descartados) y cuenta con 142 casos denominados “sospechosos”, lo que indica que la preocupación sobre el daño que podría provocar el virus en dicho municipio no es infundada.

En síntesis, es cierto que tenemos un problema económico muy severo que en caso de desatenderse podría provocar una caída muy profunda del PBI, lo que implica acrecentar significativamente los niveles de pobreza, indigencia y desempleo, pero también es certero afirmar que ante una flexibilización de la cuarentena la salud de la población, y en particular del Conurbano, se verían en un serio peligro que tendría como resultado el fallecimiento de miles de personas.

No se equivoca el presidente al estar alerta por la situación sanitaria y por eso no dudó en convocar a diversos expertos de la salud para que lo ayuden a sobrellevar a este virus.

Lo mismo debe hacer con la economía, llamando a economistas de todas las ideologías para que le lleven propuestas y programas económicos que le indiquen qué es lo que debe hacer para evitar un colapso económico de una magnitud comparable, justamente, con la de una pandemia.