LA RENUNCIA DE CHRISTINE LAGARDE AL FMI NO DEBERÍA TENER MAYORES DIFICULTADES
Para el Gobierno nacional, la salida de Christine Lagarde de la presidencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) no debería tener mayores dificultades
Sin embargo, en la próxima crisis que debió enfrentar el Gobierno de Mauricio Macri, demostró que la autoridad de Lagarde no alcanzaría para ayudar a la Argentina. Fue en abril pasado, cuando los mercados locales e internacionales volvieron a azotar al peso argentino; con una nueva corrida cambiaria que amenazó con demoler todo el débil andamiaje cambiario electoral del Gobierno de Mauricio Macri. Desde Buenos Aires se insistía en la necesidad de que el FMI liberara parte de los dólares del stand by para que desde Hacienda y el Banco Central se pudieran utilizar divisas para combatir corridas cambiarias como único mecanismo posible para estabilizar la tormenta local. Eran tiempos en los que el dólar aumentaba al mismo ritmo que caía la imagen del Gobierno en las encuestas. En la sede del organismo en Washington nació una resistencia irreductible: la del número dos en el orden de poder, el norteamericano David Lipton. Este economista, de origen demócrata y heredero ideológico de Anne Krueger (en parte responsable de la baja de pulgar hacia el país en 2001), se oponía militantemente a violentar el artículo VI de la carta orgánica del FMI, donde se explicita que “ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”. Se habilitó allí el “teléfono rojo” entre Macri y Trump, quien a su vez envió a Mnuchin a presionar a Lipton. Este finalmente firmó la rendición, y firmó el permiso para que el país disponga de unos u$s6.000 millones para contener eventuales corridas cambiarias, con un límite diario de u$s250 millones, inaugurando la etapa actual de nueve semanas y media de estabilidad cambiaria y alza de Macri en las encuestas.
La gestión transitoria de Lipton y su afinidad con el caso argentino podrá se evaluada rápidamente. En días el board del FMI tendrá que reunirse nuevamente, para evaluar el segundo desembolso del año pactado con el país, por unos u$s5.400 millones. Con este dinero la Argentina se garantizará que llegará a las elecciones presidenciales sin problemas de pago de vencimientos. Suponen en Buenos Aires que no deberían haber mayores dificultades, y que para fin de julio el dinero ya estaría en las reservas del Banco Central. Si esto no sucede, sería un cambio radical en la relación entre el país y el organismo.Fte. Textual Ambito