COINCIDENCIAS DEL CÍRCULO ROJO Y EL FENÓMENO LAVAGNA POR CARLOS FARA
Es cierto dice Fara, que un tercio del electorado es “NoNo” (“no me gusta lo que hace Macri, pero no quiero que vuelva Cristina), lo cual indica que existe demanda para una tercera opción
Por: Carlos Fara. Los consensos de opinión que sobrevuelan en un espacio social son muy importantes más allá de que se cumplan o no las profecías: los actores inmersos maduran decisiones en función de esos consensos; de modo que si los consensos de opinión son erróneos, la mayoría se equivoca. Cito un solo ejemplo: la creencia de que Cafiero le ganaba a Menem la interna justicialista de 1988. El consenso se construía sobre bases equivocadas, y por eso hubo un “batacazo” (N. de la R: en la consultora que yo trabajaba en ese momento estimábamos que si los afiliados iban en masa a votar, el triunfo del riojano era irreversible).
Esto da la pauta de que los “círculos bien informados” muchas veces se equivocan tanto como cualquier ciudadano de a pie, simplemente porque tener más información no significa procesarla correctamente, y además parten de una serie de prejuicios como cualquiera.
Dicho esto ¿cuáles son los consensos en el “círculo rojo”?
- Pese al desastre económico, Macri puede ser reelecto;
- Cristina sería candidata a presidenta y es la opositora con más votos;
- El peronismo no K todavía no levanta suficiente temperatura para ser opción;
- Massa es el que más posibilidades tiene de ser cabeza de ese espacio;
- Nadie cree en (ni quiere) outsiders;
- El gobierno no conforma a nadie;
- Muchos disconformes del poder real en la Argentina piensan en Lavagna como algo posible y potable;
- 2019 va a ser otro año malo económicamente;
- No hay optimismo de corto plazo sobre el país;
- La Argentina como proyecto colectivo no entusiasma, más allá del corto plazo.
Son 10 consensos. Hay otros, pero estos me parecen los más importantes. Cómo se verá, no son muy novedosos (a sabiendas de que muchos lectores de esta columna forman parte del círculo rojo, aunque no lo sepan), pero marcan los parámetros de los que toman decisiones y de lo que influyen en los que las toman.
Al ser poco novedosos, se potencia la profecía autocumplida, ya que la manada opera en función de esas “certezas”. La mente tiene a proyectar a partir de las tendencias pre existentes. Dicho esto, me voy a detener en el punto 7: la opción Lavagna.
Para que una opción política cobre cuerpo necesita reunir una constelación de poder o una corriente de opinión pública que motive a que se conforme dicha constelación. No es cierto que el modelo top – down haya desaparecido porque ahora la que ordena es la demanda y no la oferta política (otra ingenuidad conceptual en boga): todo tiene sus matices. En todo caso cierto que un tercio del electorado es “NoNo” (“no me gusta lo que hace Macri, pero no quiero que vuelva Cristina), lo cual indica que existe demanda para una tercera opción. Si después la polarización la diluye es otro tema.
Es interesante visualizar la ecuación que desata una hipótesis política: podría existir constelación de poder satisfecha, pero una demanda electoral insatisfecha, lo cual promovería que la opción electoral se conforme (1995). Sin embargo, constelación insatisfecha sin demanda electoral correspondiente, no tendría futuro. Lo que se debe advertir es que si la constelación insatisfecha es grande, es muy probable que sea concomitante con un registro social acorde.
Pongámosle nombre y apellido: si grandes conglomerados empresariales + pymes + algún grupo mediático + sindicatos creen que esto no va a ninguna parte, y los consultores de opinión pública advierten demanda insatisfecha voluminosa, lo más probable es que se muevan piezas. Si logran o no convencer a una figura que sea el contenedor de esa masa crítica, es donde hoy está el dilema.
Esto no se va a resolver en el corto plazo por varias razones, entre otras porque “el contenedor” va a querer ver el escenario con más detenimiento antes de tomar una decisión, y porque hay compañeros de ruta que no van a bajar sus aspiraciones fácilmente. Esto tiene al menos 2 efectos negativos: 1) algunos de la constelación de poder se desaniman si no ven novedades o certezas, y 2) demora el proceso de ordenamiento político necesario y la acertada instalación en la opinión pública, facilitando la estrategia de los 2 actores electorales más grandes. El que quiera romper inercias requerirá de mucha paciencia y habilidad de orfebre.