Desde el 6-1 de España, el DT se cerró sobre su propio círculo de colaboradores, con los que arribó a conclusiones que ya venían bosquejando. «Esto es lo que hay», abren los brazos, sin ironías: creen que no hay por fuera de los habituales convocados futbolistas que otorguen satisfacción garantizada, como esos productos de acción mágica que ofrece la TV de trasnoche. Ni el ruido mediático -largamente amplificado esta semana con el caso de Armani- ni los gritos de los hinchas en las canchas les mueve el amperímetro. ¿El «anárquico» Dybala? Estará, más allá de su última no convocatoria, para ser una carta a usar desde el banco. ¿Kranevitter? Juega solo a veces en la liga rusa, capital insuficiente para desbancar a dos pesados aun en horas bajas como Biglia y Mascherano. Pero más allá de los nombres, lo que Sampaoli no sabe cómo remediar es el partido mental: en ése, dice, las heridas no están cerradas. Advierte que la capacidad para levantarse tras un golpe es mínima: la remontada en Quito fue una excepción firmada por el poder de Messi. El caso Higuaín es el mejor ejemplo: fue convocado de vuelta, se le dio titularidad y confianza, y el goleador volvió a fallar en lo suyo ante Buffon y De Gea. ¿Cómo cambiar esa corriente negativa? Cri, cri, cri.
Afirma Sampaoli que los esquemas tácticos son relevantes solo cuando hay que defender, para dotar al equipo de un orden necesario. Es entonces que le da importancia al 3-3-1-3, 4-2-3-1, 4-4-2 o 4-3-3, los que usó desde que dirige la selección… «Números teléfonicos», diría su admirado César Luis Menotti, que hay que marcar para marcar. El asunto es que ahora, en la inminencia del compromiso mayor, una parte del cuerpo técnico machaca sobre un dogma: «Los mundiales se ganan cerrando el arco». El primer paso fue establecer una línea de 4 defensores, que hasta la gira de marzo solo se había utilizado contra Perú en la Bombonera. Algo que les agrada a los jugadores: ellos se sienten más seguros de esa forma, aunque el cambio signifique establecer el balance del equipo unos cuántos metros más atrás. Incluso Messi (¡Messi!) prefería que contra España jugaran juntos Biglia y Mascherano en el eje del medio campo, una fórmula que funcionó en Brasil 2014 pero que ahora ya no alcanza: el propio partido reafirmó en el cuerpo técnico la sensación de que habrá lugar solo para uno de ellos. Y será Biglia. Allí nace la duda: ¿Biglia y?
Crece la opción de Giovani Lo Celso. Apenas 4 partidos en la mayor le alcanzaron al rosarino para completar el formulario de Sampaoli: le ve mejor pase de salida, capacidad para asociarse y energía para hacer un recorrido como el que la posición exige. La veta pragmática del DT también tiene oídos: «Tenemos que aceptar que acá somos todos normalitos y un extraterrestre. Y jugar siendo conscientes de eso», deslizó uno de los referentes en aquella madrugada de derrota en Madrid. Todos tomaron nota.
«Lo verdaderamente importante sucede cuando la competencia está encima», dijo esta semana Menotti, que charla seguido con Sampaoli, sin perder de vista el valor que representa lo bueno que se haya acumulado en el camino. Pero nada influye más que lo que se pueda crear en la antesala de la función principal. «Vamos a estar bien», abre los ojos un integrante del cuerpo técnico, apostando al efecto grupo: serán cuatro semanas de trabajo y amistosos (dos en Argentina y uno en Israel) antes del debut ante Islandia, el 16 de junio en Moscú. Mucho antes, el 14 de mayo, Sampaoli dará la lista de 35 convocados que exige la FIFA, aunque él pretende que ese mismo día los 23 que irán a Rusia ya lo sepan.
Las esperadas cuatro semanas, que arrancarán el 21 de mayo en Ezeiza, serán más importantes para la Argentina que para España, Brasil o Alemania, por ejemplo: el tiempo vale más para quien tiene mucho trabajo por delante. En estos días, el hombre que más esperanzas le infunde a Sampaoli quedó con su equipo fuera de la Champions League: que el cuerpo de Messi llegue a Rusia con algunos kilómetros menos de los supuestos es otro granito de arena en la bolsa de ilusiones.
55 jugadores citó Sampaoli en su ciclo. Entre ellos, varios debutantes, como Mauro Icardi, Gio Lo Celso, ‘Papu’ Gómez y Willy Caballero.
10 partidos suma la etapa de Sampaoli, con cuatro partidos por eliminatoria sy seis amiasrosos. ¿El balance? Cinco victorias, tres empates y dos derrotas, con Nigeria (4-2) y España (6-1).
9 partidos jugaron Di María y Otamendi, los futbolistas con más presencias. Luego, banega, con 8. Messi estuvo en 6 encuentros.Fte. textual LaNación.com