sábado 23 de noviembre de 2024 05:31:56

RISPIDO DEBATE ENTRE LOS ASPIRANTES A OCUPAR LA JEFATURA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

0012886660«¿A quién vas a votar?», preguntó con demasiada ironía Mariano Recalde. «A mi espacio, el socialismo, la UCR y la Coalición Cívica», respondió Martín Lousteau. El presidente de Aerolíneas Argentinas desoyó la respuesta y ensayó una propia: «¡Vas a votar al PRO!».

Horacio Rodríguez Larreta, sentado ente ambos, miraba pasar la chicana delante de sus narices.«¿Estás o no en el frente ‘Cambiemos’?», volvió a insistir Recalde. Ahí sí intervino el jefe de Gabinete porteño: «A mí no me preguntaste pero yo voy a votar a Mauricio Macri». El líder del PRO, sentado en la segunda fila de la tribuna, se recostó sobre el asiento y lanzó una carcajada, la enésima de un debate áspero entre los tres principales candidatos a jefe de Gobierno porteño que por momentos se sacaron chispas.El primero en embarrar el juego, de entrada, había sido Recalde, el candidato del Frente para la Victoria. Pero la primera carta que mostró apenas se sentó en su atril, a la izquierda del panel y a la derecha de la pantalla, no fue contra ninguno de sus dos contrincantes, sino hacia uno de los dos moderadores. «Propusimos una enorme cantidad de debates en distintos canales, el único que se aceptó fue acá en TN. Decidimos aceptarlo, incluso con un conductor que tiene afinidad con un candidato, con una hija en la lista de ECO«, lanzó el presidente de la aerolínea estatal. La alusión a Marcelo Bonelli y su hija, postulante a legisladora en la lista de ECO, enmudeció a las decenas de dirigentes, funcionarios, asesores y periodistas que desde pasadas las 4 y media de la tarde se agolparon en el estudio que «A Dos Voces», de la señal TN, le pidió prestado a «Periodismo Para Todos».

El conductor del ciclo, donde se desarrolló el último debate, a una semana y media de las elecciones porteñas, ni siquiera pestañeó. El que recogió el guante fue Lousteau, el candidato que lleva en su nómina a Bárbara, hija del conductor.

«¡Lo que acabas de hacer con la candidata nuestra es machismo!», devolvió. El murmullo en el público quedó tapado apenas minutos después por la algarabía de los dirigentes kirchneristas, que rieron con ganas ante la nueva ofensiva de Recalde. «Eso no es machismo, es imparcialidad, el machismo también genera inseguridad y vos sobre eso deberías saber muy bien», lanzó, en obvia referencia, según interpretaron todos los invitados, a un viejo y polémico amorío del ex ministro de Economía, publicitado en su momento hasta el hartazgo.

El golpe, casi por debajo de la cintura, pareció presagiar un debate violento, en el que a pesar de las chispas y de pases de facturas dominó la cordura.

La discusión giró en torno a cuatro temáticas: «Seguridad, Justicia y Derechos Humanos», «Desarrollo Urbano, tránsito, transporte y vivienda», «Desarrollo Social, Educación y Salud» y «Autonomía porteña y relación con Nación». Lousteau blanqueó su estrategia de entrada, de acuerdo a lo que sus asesores habían anticipado. Polarizar con Rodríguez Larreta, en línea con lo que emanan las encuestas, y alcanzar el ballottage. El plan de Recalde, en cambio, consistió en plantear dos proyectos, «dos modelos de país», con la idea de incluir en ese otro bando al ex ministro de Economía y al jefe de Gabinete porteño bajo el paraguas de la «alianza entre Macri, Sanz y Carrió». El resultado fue el de dos candidatos, Lousteau y el presidente de Aerolíneas, contra uno, Rodríguez Larreta. Aunque durante varios pasajes, como al comienzo, fueron el candidato de ECO y el del Frente para la Victoria los que se enredaron en discusiones, álgidas por momentos.»A Larreta le conviene eso», decía por lo bajo uno de los colaboradores del ex ministro. La pelea del ex ministro es por acortar la brecha y pasar fortalecido a la segunda vuelta. Lo de Recalde pasa por nacionalizar la elección. La inquietud, en caso de un escenario de ballottage entre el del PRO y el de ECO, es hacia dónde migran los votos K.

Las tribunas estuvieron atiborradas de dirigentes de primera línea que aplaudieron y hasta gritaron en varios pasajes del debate. Carlos Tomada, Andrés «Cuervo» Larroque, Leandro Santoro, Víctor Santa María, Santiago Carreras, Nilda Garré, Gabriela Cerruti, Juan Cabandié, Eduardo Epszteyn, Carlos Figueroa y Carlos Heller fueron algunos de los que acompañaron a Recalde desde el oficialismo.

Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Francisco Quintana, Marcos Peña, Gabriela Michetti, Diego Santilli, Guillermo Montenegro, Miguel De Godoy, Néstor Grindetti, Fernando de Andreis, Jorge Grecco, Daniel Chain, Hernán Lombardi y Néstor Grindetti respaldaron a Rodríguez Larreta, seguido de cerca por su mujer, Bárbara Diez.

Ernesto Sanz, Lucas Llach, Roy Cortina, Graciela Ocaña, Fernando Sánchez, Matías Méndez, Rodolfo Terragno y María, hermana de Lousteau, fueron los que llegaron con el ex ministro. Elisa Carrió –los tres precandidatos presidenciales del frente «Cambiemos» coincidieron en los estudios de TN- solo pasó a saludar: le bastó para causar revuelo en el canal.

Además de la inseguridad, el acceso a la vivienda, la educación y el transporte, uno de los principales cruces fue cuando se detuvieron a analizar los números de la mortalidad infantil, una discusión planteada por Lousteau, tal vez el único punto en el que Rodríguez Larreta pasó un momento de zozobra. El candidato de ECO le enrostró un aumento en las cifras de la mortalidad infantil y el déficit en los hospitales porteños. El jefe de Gabinete PRO respondió, por el contrario, que durante los dos períodos de gestión macrista la situación había mejorado respecto a los antecesores. Hubo gritos en las tribunas. Fue el único pasaje en el que Rodríguez Larreta se mostró más débil.

El otro punto más discutido fue el relacionado con el transporte, en especial con los subtes.Mientras el candidato del PRO se obsesionó con ensalzar las líneas de Metrobus y la incorporación a futuro de más de 300 vagones con «aire acondicionado», destinados, según él, a disminuir las frecuencias, Recalde machacó con los famosos kilómetros de subterráneos prometidos en su momento por Macri. Fue uno de los tramos que el presidente de Aerolíneas Argentinas ocupó para defender la aerolínea de bandera. Lousteau, por su parte, aprovechó para denostar al Gobierno porteño por la compra de trenes «chatarra» a Europa.

Al ex ministro de Economía le recordaron durante varios tramos su pase por el Gobierno K.Recalde lo tildó como el funcionario «que menos duró». Rodríguez Larreta, en cambio, le enrostró que cuando asumió el ministerio avaló los avisos publicitarios «atacando» al campo, en minutos en los que los abultados presupuestos para propaganda se pusieron sobre el tapete. Fue ovacionado por los dirigentes del PRO.

Macri aprobó con una indisimulable sonrisa. Además, el jefe de Gabinete porteño les quiso obsequiar a sus contendientes una suerte de acta rubricada por el ex presidente de Boca Juniors en la que se habría comprometido en caso de llegar a la Casa Rosada a dotar de plena autonomía a la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo con el traspaso de la Policía Federal, uno de los puntos en el que hizo hincapié el PRO durante la discusión.

Hacia el final de la grabación, tuvieron tiempo para dispararse con munición gruesa. Lousteau le flameó a Larreta una búsqueda en la web en la que, según dijo, habría encontrado varias denuncias por corrupción contra su gobierno y su figura. Macri miró a su candidato desde las gradas y le hizo el gesto de responder la acusación. Después se trenzaron en una reñida disputa sobre el pasado de algunos de ellos -Recalde lo azuzó al ex ministro por su paso en el Banco Provincia y a Larreta por el eventual uso por parte del PRO del aparato estatal para promover su postulación-, y sobre la gestión de la aerolínea estatal.

Macri llegó último, cuando casi todos estaban ubicados en la tribuna. Lo hizo acompañado de Michetti. El precandidato presidencial había adelantado una visita a Lanús para presenciar el debate, que despertó un inusitado interés por parte de los acompañantes de los tres postulantes. El líder del PRO estuvo atento, con un papel en su mano, y fatigó en varios momentos el oído de su secretario general, Marcos Peña.

Desde el frente ECO, el más efusivo fue Fernando Sánchez, compañero de fórmula de Lousteau, que lo asistió durante los cortes. Desde el kirchnerismo, Epszteyn, Cerruti y Cabandié fueron los más alborotados.

Sanz, otro de los presidenciables, siguió el debate callado. Solo susurró por momentos con Terragno. Y destacó la intervención de Lousteau cuando habló del presupuesto educativo del PRO. «Cuando se dedica a eso sale el mejor Lousteau», dijo por lo bajo a un puñado de asesores, que buscaron calmar a un ex ministro por momentos desmedido. Llach, compañero de binomio del mendocino, aprovechó el último corte para abandonar el estudio: casi nadie notó su huida.

El rector de la Universidad Católica Argentina, monseñor Víctor Manuel Fernández, y el de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri, siguieron la discusión de costado, sentados alrededor de una pequeña mesa.

Detrás de cámara, hubo de todo. Gritos, pero efusivos saludos entre dirigentes de diversos sectores, como Montenegro con la embajadora Garré o el diputado Larroque. El ministro de Justicia y Seguridad porteño, que en el anterior debate había descollado con una furiosa corbata rosa, esta vez probó con una más sobria: llevó una corbata Versace azul con vivos dorados, propiedad de su ex colega Ariel Lijo. Ninguno de los tres candidatos, en cambio, vistió corbata.

La que esta tarde sí no pasó desapercibida fue Michetti: la grabación se demoró varios minutos porque un par de fotógrafos ubicados delante de ella le impedían ver bien. Hubo unos segundos de tensión. La situación fue disipada raudamente por la producción, que reubicó a los reporteros. «Es el país que tenemos», murmuró la candidata a vicepresidente, por lo bajo. Casi nadie escuchó su queja.

Antes del debate, los jefes de campaña de los tres candidatos se habían reunido cuatro veces. La primera, un mes atrás. La última, en la tarde del martes. Desde el Frente para la Victoria hubo un planteo trascendental, que fue evacuado positivamente por la producción del programa: que la agencia de noticias Télam estuviera presente.