POLITICA: El Jefe de Gabinete analiza nuevas medidas económicas
Recorte de subsidios, acuerdos de precios, mayores impuestos a bienes suntuarios, como el que se proyecta para los autos, motos, aviones y embarcaciones de lujo; un plan de obras públicas; medidas para contrarrestar la pérdida de competitividad de la economía argentina y un ajuste cambiario que se juzga imprescindible. Ése es el menú que están analizando en el gobierno para avanzar en los próximos días.
En este sentido, ayer, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, tuvo una serie de encuentros con el ministro de Economía, Axel Kicillof; la ministra de Industria, Débora Giorgi, y los subsecretarios de Coordinación y Gestión del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, y de Obras Públicas de la misma cartera, José López, para analizar el curso por seguir.
Sin brindar demasiados detalles, Capitanich informó de las reuniones por Twitter y luego emitió un comunicado en el que dio algunas pistas: allí se habla del desarrollo de obras energéticas y de infraestructura, de acciones para promover las inversiones y de la integración de cadenas de valor. Pero no será lo único.
Los nuevos funcionarios ya tomaron algunas medidas para paliar la situación económica, pero se mantienen en silencio sobre su plan para frenar la salida de reservas y contener la presión sobre el dólar, las dos mayores urgencias en el corto plazo.
«Nada de lo que se anunció está mal, pero es un punto de partida. Son medidas insuficientes o de efectos transitorios», opinó el economista Pedro Rabassa, de la consultora Empiria.
«Los acuerdos de precios, por ejemplo, en el mejor de los casos pueden tener un efecto benéfico cuando se lanza un paquete de cosas. Son un buen complemento para otro tipo de medidas, y estamos todos esperando ver cuáles son», apuntó Rabassa.
El viernes, Capitanich acordó con empresarios trabajar en las cadenas de valor de las distintas industrias, prometió financiamiento para los sectores que más lo requieran y propuso nuevos acuerdos de precios. A simple vista, nada muy distinto de lo que intentaba imponer el renunciado secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El Gobierno ya venía trabajando en líneas de crédito subsidiadas con su Plan del Bicentenario y con las líneas a tasa fija que el Banco Central impuso a los bancos.
«Históricamente -según el economista Francisco Gismondi- un acuerdo de precios es útil cuando se quiere implementar un plan y con eso bajar la inercia inflacionaria. Si no termina el acuerdo y los precios saltan, como pasaba con Moreno. Si tengo un plan, hasta tanto se perciba que viene en serio, tengo que tener algún tipo de acuerdo para que no me mate mi propio plan.»
Como parte de la iniciativa para contrarrestar la inercia inflacionaria, el Gobierno también prepara una renovación del desacreditado Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), presentar un nuevo índice de precios más creíble y volver a la carga con el recorte de subsidios. Ya hace dos años la Presidenta, Cristina Kirchner, había intentado hacerlo con la denominada «sintonía fina», pero debió dejarlo tras el primer accidente de tren en la estación de Once. Claro que, ahora, los economistas advierten que, para que la eliminación de subsidios tenga un impacto fiscal significativo, deberían convalidarse alzas de tarifas de hasta 100% en algunos casos.
Para Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein & Asociados, el principal desafío de la política económica es empezar a corregir las distorsiones de precios relativos, lo que incluye al dólar y las tarifas, sin que se acelere la inflación. «Esto -dice-, montado sobre una tasa de inflación que corre al veintipico, y que en los últimos dos meses del año se aceleraría con la suba del precio de la carne y las autorizaciones de subas de precios que dejó firmadas el ex secretario de Comercio.»
Se espera que, como parte del plan para mantener a raya la inflación y darles sentido a los acuerdos de precios, el Gobierno también busque actuar sobre las paritarias, algo que ya deslizó entre sindicatos amigos. «Con menos caudal político, con una tasa de devaluación que se aceleró y con alguna recomposición tarifaria en el intento de acotar la incidencia de los subsidios en el presupuesto, todo el esfuerzo deberá recaer en el manejo de las paritarias, de modo tal que las ganancias de competitividad y presupuestarias sean efectivas y no se trasladen únicamente a un nivel de inflación más alto», opinó Dal Poggetto.
En el cortísimo plazo, no obstante, los economistas coinciden en que el Gobierno deberá hacer algo para resolver el problema cambiario. Sólo en la semana pasada, el dólar oficial escaló 12 centavos, a $ 6,09, y el Banco Central perdió más de US$ 900 millones de reservas, prácticamente lo mismo que resignó en la primera quincena del mes.
El Gobierno acaba de anunciar que enviará el Congreso un proyecto para aumentar los impuestos internos para los bienes suntuarios: autos, aviones, motos y embarcaciones. Según los cálculos de los economistas privados, la salida de divisas por este concepto no supera los US$ 800 millones al año. «Es un impuesto que busca desmotivar determinados consumos, aunque también aumenta la presión fiscal; ya estamos quintos en el mundo, y superando el 40 por ciento del PBI», dijo el tributarista César Litvin.
Por ahora, el BCRA estuvo tratando de achicar la brecha cambiaria acelerando la devaluación del dólar oficial e interviniendo en forma indirecta sobre el mercado paralelo, vendiendo bonos en dólares. Pero afirma el economista Javier Alvaredo, socio de la consultora ACM, «cuanto más lenta sea la corrección cambiaria, se necesitará una tasa de interés más alta para equilibrar el mercado monetario».
Capitanich confirmó ayer que este fin de semana largo continuarán las reuniones de trabajo con otros ministerios y hay expectativa en el ambiente económico y empresario sobre que pueda hacerse algún anuncio concreto pasado mañana, cuando el jefe de Gabinete, Kicillof y su par de Planificación, Julio De Vido, participen de la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción.Fte.lanacion