ECONOMIA: Argentina no se merece semejante castigo
Artículo producido por Víctor A. Beker Director del Centro de Estudios de la Nueva Economía Universidad de Belgrano.
La Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York emitió un fallo condenando a Argentina a pagar 1.470 millones de dólares a dos fondos buitres -NML Capital y Aurelius- confirmando la sentencia en primera instancia del juez Griesa. Esto es, pagar el 100% del valor de los bonos en poder de los referidos fondos que habían rechazado participar en la reestructuración de la deuda.
De esta manera, se reabre imprevistamente la cuestión de la deuda externa que parecía saldada tras el canje de 2005 y el posterior de 2010, con los que se había logrado regularizar el 93% de la deuda en default.
El fallo resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la posición argentina estaba respaldada por muy sólidos argumentos:
*Quienes no habían ingresado al canje constituían una minoría recalcitrante frente al 93% que había aceptado las propuestas de Argentina.
* Argentina se comprometió en los canjes anteriores a no dar a nadie un trato mejor que el aceptado por la inmensa mayoría de los acreedores. Por lo tanto, acceder al requerimiento de los fondos buitres sería violatorio de su compromiso ante la inmensa mayoría de los acreedores.
* La posibilidad que una ínfima minoría obtenga por vía judicial un tratamiento preferencial respecto al resto de los acreedores sienta un nefasto precedente para todo proceso de reestructuración de deudas, tal como el de la deuda griega y chipriota o eventualmente de cualquier otro país.
Este último argumento fue incluso esgrimido por el gobierno de Francia en su presentación ante la Cámara de Apelaciones el 26 de julio pasado.
Sin embargo, pese a estos y otros argumentos bastante contundentes en contra de las pretensiones de los fondos buitre la Cámara de Apelaciones falló en contra del gobierno argentino.
¿Cuál fue el argumento determinante de la Cámara para fundar su fallo?
Que “Argentina pública y repetidamente anunció su intención de desafiar cualquier fallo de esta Cámara con el cual no esté de acuerdo”.
Efectivamente, las autoridades argentinas señalaron en reiteradas oportunidades que nunca pagarían un centavo a los fondos buitres. Lo único que uno no puede hacer en un juicio es declarar a priori que va a desconocer el fallo si le resulta desfavorable. Pero Argentina lo hizo y los abogados de la parte argentina así lo reconocieron en el juicio.
Sólo una impericia de semejante calibre explica el fallo en contra.
Respecto al argumento de que este fallo puede sentar un peligroso precedente para futuras reestructuraciones de deuda, la Cámara remarcó el carácter “excepcional” de este caso por tratarse de un “deudor recalcitrante”, señalando que difícilmente pueda encontrarse un caso similar en el futuro. Es decir, lo que la Cámara señala es que es altamente improbable que haya otro gobierno que, frente a un juicio de este tipo, declare a voz en cuello que no acatará el fallo si no le favorece.
El anuncio de la reapertura del canje que se hace ahora podría haber terminado el juicio si se hubiera hecho antes del fallo del juez Griesa. Incluso podría haber logrado un fallo favorable de la Cámara si se hubiera llevado a cabo inmediatamente después de conocido el fallo en primera instancia.
Hoy se trata de un gesto desesperado para lograr que la Corte Suprema de EE.UU. interceda en el caso. Apelar hoy a Dios para enmendar los errores cometidos parece ser el único recurso que le queda al gobierno argentino.
El país no se merece esto.