JUSTICIA: Todavía no encuentran al prófugo Ricardo Jaime
Jaime no pudo ser localizado en sus domicilios de Córdoba y de Puerto Madero, en el Complejo Terrazas del Dique, donde compró un piso casi al mismo tiempo que lo hizo quien era su jefe formal, el ministro de Planificación, Julio de Vido.
Por la tarde se supo su decisión de convertirse técnicamente en un prófugo, cuando a través de su abogado, Andrés Marutián, anunció que no se presentaría a derecho porque en su particular visión entiende que la decisión de Bonadío “no está firme” y por lo tanto podía ignorarla. Esta decisión extrema también confirma que la decisión del juez tomó por sorpresa al Gobierno y al propio Jaime que no pudo preparar una respuesta más elegante.
El enojo fue visible en Marituán, quien advirtió incluso a Bonadío en tono de amenaza, que los jueces que quisieron apartarse del Gobierno en los finales de ciclo no terminaron de buena manera. “En la historia judicial argentina es típico de muchos magistrados que han intentado cruzar El Jordán en ciertos momentos políticos que eran propicios para purificarse de sus conductas anteriores. Muchas veces la correntada se llevó a varios de los aspirantes”, afirmó el abogado.
El pedido de detención de Jaime llegó en el peor momento de la relación entre la justicia y el Gobierno, que sancionó hace meses una reforma judicial diseñada por el camporista Julián Álvarez y frenada en los tribunales, que apuntaba a controlar a gusto el nombramiento y remoción de los magistrados.
Esta embestida puso en crisis el sistema de relaciones con el fuero federal que el kirchnerismo usufructuó durante una década, en la que nunca avanzaron seriamente causas contra los integrantes del Gobierno. Detrás de la famosa reforma federal lo que se esconde fue la torpe ambición de los camporistas de concentrar la interlocución con los jueces. Una movida que el propio ministro de Justicia, Julio Alak, en la intimidad nunca acompañó porque intuía los gravísimos costos que podría acarrearle al Gobierno.
«Nosotros nos pasamos 10 años cuidándoles las espaldas y ahora resulta que vienen por nosotros», dijo indignado uno d elos magistrados de mayor peso del fuero federal.
Las primeras consecuencias de la errada estrategia de Cristina no tardaron en llegar. Desde que lanzó su iniciativa de aspiración fundacional, la Casa Rosada sólo recibió malas noticias de Tribunales. Desde la caída del 7D de la ley de medios, el amparo para impedir la expropiación de la Sociedad Rural y la propia demolición de la reforma judicial, a los fallos contra la Anses y el cepo cambiaron, que incluyó sugestivas burlas a la «decada ganada».
Pero hoy la pelea subió un escalón en intensidad. Hasta ahora los fallos venían a derribar decisiones políticas y administrativas. Hoy la pelea pasó al plano mucho más delicado del derecho penal y por primera vez se decidió privar a un funcionario de su libertad ambulatoria.
Bonadío no es además cualquier juez. Es un peronista de larga trayectoria que supo ser el segundo de Carlos Corach, cuando este ocupaba la Secreatría Legal y Técnica y empezaba a concentrar la relación con el mundo judicial.
Hombre del poder, con fluídos contactos en el peronismo su audaz decisión habla acaso más del clima de fin de ciclo que cualquier análisis político.Fte LPO