domingo 24 de noviembre de 2024 05:43:53

963x0_634384Por Carlos Fara: Pocos recordarán que este fue el titulo de un gran film que protagonizó Al Pacino en 1979.

Trataba sobre un abogado que se enfrentaba a una justicia corrupta. Ahora parece ser el título de la película que quiere protagonizar CFK.

Como ya lo mencionamos varias veces en esta columna, el gobierno iba a seguir con su política estratégica de desacralizar “vacas sagradas”: todo lo que suene a corporación iba a ser puesto en la mira. Ya le pasó a los militares, la Iglesia, las empresas de servicios públicos, las AFJP, el PJ, los medios de comunicación, etc.

En segundo lugar, el oficialismo toma grandes títulos de difícil rechazo para establecer reformas, con lo cual complica el accionar de los opositores.

Veamos datos de nuestra encuesta de marzo (cuando aún no se sabían las características de la reforma que iba a impulsar CFK):

  • El 55 % está de acuerdo con que el poder judicial debe ser democratizado;
  • El 52 % no cree que la justicia sea independiente de las corporaciones;
  • El 92 % está a favor de que los jueces paguen el impuesto a las ganancias;
  • El 59 % está de acuerdo con que los jueces sean elegidos por el voto popular como el presidente y los legisladores.

Esto significa que la oposición va a tener que dar una fuerte batalla para esclarecer a la opinión pública sobre lo que ellos entienden son las verdaderas razones del kirchnerismo para apoyar las 6 leyes presentadas, ya que de movida la gente cree que algo había que hacer con el tercer poder.

El problema que se presenta es siempre semejante: a los opositores les cuesta instalar debates mostrándose propositivos; el gobierno luego saca reformas que juzgan incorrectas; ergo deben oponerse. Resultado: el oficialismo sigue siendo el que quiere cambiar cosas, frente a opositores que lo rechazan.

A todo esto no ayuda para nada la actitud de algunos medios enfrentados con el gobierno, que solo le dan volumen a las críticas furibundas, desdibujando el espacio dedicado a las propuestas alternativas y al debate sereno. Es decir, obligan a jugar en blanco y negro. Y eso no es lo que quiere la sociedad: hoy el 57 % no quiere identificarse ni como oficialista, ni como opositor; 11 puntos más que en noviembre post 8-N. La sociedad se quiere distender, pero no la dejan.

Qué va a pasar? Dado que al gobierno se le trabó la arremetida contra Clarín, tuvo que correr la mira hacia la justicia. Como toda corporación, seguramente  generará anticuerpos, dando lugar a recursos de amparo y dictando las tan aborrecidas cautelares. El debate se llevará el mes de abril y ahí empezará la lucha por la constitucionalidad. Con cautelares en el medio llegarán las PASO y se producirá la tensión por la aplicación de la ley.Todo terminará a los gritos, con una sociedad que se tapa los oídos.