VENEZUELA: La elección presidencial del domingo entre Chavez y Capriles tendrá un final muy reñido
El próximo domingo 18,8 millones de venezolanos habilitados para votar irán a las urnas para decidir si quieren continuar la revolución socialista del presidente Hugo Chávez, quien aspira a la reelección, o si prefieren darle el poder al joven líder opositor Henrique Capriles, quien pretende darle menos poder al Estado y revisar las nacionalizaciones.
Tanto Chávez como Capriles cerraron ayer sus campañas con actos multitudinarios en el último intento por conquistar los votos para la victoria.
En medio de un diluvio, Chávez reunió a miles de sus seguidores sobre la ?La Bolivar?, como le dicen aquí a la Avenida principal de Caracas. El mismo lugar donde días atrás Capriles también hizo un acto multitudinario y llamó a sus seguidores a ?apostar al cambio en Venezuela?.
Chávez salió al escenario ovacionado por la multitud, quien lo esperaba desde muy temprano: ?Este clima me obliga a ser breve?, dijo, molesto. De forma expeditiva y casi mecánica renovó sus promesas para su eventual nueva gestión, volvió a cuestionar a su principal adversario y pidió ?una avalancha de votos para abrir el domingo los portones del futuro?.
Además, aseguró que si gana, en el 2019, al final de su nuevo mandato, la pobreza ?será igual a 0?, no quedará ninguna familia ?sin una vivienda digna? y habrá ?pleno empleo?.
Tampoco se privó de cantar a capella el himno, mientras una multitud extraordinariamente ruidosa, por las bocinas y cornetas, festejaban cada palabra del mandatario.
Pero en el medio del discurso, el líder socialista hizo una advertencia: ?El 7 de octubre los venezolanos se juegan la vida. Esperamos un triunfo inequívoco. Nos costó mucho llegar hasta aquí?.
Estas palabras toman mayor trascendencia en una campaña marcada por hechos de violencia en donde murieron tres opositores. Y en un clima enrarecido por las amenazas de una confrontación civil, por parte de ambos bandos, ante la posibilidad de cantar fraude una vez que se conozcan los resultados electorales.
Después, jugó un diálogo con los presentes, a la que preguntó una y otra vez quién era ?el candidato del odio, el de los ricachones, el del ?paquetazo?, el de los corruptos. ?El majunche?, respondía la gente a cada duda, utilizando un adjetivo con que Chávez identificó a Capriles durante toda la campaña.
Para finalizar, el mandatario ensayó unos pasos de baile e intentó mostrarse animado en todo momento, para disipar cualquier rumor sobre el misterio que existe en su salud tras el cáncer que contrajo el año pasado.
Mientras tanto, los simpatizantes de Capriles se congregaron en Barquisimeto, donde el gobernador de 40 años puso fin a un extenuante periplo de más de seis meses a lo largo y ancho del país caribeño para erosionar la base de apoyo de su contendor en los barrios pobres y las áreas rurales.
Vestido con una camisa y una gorra con el tricolor azul, rojo y amarillo de la bandera nacional, Capriles atravesó las abarrotadas avenidas de la ciudad occidental en un auto descapotable haciendo la señal de victoria jaleado por sus entusiasmados simpatizantes.
?Presidente Chávez: desde aquí, en nombre de nuestro pueblo, le doy las gracias por lo que usted haya podido hacer bien. Y por lo malo, la historia se encargará de juzgarlo?, sentenció Capriles, quien logró una unidad sin precedentes en la oposición al ganar unas concurridas primarias en febrero.
En este escenario, Venezuela entró en tiempo de descuento para los comicios que definirán el modelo político que puede cambiar el rumbo del país y de la región.Fte.cronista.com