ECONOMIA: EVOLUCION DE LOS DEPÓSITOS DEL SECTOR PRIVADO.
ARTICULO PRODUCIDO POR EL RECONOCIDO ECONOMISTA DR RODOLFO ROSSI EX PRESIDENTE DEL BCRA PARA EL MULTIMEDIOS PRISMA
TODAVIA CON LA CABEZA AFUERA.Al 18 de Mayo pasado los depósitos totales del sistema alcanzaban a $ 439.247 millones ( equivalente a US$ 98.867 millones), de los cuales $ 299.512 millones ( US$ 67.415 millones) eran privados y $ 139.735 millones (US$ 31.452 millones) eran del Sector Público. El monto de los depósitos en Dólares alcanzaba a 9.099 millones. En el análisis interanual, los depósitos totales crecieron el 27,7 % en Pesos, pero en su equivalencia en US$ aumentaron solo el 17,2 %. Los depósitos en Dólares crecieron un exiguo 5,6 %, en el último año. Tres cuestiones se desprenderían de este breve análisis: a) Los depósitos en Pesos ganaron valor en relación a la evolución del Dólar” administrado” que no se puede adquirir libremente, ya que requiere autorización previa de la AFIP. b) La liquidez del Sector Público ha decrecido c) Los depósitos en US$ muestran un estancamiento. Los depósitos totales del Sistema Financiero están estancados desde hace varios años ya que poco fluctúan del 17 % del PIB.
LOS PRESTAMOS AL SECTOR PRIVADO.
Al 18 de Mayo pasado, los créditos al Sector Privado alcanzaban a $ 263.289 millones (US$ 59.262 millones). En la comparación interanual los créditos citados crecieron un 42,7 %. Los préstamos en US$ al Sector Privado eran de 12.452 millones. En referencia al 20 de Mayo de 2011, tales préstamos que habían alcanzado a US$ 15.925 millones, disminuyeron el 21,8 %. El “fondeo” de los préstamos en US$ está en disminución e incluso, ello está afectando las Reservas Internacionales, dado que están cayendo los efectivos mínimos de los Bancos depositados en el BCRA. En Pesos la expansión del crédito al Sector Privado se está reflejando en mayores niveles de endeudamiento. En relación al PIB, los préstamos al Sector Privado estarían alcanzando el 15,6 %, frente al 12,9 % en el año 2010. Sin embargo, los mismos continúan ubicándose por debajo de los niveles observados en otras economías emergentes y desarrolladas. El endeudamiento total de las empresas a fines del 2011, alcanzaba el 23 % del PIB, incluyendo el financiamiento local y el externo. Es de destacar que las líneas de crédito financieras y comerciales del exterior son muy exiguas y en deterioro. En los últimos 12 meses, sobresalió las financiaciones al sector corporativo (+ 58,8 %), fundamentalmente a través de la banca pública y las tarjetas de crédito (+ 45,8 %). El total de créditos hipotecarios que solo alcanza al 11,6 % del total de Préstamos, creció en los últimos 12 meses el 18,2 %, principalmente por carencia de oferta, en un entorno financiero que “funciona” en el corto plazo.
LA LIQUIDEZ DEL SISTEMA
Los niveles de liquidez del Sistema (Cuenta Corriente en el BCRA + Efectivo en Bancos + Pases)/Depósitos, era al 18 de Mayo pasado del 26,4 %, se mantuvo prácticamente estable en su relación interanual. De considerarse las tenencias de LEBACS y NOBACS (Bonos de Absorción monetaria del BCRA), que al 18 de Mayo pasado alcanzaban a $ 84.389 millones (equivalente a US$ 19.353 millones), el indicador de liquidez era del 40,2 %. La liquidez producto de la emisión por las compras de US$ que realiza el Banco Central, es parcialmente absorbida por los Bancos a través de licitaciones de Letras semanales. En los últimos meses disminuyó en términos reales tal absorción, por menor acumulación de Dólares por el Banco Central y ello permitió el crecimiento de los préstamos al Sector Privado. El “spread” del Sistema es elevado por la alta inmovilización de liquidez existente.
LAS DEFICIENCIAS DEL SISTEMA FINANCIERO
Las tasas de interés pasivas del sistema financiero no son el fiel reflejo del nivel de productividad de la economía. Tampoco ofrecen la cobertura de la inflación real que sufre el país. Al respecto, la tasa de interés de Pases Pasivos a 7 días que fija el Banco Central del 9,5 %, es el vector determinante de las tasas que las entidades financieras pagan a los inversores y depositantes, y está fijada en virtud de la evolución del IPC (Índice de Precios al Consumidor) del INDEC. La persistencia de la manipulación y discrecionalidad de tal Índice determina una real descapitalización para los ahorristas y de allí, la política afín al consumo y al gasto como fundamento del “crecimiento”.
El “encorsetamiento” y perjuicio económico que sufre el ahorrista-inversor, sin embargo, no es gratis para el país. Desde el año 2007 se desplazaron hacia el exterior, activos del Sector Privado no financiero por US$ 79.007 millones, o sea más del 70 % del monto actual de los depósitos totales existentes en el Sistema. Es de destacar que, a pesar del bajo ratio de irregularidad de las financiaciones al sector privado; del buen nivel de previsiones de la cartera irregular; del aceptable crecimiento del patrimonio neto del conjunto de las Entidades, el Sistema Financiero argentino tiene la dudosa particularidad de su pequeñez y estancamiento, no creciendo en nivel competitivo y no brindando al sector productivo empresario, ni al trabajador para su necesaria inversión en Vivienda, las facilidades crediticias que requieren, por carencia de fondeo y elevados costos de financiamiento.
CONCLUSION
A priori el Sistema Financiero nacional parecería sólido, pero está fundamentado en una falacia. La tasa de interés argentina no es cobertura de la variación real de los precios. A su vez, es factor distorsionante porque el interés de los Préstamos es muy elevado en Dólares (US$) y el uso del crédito es de corto plazo, acorde con el nivel de confianza que se tiene en la moneda nacional.
En definitiva, el Sistema Financiero argentino exterioriza los lineamientos del Estado prevaleciente, controlado, regulado, dirigido, pero de mediocre resultado para el crecimiento real nacional. Finalmente, se impondrá la realidad. La tasa de interés será la adecuada al nivel de la variación de los precios domésticos. Se reducirá en el hipotético caso de mejorar la confianza en la moneda y en las instituciones en general. O se elevará acorde con el nivel de una reducida productividad. Lo que no será soportable es la persistencia de una tasa irreal negativa en su relación a la inflación, porque los capitales se seguirán desplazando del país, a pesar de todos los controles que se le impongan.
Finalmente – aunque cueste decirlo – no es de confiar en un sistema financiero que no estimula el ahorro y que, en definitiva, predispone a la descapitalización del país y al consumo masivo.