sábado 23 de noviembre de 2024 21:34:57

ECONOMIA. Artículo producido por el ex presidente del BCRA Dr. Rodolfo Rossi

POR AQUI, POR ALLA, UN PSIQUIATRA POR FAVOR
Una vieja teoría de las “decisiones erradas” tiene raíces económicas. Justamente, atribuía a las administradas relaciones cambiarias internacionales, la casi general equivocación de las decisiones empresarias. Por ejemplo, cuando una moneda está revaluada, generalmente los agentes económicos gastan más su “moneda patrón” (el US$ que está “barato”). Por su parte, cuando su moneda está subvalorada, se hacen de su “moneda patrón” y deterioran más su propia moneda. Rigurosamente, la teoría es sencilla y señala que la relación cambiaria, no solamente es el vínculo internacional, sino que también y fundamentalmente, incide en las tendencias de ahorro, inversión y consumo de los individuos. De allí surge la mencionada teoría de “decisiones equivocadas”, en cuanto a la compra de lo que está caro y la venta de lo que está barato. No es mi deseo brindar este ejemplo axiomático para señalar, lo que quizá esté ocurriendo en nuestro país, con la relación cambiaria. Más bien, lo he citado para señalar, que en ocasiones existe una “racha” de malas decisiones o circunstancias no felices, como si fuera un estigma persistente y continuado.

Al respecto, pensemos cómo se estarán sintiendo los educadores argentinos, a quienes, se les dijo “que trabajaban poco y exigían mucho”. O los productores yerbateros de Misiones, a quienes se les calificó inmerecidamente, llegando hasta las instancias de la intervención de la Embajada de Polonia. O los sencillos conductores de automóviles, que por lo mismo, son “snob”. O los que critican al Gobierno nacional, porque cuando lo hacen, no trabajan. O los trabajadores agrupados en la CGT (Confederación General del Trabajo), que reclaman por el necesario aumento de los Mínimos no Imponibles del Impuesto a las Ganancias, que les corroe todo aumento nominal de sus ingresos. O a los que toman decisiones económicas en base al IPC del INDEC. O los que confiaron, que con la actual Administración Pública no existiría “el ajuste”. O los que estaban persuadidos, que las tarifas iban a permanecer inmóviles desde el año 2003, para siempre. O los familiares de los 51 muertos y 700 heridos, por el accidente ferroviario y que escucharon, con asombro, las reflexiones serias de un funcionario, que manifestó, que la tragedia fue mayor porque era un “día laboral” (ahora, se explica la existencia de tantos feriados declarados). O los que citan, “que la tragedia de los accidentados fue mucha, pero “nadie dice todos los que se salvaron”. O lo que dijo, uno de los responsables del irresponsable aumento de las dietas de los diputados y senadores nacionales, que ”en definitiva, se ajustaron el sueldo, para no robar”. O los que hacen hacer un gimnasio sobre bienes del patrimonio histórico nacional, para mantenerse “concheto”(sic) y estar en “línea”, para tocar la guitarra. O los que dicen, que con las nuevas medidas económicas tomadas, ya “no se podrán llevar la guita afuera”; entre ellos, un actual senador nacional, que es también el inspirador de la libertad de “fumarse un porrito privado, como una rica y dulce golosina”. O las que afirman, que “la emisión monetaria no es inflacionaria” y simultáneamente, ante la apresurada reforma de la Carta Orgánica del BCRA, manifiestan “esto o un ajuste salvaje”, seguramente del Modelo, que lleva varios años de ejercicio. O los que, por contaminación ambiental prohíben la importación de libros, por su elevado contenido de plomo y la posibilidad de “llevarse el dedito a la boca”, en una distracción de su lectura. Pero también, por si acaso, traban la importación de algunos medicamentos. O los que viajan en comitiva a Angola, para comer en una noche de estadía, un asado de carne argentina y hacer negocios. O los que decían hace algún tiempo, que como crecíamos en la industria nacional, era lógico la importación creciente de energía. O los que admitieron e impulsaron la compra del actual 25 % del capital de YPF, sin poner una moneda y a pagarla con el 90 % de los dividendos de la empresa, que lo hizo desde el año 2008 hasta el 2011, por 3.273 millones de Euros y que ahora se enojan, porque YPF no ha invertido lo suficiente y ha bajado la producción y sus reservas, por lo que el país tendrá que importar más energía. Y en virtud de ello, son las “trabas” que sufren las importaciones de otros bienes y servicios. O los que van a una Reunión de Directorio, en representación del Estado argentino, luciendo guantes de box. O los que dicen, que la “inseguridad es una sensación”. O por los que dicen, que un funcionario es un “patriota”, cuando rigurosamente, está cumpliendo con su deber, aunque equivocado. O cuando nos enteramos, que mensualmente mueren un promedio de 626 personas, en las rutas argentinas, principalmente por el mal estado de las mismas. O porque pareciera que estamos exigidos a pagar como “locos”, todas nuestras obligaciones externas (como corresponde) y sin embargo, se nos califica de irresponsables deudores, quizá por el deficiente “manejo” de las negociaciones. O cuando se incentiva la ludopatía, con prórrogas de concesiones “siempre que se instalen más maquinistas tragamonedas”, que dejan extraordinarios beneficios a sus explotadores e ingresos fiscales cercanos al 10 %, cuando rigurosamente, debería justamente, ser al revés. O cuando leemos, que el ANSES incumple las Sentencias de la Corte Suprema de la Nación, como en el caso de la omisión de pagos a jubilados y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, mira para otro lado. O cuando empezamos a conocer, que para desarrollar el programa “Sueños Compartidos” de construcción de viviendas, las Madres de Plaza de Mayo recibieron cuantiosos fondos del Estado nacional, sin mayores rendiciones de cuenta y carentes de controles financieros. O cuando el Canciller manifiesta pulcramente, que “Quienes “perciben trabas en las importaciones” están detrás de intereses que no son los del país”. O cuando empezamos a conocer que algunos funcionarios, cuadriplicaron, quintuplicaron, decuplicaron su patrimonio real en bienes, trabajando fuertemente en la función pública, con un gran sentido del ahorro y también, visión preclara de sus inversiones. O cuando se justifica la suspensión de la Argentina del “Sistema Generalizado de Preferencias” (GSP), que exime de aranceles de importación a EEUU, de muchos productos de los países en desarrollo, con el argumento, de que sólo representa US$ 18 millones de menores exportaciones; criterio que, justamente no es compartido por los productores de aceite de oliva, productores de vino, de productos de confitería, que ven cerrar sus respectivos negocios y, a su vez, ignorando quien lo menoscabó, la trascendencia de política internacional, de la medida. O cuando las trabas a la importación al país, aplicadas en forma unilateral y fuera de las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC,) han determinado una severa queja de más de 40 países, que incluso amenaza, conjuntamente con los incumplimientos de las sentencias del CIADI, la no admisión de auditorías formales FMI desde el año 2006, la política de “escondite” de bienes embargables del Estado Argentino, etc., con “dejarnos afuera” del Grupo de los 20 (países seleccionados por su previsibilidad), con que fuera distinguido nuestro país, por la comunidad mundial, en el siglo pasado. O cuando se establece como norma “telefónica”, que para liberar las importaciones (aun las “detenidas en el puerto”), es obligación de exportar productos por similar valor. O cuando se “descubre”, que el tan mentado y vapuleado “yuyo” (soja) y sus derivados, representa casi el 38 % de las exportaciones argentinas. O cuando nos enteramos, que el directorio del BCRA decidió la contratación en forma directa, para la impresión de 400 millones de billetes de $ 100, a una empresa técnicamente en quiebra y, también investigada por presunto lavado de dinero. O cuando analizamos que desde el año 2003 hasta el año 2011, el empleo público en el país, aumentó en 1,098 millones de personas, sin contar los contratados y otros (se explica así, el exquisito humor presidencial, cuando manifestó “perforamos el 7”, refiriéndose al % de desocupación del INDEC). O cuando nos dicen “Que vamos (o vienen) por todo”. Bueno; quizá esto no sea todo.

Pero, este sucinto relato hace pensar, que al menos, los funcionarios públicos necesitarían contar con un analista de cabecera, atento el tenor de sus declaraciones y también de algunas de sus acciones y atenuar así, la “mala racha” (folklóricamente, “no embocan una”) persistente.
Y el Soberano, o sea el ciudadano, requeriría ya urgentemente, de un médico psiquíatra, para tratar de interpretar y absorber todas “improntas” de los funcionarios públicos. Es probable que la enunciada teoría de las “decisiones erradas” esté teniendo su comprobación empírica, desde hace algún tiempo en nuestro país.

Pero tengamos esperanza. Según nos dicen, actualmente, “Argentina, es un país en serio”.