sábado 23 de noviembre de 2024 16:26:21

ECONOMIA: Artículo producido por el Dr. Rodolfo Rossi ex presidente del BCRA

«DICEN QUE SOY PESIMISTA» A pesar de la bonanza del precio de la soja, que determina la baja del
«riesgo argentino», tengo un estado de ánimo bastante pesimista para la
economía del país. Creo que ha ingresado en un periodo serio de
oscurantismo,
con la modificación eminentemente inflacionaria de la CO del BCRA, con las
regulaciones discrecionales del Estado; con la grave situación deficitaria
energética; con la deplorable política de transporte público (ferroviario,
aeronáutico, caminero; por la inseguridad personal física y jurídica; por
un sutil pero evidente avance del capitalismo de Estado y de «amigos», que
afecta la competencia; por el estilo de confrontación gubernamental con la
mayoría de los países del mundo (excepto Venezuela – a quien no pagamos el
gas-oíl que importamos y que nos tiene suspendida la venta -, Ecuador,
Bolivia – que privilegia a Brasil en la venta de gas -, Angola, que carece
de infraestructura bancaria para absorber una eventual política exportadora
desde
Argentina, desesperada por la importación de petróleo, producido por
empresas
inglesas); por el extravagante aumento de las dietas de los diputados y
senadores nacionales, frente al regateo que están sufriendo los docentes,
que
no pueden conseguir un salario digno para poder instruir a nuestros hijos;
por el incumplimiento flagrante de las sentencias de la Corte Suprema de
Justicia para el ajuste de los jubilados (caso Badaro); porque no puedo
adquirir normalmente productos proveniente de la industria nacional, que
requieren para su «terminación», insumos importados y los mismos están
«trabados»; porque no puedo elegir la inversión para mis ahorros, que
considero más conveniente para la protección de mi pobre patrimonio, siempre
afectado por la inflación; por el ya desgastado «relato discursivo» del
Gobierno, cuyos funcionarios más altos ya no me resultan creíbles.

Quizá estoy omitiendo otra fuente de mi «pesimismo», que es la actual
distorsión de precios relativos, con un valor del peso ($) revaluado (Nueva
York es más «barata que Buenos Aires), y fundamentalmente, el nivel de
corrupción existente e inculpada o amparada por el Gobierno.

En definitiva, me siento pesimista por cómo veo las cosas, que las aprecio
irregulares y no me gustan. Y en síntesis, estoy preocupado por el presente,
pero también por el futuro, observando atentamente la mayoría de la
diligencia política de mi país.