jueves 25 de abril de 2024 09:20:13

JUSTICIA: Condenado por abuso y corrupción de menores el viernes se fué a su casa

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El abogado, empresario y productor tabacalero Simón Agustín Hoyos condenado a 12 años de prisión por corrupción de menores y abuso sexual en perjuicio de una nena de 8 años, fue beneficiado ayer con la libertad condicional.

El abogado del reo, Pedro García Castiella había presentado un escrito reclamando ese derecho ante el juez de Ejecución de Sentencia, Francisco Mascarello, quien lo había denegado.

El letrado apeló ante la Cámara de Acusaciones y los integrantes de la Sala I, Julio Pancio y Raúl Román, hicieron lugar al reclamo y firmaron una resolución en tal sentido, con lo que quedó en firme el beneficio, que se comenzará a concretar a partir de hoy.

Hoyos fue detenido el 8 de febrero de 2003 cuando intentaba escapar en una camioneta del hotel alojamiento Las Palmeras, luego de que los empleados del establecimiento sintieran el llanto de una niña en la pieza donde había ingresado el sujeto y dieron aviso a la Policía.

Efectivos de Villa Lavalle lo aprehendieron en el acceso y descubrieron que en la cabina del vehículo iba llorosa una nena con el cabello mojado.

El caso causó indignación ciudadana cuando trascendieron los pormenores y se conociera que la pequeña era hija de una empleada doméstica del empresario, quien también lo acusó de abusar de ella y de sus otras hijas, amparado en su poder económico.

Cada vez que Hoyos era llevado a declarar ante el juez de Instrucción Luis Agüero Molina, centenares de personas se congregaban en las puertas del tribunal para insultarlo.

El magistrado resolvió su procesamiento tres meses después de su detención y el 11 de marzo de 2005 fue condenado a 14 años de prisión por la Sala III del Crimen, integrada por los jueces Antonio María Morosini, Susana Salico de Martínez y Alberto Fleming, aunque esa sentencia fue reducida posteriormente a 12 por razones legales: la magnitud del delito tenía como tope, dos años menos.

Tras oír el veredicto, Hoyos habló con voz temblorosa y mirando al piso: “Quiero decir que nunca estuvo en mi mente causar daño alguno a la niña, a la que quiero mucho y me quiere…Me he visto envuelto en una situación confusa…por mi cabeza no pasó jamás la idea de causarle daño físico o psíquico…Pido perdón a la sociedad desde lo moral y buenas costumbres”.

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