viernes 22 de noviembre de 2024 23:50:24
ARTICULO PRODUCIDO POR EL RECONOCIDO ECONOMISTA DR. RODOLFO ROSSI EX PRESIDENTE DEL BCRA PARA EL MULTIMEDIOS PRISMA.
Ante la impotencia de las autoridades del Banco Central Europeo, de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional, la crisis económica-financiera de Grecia se está extendiendo a todos los mercados de valores del mundo, que están alcanzando los niveles más reducidos de precios y volumen de los últimos 18 meses. El «efecto dominó» y contagio es persistente y es muy sensible el fuerte castigo, que están recibiendo los valores de la Deuda Soberana de la mayoría de los países, la vulnerable «solidez» de la Banca en general, el valor de los activos en Dólares, la confiabilidad de todo el sistema, edificado en base al cumplimiento de los compromisos exigentes. Parecería que frente a la incertidumbre dominante, solamente la tenencia de Dólares estadounidenses y de Bonos del Tesoro de EEUU y por el momento de Alemania y de la moneda de algún otro país, de pequeña dimensión y aislado de los grandes acontecimientos económicos, como Suiza o Suecia estarían exentos de la colisión, que se estaría produciendo en el mundo, con la baja en el precio de las materias primas, con la reducción de los intercambios comerciales, con el paulatino decaimiento de la actividad económica y con la consecuente aversión al riesgo general. 
La «evaporación» de los valores patrimoniales bursátiles, que se están produciendo en los últimos meses es formidable, constituyéndose como «caja de resonancia» la pérdidas que arrojan los Bancos, en su capitalización bursátil en Europa y EEUU, que determinan situaciones financieras cada vez más comprometidas con la respectiva inmovilización de actividad, por problemas de liquidez (o liquidez retenida) transmisible al conjunto del sistema y a la economía en general. La presión financiera severa estaría en vías de profundizarse y numerosas instituciones bancarias – que superaron anteriores pruebas de «stress» – requerirían el auxilio de los respectivos Bancos Centrales, en general, con serias dificultades y limitaciones para asistirlas. 
Frente a tal situación, numerosos líderes políticos del mundo, asienten que la virtuosidad del ahorro y la austeridad, frente a la crisis económica, empeoraría la crítica situación económica-financiera con un «ajuste», siendo proclives al estímulo del gasto, frente a la contracción, ya devenida, en inminente recesión. Es posible, que tal estrategia esté bajo análisis serio. Sin embargo, es de señalar que la casi plena utilización de tal instrumentación, en la crisis financiera iniciada en EEUU, en Junio de 2008 – posteriormente transferida al mundo – a través de la dispendiosa emisión de Dólares por la FED y de la emisión de Bonos del Tesoro de EEUU, coadyuvó, solamente, a postergar con débiles recuperaciones los problemas existentes, haciendo incluso más virulenta y dificultosa la situación económica global existente.
Veamos ahora, objetivamente, la situación económica nacional. Nuestro país aplicó, en estos últimos años, la «receta consumista». El gasto público consolidado superior al 34 % del PIB, con un crecimiento superior al 36 % anual no alcanza a ser compensado por la recaudación tributaria, por lo que en los dos últimos años se han producido déficits fiscales reales, que se encubrieron con las utilidades nominales del BCRA y de las inversiones de la Caja previsional (ANSES), que se transfirieron al Tesoro Nacional. En virtud de tal artificio, se encubrió un déficit fiscal primario de alrededor del 3 % anual, siendo el resultado fiscal financiero, liso y llano negativo. Es más. ¿No le correspondería devolver al Tesoro, los fondos recibidos del BCRA y del ANSES, superiores en estos 2 últimos años, a $ 30.000 millones, provenientes de «utilidades devengadas» de inversiones, que en la actualidad están sufriendo fortísimas pérdidas en sus valores?
El «modelo económico» vigente, señaló desde el principio de su existencia, los beneficios de mantener un tipo de cambio alto y competitivo. Sin embargo, en estos últimos años, ha cambiado totalmente, la estrategia aludida. El BCRA, continuadamente, es vendedor generoso de divisas, para el mantenimiento de una relación cambiaria casi fija, que con la inflación real vigente, es actuante en la revalorización de nuestra moneda, perjudicando la competitividad nacional frente a nuestro países vecinos, cuyas monedas se desvalorizan, acorde con la revalorización del Dólar estadounidense, desde Mayo del corriente año. En virtud de ello, por los ajustados precios internacionales, estamos tendiendo a disminuir el monto de las exportaciones y nos vemos en la necesidad de establecer «trabas y postergaciones» a las importaciones, que incluso, deterioran el normal abastecimiento de la actividad nacional y perjudican nuestra imagen comercial.
El aparentemente «ingenuo» IPC (Índice de Precios al Consumidor), que mensualmente nos informa el INDEC, y que está «desfasado», en relación a la evolución de todos los indicadores oficiales (Cantidad de moneda emitida; Medios de Pago; Recaudación; Gasto fiscal; Préstamos bancarios; ajuste anual de los Salarios y jubilaciones, etc..) perjudica, lisa y llanamente, la acumulación del ahorro nacional, debido a que el ajuste por tal índice (CER), constituye un impedimento del aumento de la Tasa de interés referencial de los Pases Pasivos en $ a 7 días, que fijada por el BCRA, hace bastante tiempo, constituye una tasa de aplicación para todo el sistema financiero. De acceder el INDEC,  a un IPC más realista en su evolución, la Tasa de Referencia del BCRA, debería ajustarse ascendentemente, protegiendo el ahorro y posiblemente, desestimulando el gasto excesivo y el crédito imprudente. Claro. También, el ahorro desestimulado, tiene como alternativa la posibilidad de la compra de divisa extranjera, y ello, es precisamente, lo que estaría ocurriendo actualmente. 
Y yendo a la operativa cambiaria, la actual política de Tipo de Cambio fijo, que está aplicando el BCRA, desde los primeros días de Setiembre, incluso para los valores de futuro, constituye una réplica de lo ya vivido, lamentablemente, en frustrantes épocas pasadas, advirtiendo que «la «irracionalidad» de los mercados, generalmente, es más durable, que la solvencia financiera de los operadores». Es probable, que en el actual caso del BCRA «operador», esta advertencia, no sea de aplicación y ojala, que así sea. Pero la pérdida diaria de US$ 100/150 millones de Reservas, no es generalmente sostenible, máxime cuando flaquea la Balanza Comercial del país y el saldo de la Cuenta corriente del Balance de Pagos empieza a ser deficitaria. 
Demás está decir, que en las actuales circunstancias, la tasa de interés interna se está elevando, como era previsible y el riesgo argentino ya está en 1.025 puntos básicos. Recientemente, en una presentación ante la SEC (Comisión de Valores de EEUU), el Gobierno argentino admitió que «piensa volver al mercado internacional de capitales, para emitir deuda por US$ 13.300 millones, en el año 2012, ratificando la condición de país miembro del Fondo Monetario Internacional (IFM), admitiendo el compromiso de adoptar estándares formales en materia de transparencia fiscal».
Muchos frentes abiertos, con un gasto excesivo y frente a una contracción internacional. «Tarde piaste».