sábado 23 de noviembre de 2024 07:40:14

Sociedad: ¿Habrá llegado el tiempo para hablar de adopción?

El ser humano desde siempre necesitó compañía, ya sea de pares, de ascendientes, descendientes y de pareja. No podemos concebir al hombre sumido en una soledad absoluta, sin perjuicio que las compañías muchas veces generan situaciones de conflicto que a la larga deben resolverse conforme a las reglas de una sana convivencia.

Muchas veces hemos pensado que la unión en pareja de dos seres humanos, hombre y mujer, es cumplir con un mandato natural que hace a la supervivencia de la humanidad y que se perfecciona con el nacimiento de los hijos que es en definitiva lo que perpetúa la existencia del hombre genéricamente hablando y que a la postre estará generando conductas sociales entre los integrantes de una misma comunidad.

Las costumbres sociales nos llevan a ver y sentir una velocidad en los cambios de comportamientos que no se condicen con los cambios que proponen las normas que se generan en una comunidad y eso es porque los cambios irremediablemente vienen primero, y después llega la norma para reglamentarlo, sino fíjense en este ejemplo que les doy donde tras una situación de violencia una persona mata a otra. En este caso salvo un precepto de fe, que determina no matarás, en cuanto a la norma social no dice exactamente eso, sino que afirma que a quien matare se le aplicará determinada sanción, y de la interpretación que hagamos de esa norma de la comunidad que se denomina ley podremos concluir que no hay que matar.

Cuántas veces desde lo social sentimos alegría cuando vamos a celebrar un matrimonio, acompañando a la pareja, donde todos celebramos esa unión y con el transcurrir del tiempo se espera la llegada de los hijos, pero estos no llegan y dentro del círculo más íntimo de la familia se comienza a plantear una serie de interrogantes a esa pareja, respecto de por qué no llegan los hijos, o se preguntan porqué son tan lerdos y otras preguntas que pueden sonar desde lo familiar como algo cotidiano, pero que sin darse cuenta van generando en la pareja una presión angustiante que deriva muchas veces en conflictos o en el mejor de los casos, iniciar una serie de tratamientos médicos para acceder a la paternidad sin que cada uno de ellos quiera pensar sobre la imposibilidad de procrear, porque no es fácil admitir sin mas, que no se puede ser padre o madre, ya que la naturaleza humana nos coloca en una situación de no admitir esa posibilidad de primera intención y cuando el veredicto médico resulta inapelable, entonces aparecen las frustraciones que nos llevan a requerir la ayuda terapéutica, como para poder sobrellevar esta nueva situación, que nos coloca dentro de un marco de frustración y que debemos superar.

 

Las costumbres sociales nos llevan a ver y sentir una velocidad en los cambios de comportamientos que no se condicen con los cambios que proponen las normas que se generan en una comunidad (…) los cambios irremediablemente vienen primero, y después llega la norma para reglamentarlo.

 

Es allí donde se comienza a pensar en la posibilidad de acceder a la paternidad por medio de una vía diferente, como es la adopción, pero aún así, no dejan de aparecer nuevos interrogantes entre la pareja y su entorno familiar, tales como ¿se podrá querer a un niño que no es de la familia, como parte de la familia? Y esto como algo que no significa discriminación, sino como algo muy profundo que tiene que ver con la descendencia y el mantenimiento de la estirpe familiar, que lleva implícito la continuidad de un nombre o un apellido familiar.

 

Esto es algo que nos puede permitir reflexionar sobre lo que significa adoptar y si en realidad estamos dispuestos a acceder a la jerarquía de padres de hijos que no son de nuestra propia sangre y digo esto porque siempre en la naturaleza humana nos encontraremos con situaciones que nos colocan en un estado de crisis frente a lo que hasta ese momento considerábamos imposible de suceder, de allí la multiplicidad de situaciones que se presentan en cada pareja o en cada integrante de la misma, donde juntos deberán resolver el cuadro que se les presenta y deberán sentirse acompañados por su entorno porque es la apoyatura natural desde su mas pequeña infancia.

Aún así, es necesario tener en cuenta como incidirá sobre este tema la ley que autoriza el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, porque es algo nuevo, que se contrapone a todo lo antes mencionado, ya que a partir de dicha ley, el concepto de pareja heterosexual para conformar una familia es algo que se torna en relativo, ya que el concepto tradicional e histórico de conformación del matrimonio deja de ser absoluto, puesto que lo que culturalmente se aprendió a ser mamá o papá, hoy ya no es lo mismo porque el concepto de matrimonio que se tenía cuando se sancionó la ley de adopción, no es el mismo que se tiene hoy cuando se admite la relación marital heterosexual por un lado y el matrimonio con personas del mismo sexo por el otro, teniendo ambas relaciones la misma jerarquía jurídica.

 

El concepto tradicional e histórico de conformación del matrimonio deja de ser absoluto, puesto que lo que culturalmente se aprendió a ser mamá o papá, hoy ya no es lo mismo.

 

Mucho es lo que hablaremos de adopción, solo como una manera de informar a la comunidad sobre lo que significa esta institución fundamental para acceder a la paternidad, donde desde el inicio uno debe estar preparado para entender lo que significa adoptar. Acaso cabe preguntarse, estoy preparado o dispuesto a requerir la adopción de un niño no vidente?, de un niño afectado por el síndrome de Down?, de un niño con H.I.V positivo? o de un niño con malformaciones físicas?. Esto tiene que ver con poder manifestar como vemos y que entendemos que es la adopción.

Lo expresado, no es nada mas que una introducción como para que comencemos a hablar de adopción, de lo que significa, de los alcances de la misma, de la ley argentina que la reglamenta, de las tramitaciones administrativas que deben llevarse a cabo, de la posibilidad de caer en el delito frente a la frustración de expectativas, y sobre los requisitos que se exigen para poder adoptar.

 

Acaso cabe preguntarse, estoy preparado o dispuesto a requerir la adopción de un niño no vidente?, de un niño afectado por el síndrome de Down?, de un niño con H.I.V positivo? o de un niño con malformaciones físicas?. Esto tiene que ver con poder manifestar como vemos y que entendemos que es la adopción.

Bueno sería que ustedes hagan llegar al Multimedios Prisma, preguntas que les preocupen sobre el tema, para de esa manera entre todos poder asesorarnos, no solo de sus propias inquietudes, sino, de cómo debemos actuar frente a casos concretos. Esto es el inicio de un largo camino donde intercambiaremos opiniones sobre temas que tienen que ver con nuestra vida cotidiana.

Dr. Rodolfo Enrique Brizuela