POLITICA: Las Madres de Plaza de Mayo recibieron fuerte respaldo del gobierno
Luego de casi una semana de titubeos e intentos de tomar distancia de las sospechas en torno del manejo de fondos públicos por parte de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, el Gobierno decidió respaldar a la presidenta de esa organización de derechos humanos, Hebe de Bonafini. El elegido para eso fue el ministro de Economía, Amado Boudou , que ayer visitó a Bonafini en el predio de la ex ESMA.
«Poder estar acá me parece simbólico en este momento, cuando se hablan tantas pavadas», dijo el ministro al llegar. Dos horas más tarde, la cartera de Planificación Federal, que dirige Julio De Vido, defendió en un comunicado las obras bajo sospecha y denunció «una operación mediática para desprestigiar a las Madres».
El acto con Boudou no escapó al escándalo: pese a que la prensa había sido invitada a través de un comunicado de las Madres, los organizadores decidieron impedir a último momento el ingreso de medios no oficialistas. Con todo, LA NACION pudo presenciar la charla, en la que el propio Boudou -mientras una decena de periodistas pugnaban en vano por ingresar- se encargó de destacar el «período de libertad de prensa» que vive el país y la necesidad de que «la muralla mediática no tape la realidad».
Al gesto de apoyo de Boudou se sumó el comunicado del Ministerio de Planificación, que conduce Julio De Vido, en el que se asegura que las obras financiadas con fondos nacionales «cumplen con los procedimientos de gestión vigentes y tienen incorporados todos los mecanismos de control idóneos para su ejecución» y acusó a los diarios LA NACION y Clarín de organizar una «operación mediática» para «atacar y desprestigiar a las Madres de Plaza de Mayo».
La alusión a los «fondos nacionales» no es inocente. Tras adelantar que hoy presentará la documentación ante la Justicia, el Ministerio destaca que más del 95 por ciento de las obras públicas nacionales se ejecutan de manera descentralizada, a través de las provincias o los municipios. «Recayendo en cada jurisdicción la licitación, ejecución y control de las obras», remarca, para deslindar responsabilidades.
Más temprano, el titular de la agencia nacional de noticias Télam, Martín García, se había acercado hasta la sede de la Asociación de las Madres, para habilitar un servicio de acceso gratuito a la información de la agencia. «La noticia bien intencionada, verdadera, nos hace falta a todos, porque hay mucha mugre y sobre todo en un momento muy importante, casi clave, cuando se están diciendo tantos disparates por ahí», dijo Bonafini.
Durante la tarde, en la cocina que las Madres montaron dentro de la ex ESMA para los cursos de política y cocina que Bonafini dicta cada martes, el protagonismo lo tuvo Boudou. «Vos, pese a cualquier circunstancia personal, te pusiste al frente de las cosas, sin renuncias», le dijo el ministro a Bonafini, a quien acababa de comparar con la Presidenta.
«Esas son las figuras que queremos que nos representen», agregó, mientras dos ayudantes de cocina preparaban pizzas y tartas de verduras, que fueron servidas con vino y gaseosas a las 40 personas que presenciaron la conferencia. La decoración del salón incluyó carteles con consignas en defensa de la organización. «No se metan con las Madres», decía uno de ellos.
Bonafini permaneció todo el tiempo sentada junto al ministro, detrás de la mesada de la cocina. Boudou nunca mencionó la abrupta renuncia del apoderado de la Fundación, Sergio Schoklender, en medio de las sospechas sobre el modo en que administraba los planes de vivienda que las Madres impulsaban a través de la Misión Sueños Compartidos, que habría recibido cerca de 300 millones de dólares desde la llegada al poder del kirchnerismo, a pesar de registrar serios incumplimientos en los plazos y certificados de obras.
Las sospechas crecieron luego de que se conocieron detalles del lujoso estilo de vida de Schoklender, quien habría usado como propios aviones y hasta un yate de Meldorek, la constructora a la que él contrataba para levantar las viviendas de la Fundación, a la vez que ésta le pagaba un sueldo como empleado, según él admitió.
El ministro sólo volvería a referirse al escándalo al final de la charla, mientras buscaba el auto de vidrios polarizados con el que iba a evitar a la prensa. Fue Bonafini, de hecho, quien salió por la puerta principal, donde aguardaban los medios, para dejarle el paso libre a Boudou, que salió desde un garaje lateral.
«Hebe lleva 34 años de construcción con las Madres y esto va a seguir», dijo Boudou, mientras se despedía. Para ese entonces, este cronista, luego de identificarse, había sido «escoltado» hasta la puerta del brazo de la propia Bonafini.Fte.textual lanación.com.ar