ECONOMÍA: NUEVAS BANDAS CAMBIARIAS «EL MERCADO YA ASUMIÓ QUE LA INFLACIÓN DE 2026 VA A SER MÁS ALTA DE LO ESPERADO
Los inversores rotaron sus carteras hacia títulos indexados tras las recientes definiciones oficiales sobre el esquema del dólar. A grandes rasgos, dan por hechos cinco puntos más de inflación en 2026
Luego de que el Gobierno introdujera modificaciones en el esquema cambiario, las variables del mercado no tardaron en reaccionar y dar su veredicto sobre cuál es el nuevo panorama de corto plazo. Los inversores locales recibieron las nuevas definiciones con una rotación masiva hacia los bonos CER —títulos de deuda pública que ajustan su capital según la evolución de la inflación—. Este movimiento confirmó que el mercado un ritmo de incremento de precios superior al que proyectaban antes del anuncio.
La decisión oficial de otorgar mayor flexibilidad a la banda superior del tipo de cambio generó un reajuste inmediato en las pizarras de la City porteña. La denominada inflación breakeven, una variable técnica que indica qué nivel de inflación haría que rinda lo mismo un bono a tasa fija que uno ajustado por precios, saltó de niveles cercanos al 21% anual para el año 2026 a un nuevo umbral del 26%. Este indicador sirve como termómetro para medir las expectativas latentes de los agentes económicos frente al nuevo escenario monetario.
Juan Manuel Truffa, economista de la consultora Outlier, analizó este fenómeno y explicó la lógica detrás del comportamiento de los precios. Según el especialista, el mercado validó una nueva configuración donde la desinflación ocurre de manera más pausada. «El mercado sí asumió que va a haber un poquito más de inflación, producto de darle más espacio a la banda superior. También por configuración podés creer que podría llegar a haber alguna retroalimentación si el tipo de cambio, si la banda, el tipo de cambio se ajusta con respecto a la inflación pasada, como que hay más espacio para permitir una desinflación un poco más lenta“, señaló Truffa.
La curva de tasas de bonos CER antes del nuevo esquema cambiario (naranja) se transformó en la azul luego del anuncio, dada la demanda de inversores por más cobertura contra la inflación
Para los analistas de GMA Capital, los anuncios recientes funcionaron como “música para los oídos de los inversores”, quienes buscaron definiciones sobre el manejo de las reservas y el esquema cambiario. La firma reportó que, en este contexto, los bonos soberanos en dólares, conocidos como Globales, mostraron una fortaleza inusual. El título GD30 marcó subas del 2%, mientras que el tramo largo de la curva de vencimientos subió hasta un 4%. Gracias a este impulso, el riesgo país inició un camino de compresión que lo ubicó en la zona de los 570 puntos básicos, un valor que el mercado interpreta como un paso firme hacia la normalización del crédito soberano.
El informe de la sociedad de bolsa destacó que «las planillas de cálculo para hacer carry, que antes tenían a las Lecaps como protagonistas, hoy se reescriben con bonos indexados“. Bajo esta nueva lógica, el bono CER con vencimiento en diciembre de 2026 se perfiló como la herramienta ideal para cubrirse ante los movimientos del techo de la banda cambiaria. En un escenario de inflación nominal anual del 30%, este instrumento se posicionaría un 0,9% por encima de la banda cambiaria, asegurando un retorno positivo para los tenedores.
Por su parte, la sociedad de bolsa Cohen detalló el rendimiento específico de los activos en pesos durante este giro estratégico. La deuda indexada por inflación lideró las ganancias con un avance del 2,6%, ofreciendo rendimientos de CER +4,5% en el tramo corto y hasta CER +7% en los vencimientos más largos. Mientras tanto, la inflación implícita para 2026 corrigió al alza hasta situarse en el 24,2%.
En contraste con el brillo de los indexados, los instrumentos a tasa fija sufrieron el impacto de la incertidumbre inflacionaria. La curva de tasa fija quedó rezagada con un avance marginal del 0,1%. En el tramo corto, los rendimientos pasaron del 24% al 26% de Tasa Nominal Anual (TNA), una respuesta directa a la necesidad de los inversores de compensar el riesgo de una moneda que pierde valor más rápido de lo previsto originalmente. El Bonte (Bono del Tesoro) también reflejó esta frialdad del mercado con un retroceso del 0,4%.
La reconfiguración de las expectativas no fue un accidente, sino una respuesta a la nueva prioridad del equipo económico: la acumulación de reservas. El cambio en la metodología de las bandas cambiarias permitió que el Banco Central tuviera más margen para intervenir y comprar divisas, un objetivo que el mercado reclamó con insistencia. Truffa argumentó que este movimiento mejoró la solvencia del sistema al reducir la apreciación real del peso, es decir, evitó que el país se volviera demasiado caro en dólares de forma artificial.
«El Gobierno dijo entendemos un poquito que tenemos que comprar reservas, el mercado nos lo viene diciendo, ok, tomamos nota. Sabemos que esto en algún punto puede llegar a ser un poquito alcista para el tipo de cambio, producto de que no veníamos comprando, veníamos conteniendo, ahora tenemos que comprar“, afirmó el economista de Outlier. Agregó que este camino, aunque implique una inflación algo más persistente, es preferible a forzar una baja de precios que ahogue la competitividad externa.
Estos son los datos de inflación mensual futura que harían indiferente invertir en tasa fija o en bonos indexados por inflación
La dinámica del mercado local, sin embargo, mostró algunas distorsiones propias de su tamaño reducido. El salto de la inflación breakeven hasta el 28% en algunos cierres de jornada respondió, según los expertos, a movimientos bruscos de carteras que movieron las curvas de precios más allá de lo que dictaba la teoría. Como el mercado argentino carece de una profundidad masiva, las operaciones de montos grandes de fondos comunes de inversión o bancos alteraron los rendimientos de forma desproporcionada.
En el mercado de futuros y derivados, los activos Dollar Linked —que ajustan según el tipo de cambio oficial— avanzaron un 1,1%, acompañando la tendencia alcista de la divisa. Estos papeles rinden devaluación más un 0,9% hacia el primer trimestre de 2026. Según los datos de Cohen, los precios actuales descuentan una devaluación implícita del 10,1% para ese periodo, lo que demuestra que la cobertura cambiaria sigue presente en el radar de los tesoreros corporativos, aunque el protagonismo absoluto lo conservaron los papeles atados al índice de precios.
El escenario actual configuró un ecosistema donde el inversor ve al CER como su aliado principal. La lógica es simple: si la banda superior del dólar se mueve en función de la inflación pasada, el bono indexado ofrece una protección natural. Si la nominalidad de la economía se acelera, el capital del bono se ajusta en la misma proporción, manteniendo el poder de compra en moneda dura frente al techo cambiario establecido por la autoridad monetaria.
Los datos de GMA Capital subrayaron que el dólar esperado para mitad de año, el llamado dólar breakeven, saltó de $1.640 a $1.690 en el transcurso de una semana. Este ajuste de 50 pesos en la expectativa de devaluación consolidó la rotación de carteras. Los inversores prefirieron abandonar la seguridad de la tasa fija, que se mantuvo en niveles estables de Tamar (27,3%) y caución (21%), para buscar refugio en la indexación pura.