viernes 5 de diciembre de 2025 18:59:55

EN MADRID, VICTORIA VILLARRUEL ADIVIRTIÓ: «NUESTRO CONTINENTE NO DEBE DEFINIRSE EN FUNCIÓN DE AGENDAS EXTRANJERAS»

La vicepresidente participó de una cumbre de líderes parlamentarios de Iberoamérica y reivindicó “la raíz cristiana” de los países, advirtió sobre la despoblación y reivindicó el reclamo argentino por Malvinas

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En Madrid, durante la reunión preparatoria del XII Foro Parlamentario Iberoamericano celebrada en el Congreso de los Diputados de España, la vicepresidenta Victoria Villarruel presentó una visión propia sobre la inserción internacional de Argentina. Centrada en la identidad cultural iberoamericana y en la necesidad de que la región actúe basada en intereses comunes, sostuvo: “Nuestro continente no debe definirse en función de agendas extranjeras”.

Junto a una reivindicación del reclamo por la soberanía argentina en Malvinas, su intervención sugirió una diferenciación con la orientación geopolítica del presidente Javier Milei, quien promueve un alineamiento sin matices con Estados Unidos, Israel.

Villarruel abrió su exposición recordando el “momento de redefinición global” que, según ella, atraviesan los países de la región. “Nos encontramos ante un momento de redefinición global. La revolución tecnológica, la computación cuántica, las biotecnologías y la transición demográfica desafían todos los ámbitos de la vida humana y social”, planteó. En ese contexto, consideró que Iberoamérica puede fortalecer su unidad, identidad y cultura.

La vicepresidenta describió a la Comunidad Iberoamericana como una “civilización unida por su raíz cultural cristiana”, un concepto que ocupó un lugar central en su discurso y que se distanció de la narrativa oficial centrada en la pertenencia al “Occidente” político y económico. Villarruel evitó referirse al “mundo libre”, a los aliados estratégicos de Milei o a los conflictos entre potencias. En cambio, insistió en la necesidad de que la región consolide su propio proyecto.

En un pasaje central, afirmó: “La Comunidad Iberoamericana no es un conjunto de países reunidos por una situación coyuntural. Es una civilización unida por su raíz cultural cristiana. Nuestro continente no debe definirse en función de agendas extranjeras, sino en función de su propia vocación”. Añadió que la región debe recurrir a “un diálogo sereno y responsable que busque cuidar los recursos, proteger la cultura, impulsar la innovación y tutelar la vida”.

Con agenda propia

Villarruel estructuró su intervención en tres ejes: innovación tecnológica, seguridad alimentaria y sostenibilidad demográfica. En cada caso, propuso mecanismos de cooperación parlamentaria y adoptó un enfoque conservador, identitario y regionalista.

Sobre la innovación tecnológica e inteligencia artificial, advirtió que se trata de un “factor determinante de competitividad, pero también un campo donde debe prevalecer la ética en todos sus aspectos”. Resaltó que la inteligencia artificial “tiene la capacidad de moldear nuestro interior, cambiar nuestra forma de pensar y actuar”. Invitó a que la innovación sea “una oportunidad para nuestras sociedades y no un instrumento que nos fragmente, nos deshumanice o nos vuelva dependientes de intereses ajenos”.

Villarruel propuso avanzar hacia marcos regulatorios comunes que prioricen la dignidad humana, la intimidad y la privacidad de los datos, orientados al bien común. También sugirió la creación de “ecosistemas regionales de investigación, fondos regionales de inversión y grandes centros de datos”, subrayando la necesidad de una estrategia latinoamericana coordinada. Estas propuestas contrastan con el enfoque del presidente Milei, que privilegia la desregulación como vía principal para el desarrollo tecnológico y rechaza intervenciones estatales que, a su juicio, obstaculizan la innovación. La ética y la autonomía regional fueron ejes destacados en este apartado.

El segundo eje fue la seguridad alimentaria y la bioeconomía. Villarruel advirtió que “los desafíos globales tensan las cadenas de abastecimiento” y postuló que la región debe liderar la generación de proteínas tanto animales como vegetales. Instó a no limitarse al rol de proveedores de materias primas: “Debemos liderar las cadenas de valor con tecnología, empleo de calidad, igualdad de oportunidades y desarrollo local”.

Subrayó la importancia del “arraigo territorial” y pidió políticas que incentiven la producción en origen. “Propongo impulsar legislaciones que fomenten la agroindustria, mejoren la relación insumos-producto final y reduzcan el desperdicio de alimentos”, señaló. Además, reclamó promover la bioeconomía “como modelo de desarrollo sostenible”, entendiendo la sostenibilidad como un equilibrio entre lo social, lo ambiental y lo económico.

El tercer eje estuvo orientado a la sostenibilidad demográfica y el cuidado de la vida. Villarruel alertó sobre la “preocupante tendencia de baja tasa de natalidad” en la región y en el mundo. “La demografía sigue siendo un factor decisivo en el equilibrio geopolítico y en la disputa por el poder mundial”, expresó. Advirtió que la reducción de familias jóvenes “compromete las posibilidades de desarrollo”.

Entre las propuestas incluyó legislaciones de apoyo a la maternidad y a las familias jóvenes, incentivos habitacionales y fiscales, acceso a servicios de salud reproductiva ética y responsable, y redes de cuidado. “Necesitamos trabajar para devolverle a la vida humana su valor y a la familia su lugar esencial”, sostuvo. La vida y el arraigo familiar emergieron como pilares de su discurso.

Este enfoque, dirigido a cuestiones demográficas y sociales, marca un contraste con las prioridades del Gobierno, enfocadas en cuestiones macroeconómicas, diplomáticas y comerciales.

Soberanía y Atlántico Sur

Villarruel dedicó un tramo de su intervención a la situación del Atlántico Sur. Señaló que “la explotación responsable y razonable de los recursos muchas veces se ve comprometida por conflictos traídos por potencias extracontinentales”, en referencia a la presencia británica en las Islas Malvinas. “En el Mar Argentino se vulnera nuestra soberanía debido a la ocupación ilegítima del Reino Unido”, manifestó.

En Madrid, agradeció el “apoyo histórico” de las naciones iberoamericanas al reclamo argentino sobre Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, retomando la tradición diplomática argentina, aunque esta postura difiere del acercamiento más pragmático que Milei ha esbozado hacia el Reino Unido en otros ámbitos.

Villarruel concluyó la exposición con un llamado a la construcción de consensos regionales: “Invito a todos los aquí presentes a construir espacios de diálogo desde la confianza y la voluntad de converger”. Para la vicepresidenta, América representa “una auténtica tierra de vida y de esperanza”, expresión que buscó proyectar una identidad regional cohesionada ante un mundo en transformación.

Tras su participación, Villarruel publicó un mensaje en la red X donde enfatizó la urgencia de “fortalecer la cooperación legislativa en innovación tecnológica e inteligencia artificial, seguridad alimentaria y sostenibilidad demográfica”, y agradeció el respaldo al reclamo sobre las islas del Atlántico Sur.

Sin mencionar de manera directa al Presidente, Villarruel perfiló una agenda internacional propia para Argentina: priorizó la identidad cultural iberoamericana, la autonomía regional y la coordinación parlamentaria. Su discurso en Madrid consolidó una posición diferenciada dentro del oficialismo, precisamente cuando la política exterior del Gobierno se ordena bajo una lógica de alineamientos globales claros.

Fte.i