viernes 13 de junio de 2025 09:02:16

POLÍTICA: FUERZAS ARMADAS Y DESPROTEGIDAS, UN DOLOR EN SILENCIO

Los  militares están a la espera de soluciones, los problemas ya son hartos conocidos y conviven con ellos a diario

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Por Mirian Azá. El clima en las filas de las Fuerzas Armadas no es el mejor y no es para menos. El magro nivel salarial que ostentan los rangos más bajos, sumado a la situación deplorable que vive la Obra Social IOSFA, con una deuda que supera los $ 120.000 millones, que se desencadenó en una hecatombe con renuncia de su mandamás incluida, hace de la vida de los uniformados una verdadera guerra contra la escases y la desprotección por parte del Estado. Es una lucha sin cuartel que los hombres y mujeres que brindan sus vidas por la patria sufren a diario y lo padecen en el más amargo silencio.

En el primer orden de cosas podemos mencionar el caso de la Obra social de los uniformados. Iosfa (instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas) se encuentra haciendo agua, con una deuda multimillonaria y además con una ola de renuncias en sus filas. Nos consta, según comentarios de sus afiliados, que sus servicios se encuentran interrumpidos en diversos puntos del país, debido a la falta de pago a los prestadores. Además, cuentan con cada vez menos personal médico en las filas de las Fuerzas, debido al éxodo de profesionales que permanentemente sufren por el bajo nivel salarial y las exigencias que se les impone. Existen Clínicas, médicos y laboratorios que rescindieron convenios en varias provincias por la deuda del IOSFA. Cabe mencionar que el Ministro de Defensa, Luis Petri, se encuentra al tanto de la cuestión, tal es así que en la comisión bicameral de la defensa nacional, lo expresó a viva voz y de a momentos chicaneando al gobierno anterior por la herencia.

Sin embargo, lo que más molesta entre las filas militares no es la herencia, si no la falta de reacción al respecto y que tiene como protagonista al presente gobierno. – Los  militares están a la espera de soluciones, los problemas ya son hartos conocidos y conviven con ellos a diario.

En segundo lugar y no menos importante, hay que resaltar el bajísimo nivel salarial que ostentan los militares, en especial los de rangos más bajos y que son el grueso del personal, esto incluye a los civiles que prestan servicios como agentes de carácter permanente y algunos casos, contratados. Esos sueldos están en muchos casos por debajo de la línea de la pobreza y no alcanza para cubrir necesidades básicas, lo que hace que el  personal en general deba recurrir a un segundo trabajo, jornal o “changa” como vía de escape. Es más, la deplorable situación que los uniformados atraviesan hace que muchos dejen de lado su vocación de servicio, por un trabajo mejor remunerado.

Esto no parecería ser algo anormal, pero lo que sí enciende las alarmas es que se les está escapando personal adiestrado (en los que el Estado invirtió para su preparación). Una fuente altamente confiable, nos informó sobre mecánicos de aeronaves que se van de las filas de las Fuerzas hacia el ámbito civil, para hacer trabajos que nada tienen que ver con la aeronáutica, esto es un pecado capital en lo que es a cuestiones organizacionales y que hacen que las Fuerzas sufran una rotación de personal al rojo vivo.

Finalmente, podemos concluir que los uniformados que hoy tenemos, son los soldados de la democracia. Esta generación entera, ha ingresado al servicio en tiempos de democracia y el Estado los está dejando de lado. Está muy bien el reequipamiento de las Fuerzas y la compra de armamentos, eso no se discute. Sin embargo, hay cosas que son elementales, básicas para cualquier mortal que viva en nuestro país y es que los hijos no comen vocación y tampoco se visten con tanques o aviones, es necesario y urgente que se les asegure un sueldo digno. Redacción Multimedios Prisma.