POLÍTICA: LA PULSEADA POR EL RÉGIMEN CAMBIARIO DEMORA LA LLEGADA DE DÓLARES DEL FMI Y EL BCRA SE QUEDA SIN OXÍGENO
En pleno tsunami bursátil, el Fondo Monetario aún discute el caso argentino. ¿Qué condiciones analiza y qué puede pasar con el esquema cambiario?

La escalada adicional del riesgo país, por encima de los 900 puntos, antes del fin de semana, puede modificar la estrategia del Gobierno para los próximos meses.
La idea de lograr una reducción sensible hasta una zona de por lo menos 600 puntos —objetivo del equipo económico para después del anuncio con el Fondo Monetario Internacional— quedó en crisis, luego de que Donald Trump pusiera al mundo en pie de una guerra comercial sin final previsible a la vista.
El terremoto bursátil global deja a la economía argentina como una hoja en medio de una tormenta. Sin reservas en el Banco Central y una posible escalada comercial, en medio de devaluaciones y caídas en los precios de las materias primas, el Gobierno tendrá un desafío adicional en su tránsito hacia las elecciones de medio término.
¿Debería Javier Milei apurarse a tomar medidas defensivas en medio del tsunami?
La guerra comercial de Donald Trump impacta en el acuerdo con el FMI
El anuncio de Kristalina Georgieva, de hace una semana, sobre un posible desembolso inicial cercano a u$s8.000 millones —»es razonable», dijo—, entró en crisis con la declaración de guerra de Trump.
La primera cuestión fue planteada por la consultora 1816 en su último reporte a clientes. «¿Alcanzan los u$s8.000 millones?».
El cuestionamiento se da en el contexto de los últimos días: la escalada del «riesgo país» por encima de los 900 puntos hace imposible que Argentina pueda refinanciar en el mercado los próximos vencimientos de la deuda pública.
La aspiración oficial a lograr una rápida baja de ese indicador tras el anuncio del acuerdo con el Fondo entró en crisis.
Tampoco luce fácil un escenario donde el organismo incremente ese desembolso.
El Gobierno lo intentará. Eso es claro. No hay demasiados caminos alternativos en la pantalla. Luis Caputo ya da por descontada la llegada de al menos u$s2.000 millones, de parte de los otros organismos internacionales.
Antes del fin de semana, algunos economistas cercanos al equipo económico dejaron trascender que el desembolso inicial superaría los u$s10.000 millones.
Nuevo esquema cambiario, el posible escenario que deberá afrontar el Gobierno
El informe de 1816 plantea un escenario enigmático para el futuro cercano: la necesidad imperiosa de que el Gobierno se vea forzado a implementar, más temprano que tarde, un nuevo esquema cambiario.
La obligación de que los dólares que desembolse el Fondo no se vayan de las reservas tan pronto como lleguen.
El FMI —en este contexto volátil e imprevisible— no dejaría ninguna chance de que se tomen medidas en el frente cambiario. Además de obligar a una eliminación del dólar «blend», algo que viene reclamando desde mediados del año pasado.
«Una modificación sustancial en el régimen cambiario», plantea el informe de 1816.
Según un reporte de la agencia Bloomberg, el directorio del Fondo Monetario todavía no llegó a un consenso sobre el caso argentino.
Si hasta ahora había chances de que una intervención directa de la Casa Blanca pudiera ayudar a la estrategia argentina ante el organismo, esa posibilidad desapareció ahora, tras la ofensiva mundial de Donald Trump.
La única opción viable a la vista es que el propio FMI refuerce su rol de prestamista de última instancia con el objetivo de evitar una crisis más grande. Para eso fue creado el organismo. Pero eso no quita que el destinatario de los dólares sea condicionado a tomar medidas más allá de su voluntad política. Más bien, todo lo contrario.
La idea de que Gobierno ya hizo todos los deberes en el plan fiscal y monetario es estrictamente cierto. Pero eso no quita la relevancia del otro aspecto: la necesidad de un tipo de cambio competitivo que le quite fuerza a la demanda de dólares, que justamente se potencia en los momentos de atraso cambiario.
Se tensa la negociación con el FMI
Miguel Kiguel, un economista que suele tener buena información surgida en el organismo internacional, mencionó que «hay una clara pulseada. El Gobierno lucha por conseguir la mayor cantidad de fondos sin moverse un centímetro de su política cambiaria, mientras el FMI quiere canjear plata por más flexibilidad. Un partido con final abierto y con dos escenarios claros; uno con el «siga siga» y otro con salto cambiario».
«Las partes tienen presión para llegar a un acuerdo rápido, porque las reservas están cerca de un piso y los mercados nerviosos», concluye el último informe de Kiguel a sus clientes.
La crisis bursátil de los últimos días no hace más que poner más presión a las decisiones. ¿Qué hará Javier Milei?