lunes 2 de diciembre de 2024 00:10:39
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Por Alejandro Borenzstein. Sabotear la ley de Ficha Limpia fue un paso en falso del topito Santiago Caputo. Sin embargo, por ahora solo importa lo que hace Luis Caputo.
Antes que nada, una aclaración sobre el reportaje que Pepe Mujica concedió esta semana donde dijo textualmente: “…ahí está la vieja Kirchner en la Argentina, al frente del peronismo… en lugar de ponerse de vieja consejera y dejar a nuevas generaciones no, está ahí, jodiendo. ¡Como le cuesta largar el pastel, que lo parió!”. Caramba. Qué atrevido. Seamos claros con los hermanos uruguayos: Cristina será una vieja chota pero es nuestra vieja chota. No se hagan los graciosos con Ella que para eso estamos nosotros.

Dicho esto, vamos a lo importante.

Ya sabemos que la falta de experiencia se paga. Una cosa era Durán Barba que tenía trayectoria y espalda suficiente para imponer sus estrategias de marketing, operar como topo infiltrado en Cambiemos y hacer fracasar al gobierno de Macri y otra muy distinta es su ex empleado, el topito Caputo.

No hay dudas de que el pibe le pone garra, pero también se ve que todavía es muy joven como para poder destrozar desde adentro a todo un gobierno nacional sin que la gente se de cuenta de que es un topo.

Al menos eso es lo que quedó evidenciado esta semana después de que el gobierno retirara ocho diputados propios y boicoteara el tratamiento de la Ley de Ficha Limpia.

Si bien la idea de Santiago Caputo era dejar expuesto a su propio gobierno mostrando que hace acuerdos oscuros con el kirchnerismo, es obvio que se pasó de rosca. La maniobra para provocar un repudio generalizado contra Milei por parte de su propio electorado fue demasiado burda. A Durán Barba y a Marcos Peña, dos flor de topos, estas cosas no les pasaban.

A esta altura hay algo muy importante que cabe aclarar sobre este asunto. El hecho de que el gobierno haya impedido el tratamiento de la Ley de Ficha Limpia perturba a los políticos honestos, enfurece a la mayoría de los medios, fastidia a parte del círculo rojo y a algún que otro indignado, pero no nos engañemos: a los efectos electorales no mueve la aguja. Para decirlo en castellano, a la gente le chupa un huevo que el gobierno de Javi haya boicoteado una ley en el Congreso.

Lo único que importa en este momento es que no se desmorone lo que va consiguiendo Luis Caputo, que no es el topito Caputo sino que es el ministro de economía. Más adelante se verá si la gente se banca el resto del delirio.

Por eso la movida del topito fue doblemente inútil. No solo porque este asunto a la gran mayoría no le importa sino porque dejó en evidencia el hecho de que Caputo está infiltrado en el Triángulo de Hierro para que hagan barbaridades y se autodestruyan. Un torpeza de novato. Como Topo, todavía Alberto le pasa el trapo.

Más allá de todo esto, hay que decir las cosas como son: la Argentina no está para una Ley de Ficha Limpia. Podrá servir en Bélgica, pero acá no va.

Si realmente aplicáramos esta ley nos quedaríamos con medio Congreso vacío. No alcanzarían los políticos “limpios” para completar la cantidad de candidaturas que necesitamos. Hoy en día hacen falta candidatos para gobernador, intendente, legislador nacional, provincial y municipal, es decir no estamos para darnos el lujo de andar separando los “limpios” de los “sucios”. O usamos todo lo que hay o vamos a tener que importar políticos limpios de Uruguay porque con los de acá no vamos a poder llenar todos los casilleros.

Además es una ley muy injusta porque le impediría ser candidata a Cristina pero no a Massa o a Tombolini. A propósito, es raro que el gobierno de Javi no haya movido un dedo para investigar las cositas que hacían estos dos muchachos. Se ve que están tan ocupados cazando comunistas que se olvidaron de Massa. O quizás el arreglo es mucho más amplio de lo que imaginábamos.

La ley también podría impedir una futura candidatura presidencial de Alberto. El hecho de que el tipo sea un pajero no quiere decir que no tenga derecho a una revancha. Probablemente le sería difícil sumar algún voto a los cuatro que ya tiene (Albistur, Tolosa Paz, Gabriela Cerruti y Santiago Cafiero), pero un segundo fracaso presidencial no se le niega a nadie.

Por su parte Macri se quejó de que el gobierno saboteó el tratamiento de la ley. Indignado, sacó un comunicado diciendo “¿queremos o no queremos un país sin corrupción?”. Alguien debería explicarle al Gato que no queremos un país sin corrupción, que nos gusta así, con corrupción. Y si tiene alguna duda que le pregunte a su primo Calcaterra.

O a su amigo Nicky Caputo, el de Tierra del Fuego. Otro Caputo más. A este ritmo, un día nos vamos a despertar y todos nos vamos a llamar Caputo. “Hola Caputo, cómo estas? Bien Caputo, y vos?¿Viste lo que hizo Caputo? ¿Cuál Caputo? ¿Pepe Caputo o Beto Caputo? Nooo, Pancho Caputo, el que se casó con Bety Caputo, la que se había separado de Quique Caputo cuando descubrió que este la engañaba con Mary Caputo. Y así vamos a seguir hasta que un día nos vamos a morir todos y nos van a enterrar a los 47 millones de argentinos en una gran tumba con una lápida gigante que diga “Acá yacen los Caputo”.

Volviendo al punto, también a esta página le conviene que volteen la Ley de Ficha Limpia. Sin Cristina, sin Boudou, sin Insaurralde, sin Lázaro, sin De Vido, sin López y sin tantos otros amigos de la casa está página nunca hubiera sido posible.

Por todo esto seguimos apoyando la designación del Juez Lijo. Nunca tan necesario. Gente corrupta y jueces con los que se pueda conversar es una combinación imprescindible.

Las malas lenguas dicen que el gobierno y el kirchnerismo están acordando bajo la mesa un plan de impunidad que incluye la designación de los nuevos jueces que se incorporarían a la Corte Suprema.

Para demostrar que no hay ningún acuerdo entre el gobierno y el kirchnerismo, Javi estaría pensando en reemplazar a su candidato por una mujer. Sería la doctora Ariela Lijo.

Mientras tanto, esta semana se cumplieron 40 años del acuerdo de paz entre Argentina y Chile logrado gracias a la mediación de Juan Pablo II. Insólitamente, el gobierno argentino decidió no mandar a su Canciller al evento conmemorativo que se realizó en el Vaticano. Un verdadero gesto de ignorancia.

Es muy posible que el Triángulo de Hierro no tenga la menor idea de lo que estuvo a punto de ocurrir en 1978, de cómo el cardenal Samoré medió entre ambas dictaduras evitando la guerra y salvando miles de vidas, y de como finalmente el Papa Juan Pablo II fue negociando hasta que en 1980 emitió su propuesta arbitral.

En ese momento, Chile respondió inmediatamente aceptando la propuesta del Papa que le era favorable y Argentina postergó su respuesta hasta 1983, cuando llegó la democracia con Alfonsín.

Fue entonces que Don Raúl convocó a un plebiscito para que el pueblo expresara si aceptaba o no el laudo papal. La gente concurrió masivamente a votar y ganó el SI por el 83% de los votos.

El NO solo tenía el apoyo de buena parte del peronismo representado por el senador Leónidas Saadi.

La posición del gobierno, o sea la del SI, fue presentada y defendida públicamente por el entonces Canciller y posiblemente uno de los más brillantes políticos que tuvo la democracia argentina. Se llamaba Dante Caputo. Creer o reventar. Como ve amigo lector, acá Caputo somos todos.Fuente: Clarín