ROJO FISCAL: SE COMPLICA LA META DE DÉFICIT CERO DEL GOBIERNO TRAS EL NÚMERO DE 2023
El déficit fiscal total de 6,1% del PBI que dejó el gobierno de Alberto Fernández superó las estimaciones de Luis Caputo y su equipo económico. La tajante postura del ministro de Economía sobre el equilibrio de las cuentas públicas. Por qué se complejiza el objetivo del oficialismo
No es el número que esperaba Luis Caputo. El déficit financiero de 2023 cerró en 6,1% del Producto Interno Bruto (PBI), un punto porcentual por encima de la estimación del ministro de Economía, y forzará al Gobierno a recalibrar los números del ajuste ya que el equilibrio fiscal demandará una corrección superior a la pautada por el Ministerio de Economía de 5,1%.
La reducción inmediata del rojo entre lo que recauda y lo que gasta el Estado es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el programa económico de La Libertad Avanza. De hecho, lo utilizó como ancla para fijar expectativas de cara a la inflación de los próximos meses tras la devaluación del 54% y la liberalización de los precios.
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En términos estadísticos, el resultado fiscal financiero está compuesto por la suma del déficit primario (2,9%) y los intereses del servicio de deuda (3,2%). El primero responde a la diferencia entre los ingresos y los gastos del sector público en un período determinado mientras que el segundo expresa los costos a pagar en concepto de deuda.
El Gobierno no modificará la meta de déficit fiscal
«El déficit fiscal financiero 2023 cerró en -6,1%, más alto aún de lo esperado. Este gobierno está decidido a terminar con este flagelo que nos ha llevado a la situación actual. El compromiso de llegar a déficit cero, no va a cambiar, se apruebe o no la ley», aclaró Caputo en sus redes sociales.
Más tarde, el funcionario nacional lanzó una advertencia contra los gobernadores por la aprobación de la ley Ómnibus en el Congreso de la Nación al señalar que delineó «todas las partidas provinciales que se recortarán inmediatamente si alguno de los artículos económicos es rechazado».
«No es una amenaza, es la confirmación que vamos a cumplir con el mandato que nos han dado la mayoría de los argentinos de equilibrar las cuentas fiscales para terminar con décadas de inflación y flagelo económico», planteó e insistió con que «el déficit cero no se negocia».
La intervención tuitera del titular de la cartera económica no es casualidad y se da en el marco de las frenéticas negociaciones entre el oficialismo y la oposición «dialoguista» para aprobar el paquete de leyes que comenzará a tratarse el martes 30 en la Cámara de Diputados.
El mega proyecto sufrió modificaciones por reclamos puntuales de diputados opositores del PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal pero, aún así, contiene los ejes primordiales del plan libertario para conseguir el equilibrio de las arcas públicas en los próximos doce meses.
Cómo es el plan de Caputo para reducir el déficit fiscal
La hoja de ruta inicial presentada por el Palacio de Hacienda contemplaba un ahorro de 5,1% del PBI para equilibrar las cuentas del Estado al cierre del balance de 2024. El 56% se realizaría mediante una considerable poda presupuestaria y el 44% restante a través de mayores ingresos impositivos.
En detalle, el oficialismo proponía un 2,9% de baja del gasto público basado en un recorte de 0,7% en subsidios económicos; 0,7% en gastos de capital (obra pública); 0,5% en gastos de funcionamiento; 0,5% en transferencias corrientes a provincias; 0,4% en jubilaciones y pensiones, y 0,4% en programas sociales con intermediarios. Para un economista, “es imposible llegar a la unificación del tipo de cambio con este nivel de reservas”
Al mismo tiempo, el ajuste implicaba un salto de los ingresos de 2,2% en base a un incremento de impuestos: 0,8% por el impuesto PAÍS; 0,5% por retenciones a todas las exportaciones; 0,4% por la reversión del impuesto a las Ganancias, y 0,5% por anticipo de Bienes Personales, blanqueo de capitales y moratoria.
La lógica detrás del shock fiscal aplicado por el elenco gobernante es cortar de raíz con el financiamiento de las arcas estatales vía emisión monetaria del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y, en consecuencia, reducir la inflación.
Sin embargo, la meta del déficit cero se complejizó tras el abultado número heredado del gobierno de Alberto Fernández. En efecto, el equipo económico deberá evaluar nuevas alternativas para cerrar el 2024 con un equilibrio de las cuentas públicas como el que postuló.
Los desafíos del Gobierno para alcanzar el déficit cero
La directora de C&T Asesores Económicos, María Castiglioni, explicó que un ajuste adicional del Gobierno para lograr la estabilidad fiscal quedará sujeto a «qué pase con el pago de intereses de la deuda, que depende del tamaño de la misma y de cómo evolucione».
«El gran problema es que la gestión anterior fue canjeando deuda en pesos por deuda atada al dólar o ajustada por inflación. Entonces, cuando hay una aceleración inflacionaria o una devaluación, aumenta el pago de intereses correspondiente», remarcó.
En tal sentido, Castiglioni apuntó que las condiciones de las colocaciones de nueva deuda para pagar la anterior serán cruciales debido a que determinarán «el tamaño de pago de intereses y, por lo tanto, el tamaño del superávit primario que tiene que haber para que se cumpla la meta de equilibrio financiero de manera tal de no emitir un solo peso para financiar al fisco».
Por su parte, el director ejecutivo de la fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, sostuvo que el déficit financiero de 6,1% obliga «al Ministerio de Economía a recalcular cuál es el verdadero gasto total, incluido los intereses, para este año».
«Aunque no lograse un resultado equilibrado del déficit financiero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se daría por satisfecho si el Gobierno logra un superávit primario de un punto porcentual, algo que es posible. Hay que ver si es factible un ajuste mayor al que ya están haciendo. Un punto porcentual más en gasto de intereses podría financiarse mediante el mercado doméstico, organismos internacionales o créditos bilaterales para poder enfrentarlos», argumentó.
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Para el economista senior de Empiria, Matías De Luca, calificó como «correcta» pero «ambiciosa» la meta de déficit financiero 0 para 2024 y anticipó que la sostenibilidad del superávit primario proyectado está anudada al destino de la ley Ómnibus en el Congreso.
En relación con los intereses a pagar este año, De Luca enfatizó en dos elementos: «La consolidación de la deuda pública bajo el ala del Tesoro y el canje de deuda que permita despejar vencimientos». Cabe recordar que Luis Caputo busca canjear buena parte de los títulos públicos por bonos de más largo plazo para clarificar el horizonte financiero.
A su turno, el titular del Centro de Economía Política (CEPA), Hernán Letcher, brindó una perspectiva pesimista al expresar que «una vez que realicen buena parte del ajuste, el efecto va a ser tan fuerte sobre la actividad económica, que al final de toda esa curva la caída de la recaudación va a hacer que no haya sido suficiente y vuelva un nuevo ciclo de recortes».