DÓLAR: AL FMI LO QUE NO LE CIERRA ES QUE MIGUEL PESCE VENDA A $ 230 LO QUE EN EL MERCADO CUESTA EL DOBLE
El organismo viene insistiendo en que el tipo de cambio no debe atrasarse para de ese modo juntar reservas
La economía argentina es un laboratorio macroeconómico natural al que las universidades extranjeras debieran enviar sus estudiantes para corroborar el funcionamientos de ciertos fenómenos que jamás verán en otros lugares del mundo.
Va el ejemplo del tipo de cambio oficial. En la Argentina vale $ 234 por dólar. Pero ese precio pagan quienes acceden al mercado único y libre de cambios, básicamente empresas, importadores y sujetos a un cupo. En una economía donde las restricciones y el cepo dejaron afuera a cada vez más a actores, los dólares financieros e informal cobran más importancia (entre $ 434 y $ 468). Según un cálculo a mano alzada del economista de LCG, Guido Lorenzo, la mitad de la economía funciona con un dólar de $ 234 y la otra mitad con uno que cuesta el doble.
A priori, esto pone en dificultades al Banco Central y así ha sido desde octubre de 2020 cuando Miguel Pesce y Martín Guzmán tuvieron una discusión sobre qué hacer al respecto. Hasta el día de hoy se impuso el criterio de la autoridad monetaria, no cerrar la brecha con una devaluación. También, desde entonces al día de hoy, el Banco Central ha sido incapaz de acumular reservas -aún cuando no había sequía-, porque exhibió siempre un precio barato el dólar con tal de ‘no pagar el costo’ de una devaluación.
Es ahí precisamente donde está uno de los nudos de la negociación con el Fondo Monetario.
Sergio Massa solicitó al FMI una flexibilización de las metas del programa de Facilidades Extendidas y un adelantamiento de los desembolsos para el año, unos US$ 10.640 millones (ver más aparte).
Por su parte, el FMI plantea un ajuste del precio del tipo de cambio. Así lo hizo en su último staff report. Fue con el término ‘acelerar el crawling peg’ o mini devaluaciones.
El país cumplió en mayo, aceleró al ritmo promedio de devaluación. Pasó de 5,4% en enero a 8,2% en la última semana de abril. En esta semana fue 7,4%.
La Argentina además, en línea con los pedidos del organismo, aumentó las tasas de interés y anunció en mayo la quita de subsidios en luz para los hogares de ingresos más altos, un reclamo histórico de Washington.
Pero el FMI pediría más garantías. ¿Por qué pondría más plata en un programa que no funcionó? La brecha no cedió y la inflación subió.
Miguel Kiguel, economista de Econviews, ex secretario de Finanzas y que ha negociado con el FMI, imagina que el organismo “estará planteándole a la Argentina que los dólares que le otorgaría no los regale a $ 230”. La consultora Analytica señaló en un informe que “lo más probable, en nuestra opinión, es que el organismo exija una devaluación, un salto discreto del tipo de cambio, como vía para corregir los precios relativos”. Según Analytica el dólar oficial debería subir unos $ 100, valer $ 330. Devaluar para el oficialismo es difícil -Cristina Kirchner directamente se opone-, pero no hacerlo no lo es menos.
La city comentaba ayer una pregunta que se hacía un informe de la consultora 1816. “Si el Banco Central vende US$ 470 millones en el MULC en 6 ruedas de mayo (hasta el jueves), ¿qué puede esperarse para el período agosto-diciembre, estacionalmente malo en términos de oferta de divisas y esta vuelta encima con transición presidencial?”. Incluso si el FMI adelantara los desembolsos no ayudaría tanto porque el país tiene que pagarle US$ 11.300 millones.
Sin reservas las miradas empiezan a concentrarse sobre los depósitos en dólares. Las miradas del mercado, del FMI, y también de Massa, están cada vez más puestas en Pesce. Por Ezequiel Burgo. Clarìn.Fte. Identidad Correntina