ENTRE EL PRESIDENTE Y EL MINISTRO DE ECONOMÌA HAY TENSÒN DICEN QUE HUBO UN LLAMADO DE ADVERTENCIA
El ministro se comunicó con el Presidente al regreso de Panamá. Detalles de una conversación dura y un mensaje: “Yo no soy Guzmán”
El llamado ocurrió apenas puso un pie en Buenos Aires, después de bajar del avión que lo trajo de Panamá, adonde viajó para participar de la asamblea anual del BID. Sergio Massa estaba furioso porque entendía que mucho de lo que se había publicado y dicho en los medios en su contra tenían una única terminal: “laderos” de Alberto Fernández.
Testigos de la llamada telefónica entre el Presidente y el ministro admitieron que el tono fue más que tenso . “No atajan ni un quilombo y boludean jugando a los soldaditos. Sé quiénes dan estos off the récord y les voy a contestar como corresponde, con acción política”, aseguran que le dijo, palabra más palabra menos, Massa al Presidente.
Es al mismo tiempo una discusión inoportuna, mientras la sequía histórica pega con toda la fuerza -estiman que las pérdidas superarán los 20 mil millones de dólares- la última medición de la inflación escaló al 6,6% y la actividad empezó a mostrar signos de fatiga e incluso de agotamiento. Con dólares escasos y caros y presión social en las calles -sean piqueteros o víctimas de apagones-, “el horno no está bollos”. Pero en la cúspide del Poder algunos parecen dispuestos a acercar algún fueguito que otro.
Este fenómeno no es exclusivo de la coalición de gobierno. También en la oposición se multiplican los frentes de conflictos y las relaciones entre antiguos socios crujen, al punto que se ponen al borde de la ruptura. Lo que ocurrió en la alianza opositora en Santa Fe o las tensiones entre los candidatos del PRO de este fin de semana son apenas un botón de muestra.
En política, las discusiones hoy se dan a cielo abierto. Lo cierto es que en medio de las críticas de la oposición por la inflación -la portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, dijo que fue un “dato malísimo”- Massa interpretó que hubo “filtraciones” que buscaron debilitarlo y que esas usinas tenían origen en el entorno presidencial.
Aunque Massa insiste con que no es candidato, en el oficialismo hay sectores -incluso cercanos a la Vicepresidenta- que le reconocen aún potencialidad electoral. Depende de que en la carrera entre salarios y precios los segundos no sigan siendo primeros (y por varios cuerpos). Pero además, debe cumplir la prestación principal que se espera del tigrense: que lleve al maltrecho barco del oficialismo al puerto del 10 de diciembre. Hoy, una enormidad.
En simultáneo, la presión para que Alberto Fernández se baje de su proyecto reeleccionista que ejercen Cristina Kirchner -mañana reaparecerá en el CCK con el Grupo de Puebla- y La Cámpora viene creciendo en intensidad. Pero es enfrentada por el presidente con una suerte de “resistencia pacífica” que debilita, principalmente, a la Vicepresidenta y su grupo.
«Los machitos de off». Massa había usado la misma frase que reapareció ahora cuando en marzo del año pasado se aprobó en Diputados el acuerdo con el FMI y aparecieron lo que él entendía eran “operaciones” en su contra. “A veces veo notas que citan en off a hombres que hablan en nombre del presidente y después hablo con el presidente y no piensa eso. Hay mucho macho del off the record que después no tiene la valentía de plantear las diferencias en voz alta”, dijo en un estudio de televisión en esa oportunidad.
En la conversación de este domingo con Alberto Fernández, después de regresar de Panamá, reapareció, en otro contexto, lo mismo. “Hay machitos del off the récord que después vienen a mi oficina y me piden que le diga al Presidente que se baje de su candidatura”, le habría dicho Massa al Presidente, según pudo saber este medio de fuentes calificadas.
Pero la advertencia más dura tuvo que ver con un antecedente incómodo para Alberto Fernández, como fue la renuncia súbita de Martín Guzmán, el ministro de Economía al que defendió a capa y espada frente a los embates del kirchnerismo y de la mayor parte del Frente de Todos. Y que un fin de semana, sorprendió al país con la publicación en Twitter de su renuncia.
Según pudo conocer de fuentes informadas, Massa le habría dicho a Alberto Fernández: “Yo no soy Guzmán. Soy uno de los jefes de esta coalición política. Si creen que en la fantasía reeleccionista me van a limar por miedo, voy a dejar de ser sólo el bombero que les apagó el incendio”.
Una frase inquietante que dispara miles de interpretaciones. Son dudas que quedan, por ahora, sin respuesta. En el entorno del líder del Frente Renovador evitaron referirse a esas conversaciones y, menos, a dar nombres de los supuestos “machitos del off the record”. De todos modos, los que todavía responden en el Gobierno de manera vertical a Alberto Fernández son pocos.
Como cierre de ese diálogo áspero, Massa habría transmitido: “Los off the récord de algunos los voy a contestar con acción política, ejerciendo mis funciones”.
En la oposición. La discordia no es, de todos modos, patrimonio exclusivo de la alianza de gobierno. En la oposición reinan también las tensiones y los codazos entre los que sienten con alguna chance de sentarse en el “sillón de Rivadavia” o, al menos, tener un despacho oficial a partir del próximo mes de diciembre.
La “bomba” que tiró Elisa Carrió el sábado, cuando rompió con el “Frente de Frentes” de Santa Fe denunciando “vínculos con los narcos”, dejó estupefactos a los integrantes de la coalición opositora que tiene chances ciertas de derrotar al peronismo que gobierna hoy con Omar Perotti, que mostró escasa eficacia por combatir las mafias y el tráfico de drogas. Ocurrió poco antes de la llegada de Mauricio Macri a Rosario, donde estará hoy para la presentación de su libro “Para Qué”.
Pasado el desconcierto y las dudas sobre a quién se refería, quedó claro que el blanco principal de la socia fundadora de Juntos por el Cambio era el socialismo y, sobre todo su líder actual, Antonio Bonfatti. Desde el partido que fundó Juan B. Justo y hoy preside Mónica Fein, ex intendenta de Rosario, evitaron responderle a Carrió, pero interpretaron sus palabras como funcionales al peronismo.
En el radicalismo, que postula a Maximiliano Pullaro como precandidato a gobernador, tampoco salían del estupor y recordaban que la representante de Carrió en la provincia, Lucila Lehman, había estado participado hasta hace una semana en las negociaciones para conformar el denominado “Frente de Frentes”, que consolidaba una propuesta electoral unificada para derrotar al peronismo.
Por otra parte, Patricia Bullrich, presidenta del PRO y precandidata, compartió con el ahora precandidato a jefe de gobierno, Ricardo López Murphy, un almuerzo con los equipos técnicos y políticos de ambos sectores, después del acuerdo electoral que ambos sellaron la semana pasada.
“Fue una reunión de familia”, reconoció uno de los participantes del encuentro, que se realizó en la casa del economista y estrella de las redes Gustavo “Lacha” Lázzari, en Villa Elisa. Entre sanguchitos de bondiola, ensaladas, gaseosas, vino y flan con dulce de leche y crema, dirigentes de Republicanos Unidos y del bullrichismo buscaron compartir experiencias y contactos y empezar a definir los primeros pasos para alinear el trabajo de los dos sectores.
Tanto Patricia Bullrich como López Murphy coincidieron en que “se vienen tiempos recios y no va a ser un lecho de rosas” el futuro próximo, tanto por la economía como por la situación política. También, que los planes de gobierno se deberán poner en marcha la misma madrugada en que asuma la nueva gestión.
Mientras tanto, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, los otros precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio, viajaron La Falda para acompañar a Javier Dieminger, intendente reelecto en los comicios celebrados este domingo. Se trata de la primera elección del año y Juntos por el Cambio ganó con el más del 70% de los votos. Compartieron escenario y recorridas con Luis Juez, Rodrigo De Loredo, Mario Negri, Soher El Sukaria, Javier Pretto, Pedro Dellarossa y Ricardo Agost.
Córdoba es un territorio en disputa y donde Juntos por el Cambio considera que tiene altas chances de vencer al peronismo, que hace más de 23 años gobierna el territorio. El gobernador Juan Schiaretti, de 73 años, ya lanzó a su delfín, Martín Llaryora, mientras intenta reflotar la tercera vía con una candidatura presidencial a la que pretende sumar a otros peronistas.Fte. I