viernes 22 de noviembre de 2024 17:25:19

UN CANJE DE DEUDA EN PESOS ATADO A UNA INFLACIÓN DE 100% QUE DA VÉRTIGO

La refinanciación de pagos tiene costos altos en tasas y en emisión, que el Gobierno le traslada al próximo

Si hay una característica común a los banqueros es el pragmatismo con la mirada puesta en la defensa del patrimonio de los accionistas.

Y si hay un principio para un Secretario de Hacienda de un país es que las deudas no están para ser pagadas y canceladas, sino para refinanciarse.

Esos dos principios se entrecruzarán en el canje de deuda en pesos que terminó de negociar el ministro Sergio Massa con los banqueros públicos y privados para pasar a 2024 y 2025 los bonos del Tesoro que vencen entre abril y septiembre de este año.

Para ese canje voluntario Economía presentó un menú de bonos ajustados por CER (inflación) con sobretasas que van, según el plazo, de 3,75% a 4,25% y bonos duales (lo mayor entre inflación y la devaluación)

La deuda a canjear roza los $ 7 billones y los bancos privados dicen que sus tenencias de bonos representan «sólo» 20% del total y que el resto está en la cartera de los bancos públicos y organismos estatales, principalmente la ANSeS.

A partir de esos supuestos, los banqueros apuestan a que la demanda de nuevos bonos se dirigirá en un 80% hacia los ajustables por CER que, desde ya, tendrán incorporados al vencimiento una inflación que se calcula en 100% para 2023.

El lanzamiento de bonos ajustables por una inflación de 100% anual habla por sí solo del compromiso de emisión de pesos hacia el futuro en un contexto que ya venía comprometido.

El informe semanal de la Fundación Capital sostuvo antes del anuncio del canje que «los $ 13,8 billones que vencen hasta fin de año» encontraban un marcado en el que»el apetito del sector privado se va reduciendo» y que la participación «del Banco Central sumada a la de los entes públicos deriva en un mercado de deuda con cada vez más tenedores cautivos».

Ese resultado reduce el riesgo de reperfilamiento de la deuda hacia adelante, aunque con«un importante costo en términos de emisión.»

El canje ratifica, además, el papel de comprador de última instancia de los bonos por parte del Banco Central si los precios se llegaran a derrumbar, un accionar que viene desde hace tiempo y sobre el cual el Fondo Monetario Internacional aparece haciendo la vista gorda.

Con este canje, en el caso de ser aceptado por la mayoría, el gobierno lograría superar el «paredón» financiero generado porque el Tesoro se venía endeudando cada vez a plazos más cortos y pagando más caro.

Ahora es evidente que el costo a pagar tanto en términos de tasa como de emisión implícita le importa mucho menos a un gobierno que le pasa la pelota al que sigue con una bola de nieve en los intereses que arrancan al calor de una inflación de 100%.

Los organismos públicos mantendrán la ficción de la refinanciación y los bancos tendrán en sus carteras bonos más jugosos aunque se trate de pesos.

Sergio Massa intenta otra jugada financiera después del fracaso de la recompra de bonos y el intento de conseguir US$ 1.000 millones de un banco internacional y ya anunció que vendrán dólares diferenciales para el vino y para las economías regionales.

Todo sea para no devaluar y mantener atrasado al dólar oficial en el año electoral en un intento desesperado por contener un salto inflacionario que, junto al impacto de enorme golpe de la sequía, proyectan un 2023 muy difícil. Textual: Por Daniel Fernandez Canego.Fte. Identidad Correntina