EL QUIEBRE DE LA CAMPORA CON ALBERTO FERNÀNDEZ YA NO SE DISIMULAN Y BUSCAN VACIARLE TODOS LOS ACTOS
La agrupación se despegó definitivamente de la gestión presidencial. Los últimos desaires
A esta altura, a nadie le interesa disimularlo. La última evidencia de las diferencias internas en un acto público la dio María Fernanda Raverta, la jefa de la ANSES, que participó hace quince días, en Mar del Plata, de un anuncio vinculado a la AUH. Junto a Alberto Fernández y los ministros Gabriel Katopodis y Victoria Tolosa Paz, la funcionaria ensayó un discurso de poco más de seis minutos en el que mencionó al matrimonio Kirchner y omitió al Presidente: «(Esto se hizo) A partir de la decisión política de un gobierno que cree en las políticas universales para las infancias como fue el gobierno de Néstor y de Cristina», dijo sin hacer ninguna referencia a la gestión actual.
Raverta es una de las mujeres más encumbradas de La Cámpora que no hizo otra cosa que blanquear lo que ya se sabía: que la organización fundada por Máximo Kirchner decidió hace rato abrirse de la administración de Fernández, al menos en lo discursivo.
Andrés «El Cuervo» Larroque, uno de los principales voceros de la agrupación, habló este miércoles de la «decepción de la actual gestión». Y remarcó que «no se puede hablar del peronismo sin Cristina en la cancha». Para ese sector, en el partido del 2023, Fernández no figura ni en el banco de suplentes. El mandatario se resiste al retiro.
Máximo Kirchner (Fotos: Emmanuel Fernández).
En más de un despacho K se discutió incluso si no convenía oficializar esa realidad con una salida masiva de los funcionarios camporistas como aquel golpe en la mesa de Cristina Kirchner de septiembre del 2021, cuando pateó el tablero y ordenó que renunciaran en masa todos los ministros de ese sector, con Eduardo «Wado» de Pedro a la cabeza, para tratar de intimidar al Presidente.
Con Cristina y Máximo Kirchner en silencio y recién llegados del Sur, lo cierto es que el vínculo entre La Cámpora y Fernández está roto. Ya hace tiempo que no hay más diálogo. Solo algún encuentro protocolar del Presidente con el ministro del Interior -el delegado de la ex Presidenta en Casa Rosada-, por su rol formal. Pero nada más.
El viaje de este miércoles del jefe de Estado a Mendoza fue otra muestra más de esa relación herida de muerte: no lo acompañò ni un solo dirigente de la Agrupaciòn K. La senadora Anabel Fernández Sagasti, principal referente, justificó su ausencia por cuestiones de la agenda del Congreso. Flor Destéfanis, intendenta de Santa Rosa y presidenta del PJ local, aclaró que estaba de licencia por vacaciones. Lo mismo que Lucas Llardo, jefe del bloque K del Senado provincial, que además agregó que no sabía de la visita presidencial.
En el último tiempo, Máximo Kirchner reveló en más de una oportunidad que no compartió en su momento la decisión de su madre de elegir a Fernández como el candidato del Frente de Todos. Pero se plegó, con matices, hasta que la Casa Rosada avanzó en la negociación final en torno al acuerdo con el Fondo Monetario, que el diputado trató de boicotear y que lo definió a alejarse de la conducción del bloque en la Cámara baja. Fue el principio del fin. Según trascendió, nunca más habló con el Presidente, y el vínculo de la agrupación con el mandatario entró en un tobogán sin final.
En el entorno de Fernández juran que «La Cámpora está en vías de extinción». Fue lo que se escuchó en la intimidad de Chapadmalal en el encuentro de hace dos semanas que el Presidente encabezó junto al Gabinete que le responde y una veintena de intendentes bonaerenses después del acto junto a Raverta.
El discurso de la funcionaria cayó pésimo, y en esa reunión, en el quincho central de la residencia de veraneo oficial frente a los acantilados, en la que se habló y mucho del acto, no participó ni la jefa de la ANSES ni ningún otro referente de La Cámpora.
La noche siguiente, Fernández cenó hasta entrada la madrugada en «Casa Pampa», un reconocido restaurante de la zona propiedad de Roberto Fiocca, un histórico dirigente y publicista del peronismo bonaerense que organizó actos de campaña del kirchnerismo del 2005, el 2007 y el 2009, muy amigo de Enrique «Pepe» Albistur, y que ahora se dedica a la actividad privada. A los tres días, Fiocca, según fuentes marplatenses, recibió una inspección del Ministerio de Trabajo provincial que encabeza el sindicalista Walter Correa, cercano al camporismo.
El Presidente ya había recibido un cachetazo político por parte de la agrupación fundada por el presidente del PJ bonaerense a mediados de diciembre, en los festejos por los tres años de gestión del Frente de Todos. «La orga» decidió vaciarle el acto, en los jardines de la Casa Rosada. Ni siquiera fue De Pedro, que permaneció, como si nada, en su oficina, a metros del lugar.
Por esos días, la organización ya había ofrecido otra muestra del disconformismo general con la gestión. Las funcionarias K en su totalidad abandonaron el grupo de WhatsApp «mujeres gobernando» que ahora nuclea solo a las mujeres que se referencian en el Presidente. Todas ellas estuvieron el fin de semana pasado en Chapadmalal en un encuentro para apoyar al jefe de Estado en el inicio del año electoral. Fte. Identidad Correntina