EL GOBIERNO NEGOCIA CON MANZUR PARA QUE SE TOME LICENCIA PARA EVITAR UN REEMPLAZO Y EVITAR CAMBIOS EN EL GABINETE
Alberto Fernández quiere que el tucumano deje su cargo solamente entre febrero y junio. Si se concreta el esquema que planea, las tareas operativas y políticas quedarían en manos de Juan Manuel Olmos
Una vez blanqueadas las intenciones de Juan Manzur de dejar la Jefatura de Gabinete para regresar a Tucumán a hacer campaña, Alberto Fernández está determinado a dilatar su salida lo máximo posible y no planea reemplazarlo, sino que negocia para que se tome licencia entre febrero y junio. El Presidente quiere que el tucumano, con quien mantiene una relación oscilante, regrese después de las elecciones provinciales para participar de la carrera nacional, pero el gobernador en uso de licencia tiene dudas y no descarta quedarse en su terruño durante todo 2023. Si logra imponer su esquema, el primer mandatario planea que Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete, se haga cargo de la coordinación durante la ausencia de Manzur, y que uno de los ministros se ocupe de firmar las resoluciones del área. Por ahora no dice quién sería, pero la ley indica que debería ocuparse el titular de Interior, es decir, el kirchnerista Eduardo “Wado” de Pedro.
El plan de Manzur es irse del Gobierno, a más tardar, en febrero, para dedicarse a tiempo completo a ordenar las enmarañadas nóminas en Tucumán -donde hay decenas de acoples en los distritos y una trama de candidaturas compleja-; y para competir como precandidato vicegobernador en la lista encabezada por el actual gobernador interino, Osvaldo Jaldo. Así se lo comunicó al Presidente, que le dio una respuesta, por lo menos, vaga. Sin definiciones de parte de su jefe, el tucumano hizo públicos sus planes en una conferencia de prensa, la semana pasada, al término de la última reunión de Gabinete.
De todas formas, los planes presidenciales de Manzur no están muertos. “Fue gobernador dos veces, vicegobernador dos veces, ministro de Salud nacional, participó en la reforma de la gobernación de Tucumán. Tiene diálogo con todos, desde el establishment al sindicalismo. No hay muchos con ese tipo de perfil, que vale mucho. Hay muchos candidatos del interior, él también puede ser uno”, dijeron en su entorno.
Los planes de vuelta a las bases de Manzur no cayeron bien en la Casa Rosada, donde están decididos a retenerlo lo más posible, a pesar de que era un secreto a voces que tarde o temprano pondría en marcha el operativo de retorno a su provincia para conservarla en manos del PJ. “No entendimos bien qué quiso decir”, deslizaron después de que el tucumano diera a conocer su decisión, ávido por contener la impaciencia en el justicialismo tucumano, con una llamativa frase: “En algún momento tengo que volver”.
Alberto Fernández, que se comprometió a evaluar el planteo de Manzur, esquiva las definiciones. Ayer, en una entrevista con El Destape radio, deslizó que entiende la necesidad de ir a defender Tucumán para el proyecto del Frente de Todos. Pero en la intimidad, les dice a los propios que la fijación de una fecha de salida no está entre sus prioridades, porque faltan más de tres meses para febrero. “Hoy tiene otras urgencias”, dijeron en la Casa Rosada, aunque destacaron que la relación entre ambos está “bien”.
En Balcarce 50 hay quienes le recomiendan al primer mandatario que adelante la salida de Manzur, lo deje ir definitivamente, y nombre a otro ministro en su lugar. Le recomendaron que piense en Daniel Scioli, actual embajador en Brasil, o en Agustín Rossi, titular de la AFI. Pero golpeado por las recientes salidas de Juan Zabaleta y Claudio Moroni, Alberto Fernández descartó cualquier nuevo movimiento en el Gabinete y tiene otros planes en mente.
La semana pasada, le propuso a Manzur que se instale en Tucumán a partir de febrero, para ordenar las listas; que se quede en esas tierras durante la campaña para las Generales, previstas para el 14 de mayo; y que regrese en junio a la Jefatura de Gabinete nacional para participar de la carrera por las Presidenciales, sean cuales fueren los nombres de los candidatos. “Un chino”, reprobó un colaborador del tucumano, muy por lo bajo. Aunque Manzur no cerró la puerta por completo a ese plan, por ahora ningún escenario está desechado, y las negociaciones entre el Presidente y su ministro coordinador están en marcha. “Él hace falta electoralmente en Tucumán. Pero estamos evaluando que se vaya sólo de licencia”, dijeron en la sede del gobierno nacional.
La firma
Si el esquema que plantea el jefe de Estado se concreta, en la Casa Rosada no nombrarán a nadie en lugar de Manzur. En cambio, Alberto Fernández quiere que las operaciones políticas y de gestión en la Jefatura de Gabinete queden a cargo del vicejefe, Juan Manuel Olmos, hombre de su extrema confianza que, en rigor, ya desempeña las tareas diarias desde que asumió en lugar de Jorge Neme con la anteúltima oleada de cambios ministeriales.
Mientras tanto, se adelantan, la firma de las resoluciones quedaría en manos de un ministro, aunque “sólo como una instancia burocrática”, dijeron. “Cuando se fue Massa, lo reemplazó (el titular de Transporte, Alexis) Guerrera, y no significó nada. Es como la subrogancia de los jueces”, explicaron.
Por ahora eludieron definir quién sería el encargado de la firma, pero la norma para estos casos es clara. Según reza en la última modificación de la Ley de Ministerios, que data de 2016, “en los casos de ausencia del Jefe de Gabinete de Ministros con motivo de viaje al exterior de la Repu?blica, desplazamientos en cumplimiento de misiones especi?ficas de gobierno u otros casos de necesaria ausencia transitoria de sus funciones, la Jefatura de Gabinete de Ministros sera? desempen?ada interinamente por el sen?or Ministro del Interior, Obras Pu?blicas y Vivienda”. Es decir, Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro más cercano a Cristina Kirchner, que el año pasado sacudió el Gobierno cuando presentó su renuncia como señal de protesta del ala dura del Frente de Todos por la derrota en las Legislativas.
Hoy, después de innumerables oscilaciones, la relación entre De Pedro y Alberto Fernández es cordial, pero al mismo tiempo distante, y se tensa según el momento que atraviese la interna entre el kirchnerismo y la Casa Rosada. Últimamente, las aguas se inquietaron. Primero, a raíz de las nuevas embestidas K contra ministros “albertistas”. Y en lo más reciente, con la confirmación del Presidente sobre sus intenciones de competir en las PASO, un deseo va a contramano de los designios de los máximos referentes del Instituto Patria y La Cámpora. Máximo y Cristina Kirchner, que resisten la reelección y prefieren que las listas para las Generales surjan de un acuerdo político. Es decir, repetir el mecanismo de 2019, cuando la Vicepresidenta escribió con su lapicera los nombres de los postulantes para los lugares de mayor peso.
Desde el despacho de De Pedro dijeron que no tuvieron comunicaciones de parte de la Presidencia sobre la firma de las decisiones administrativas de la Jefatura de Gabinete. Pero adelantaron que la firma del ministro sí acarrearía conversaciones políticas y e gestión con Olmos. “Los documentos que sella un ministro pueden tener consecuencias legales de todo tipo. No se firma cualquier cosa sin antes hablarlas y revisarlas”, deslizaron.
De todas formas, en la Casa Rosada no confirmaron, ante una consulta de este medio, que estén pensando en De Pedro. “Hay que verlo con Legal y Técnica”, eludieron. No sin antes ratificar que “Olmos sería quien tomaría todas las decisiones políticas y de gestión”. Fte.i