«YO LA LLEVO» POR EL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA
Después de dos años y medio de mandato, está claro que Alberto tiende a la improvisación y a sobre valorar sus habilidades, más allá de si fue o no ingenuo
-Cristina, es imprescindible arreglar con los bonistas y con el FMI, si no va a ser imposible.Totalmente, pero tengamos mucho cuidado con nuestra base electoral. Ojo con el manejo de los subsidios. Mirá lo que está pasando en varias partes del mundo cuando tocás las tarifas. Sin duda, eso lo vamos a trabajar bien, con sentido social. El otro tema clave Alberto es qué hacemos con la justicia. Ya sabés por todo lo que estoy pasando.
-Lo sé y lo comparto. La justicia en la Argentina es un desastre. Ahí me voy a ocupar de hacer una gran reforma que asegure justicia verdadera. Dale. Entonces el 18 voy a anunciar que sos mi candidato a presidente. Como vos digas.
Por Carlos Fara
¿Habrá existido este diálogo? No se hagan los rulos lectores: es solo fruto de la imaginación del autor de esta columna. Pero cuando uno mira para atrás, empiezan a caber pocas dudas que –más allá de la literalidad de las palabras usadas- cada uno dejó deliberadamente en el aire compromisos que están “escrito en el agua” (título en español de una maravillosa película de 1992 que ganó dos Oscar y fue nominado en 11 categorías). Esto es: los dos jugaron al truco, seguramente partiendo del supuesto de que cada uno se iba a salir con la suya a través de un sinfín de maniobras estratégicas y tácticas que bloquearían a su partenaire. O sea que el conflicto estaba latente desde el mismo momento en que se selló el acuerdo, salvo que hubiera condiciones tan excepcionalmente buenas en el mundo para que los ajustes pasaran desapercibidos. Pero no fue así… Como alguna vez dijo Máximo, “el lunes siempre llega”.
Está claro que pueden coincidir en muchas cosas, pero a la hora de la verdad hay diferencias sustanciales. Demasiadas para que las cosas salgan bien. Y tras cartón, se debe computar la personalidad de Alberto. Tres y seis años de profesión me llevaron a concluir que la compresión de la psicología y el entorno de los decisores son claves para proyectar cuál será su derrotero. ¿Acaso el presidente pensó que Cristina había cambiado en su fuero íntimo? Argumentos no le faltaban. Finalmente ella comprendió que con Ella no alcanzaba y que necesitaba ayuda, y que la jugada sería creíble en la medida que optase por un ultra crítico. Hasta ahí todo cerraba. Seguro habrá mitad de la platea que dirá “qué ingenuo! Cristina es como el cuento del escorpión!”, y la otra mitad dirá “no es tonta, sabe que la única forma de volver al poder es adaptándose a las circunstancias”. Ahora habrá concluido que Pinocho cobró vida y se autonomizó. Gepetto se debe arrepentir cada día, y pensará “qué ingenua fui”. El pecado de la ingenuidad parece estar en ambos protagonistas.
Después de dos años y medio de mandato, está claro que Alberto tiende a la improvisación y a sobre valorar sus habilidades, más allá de si fue o no ingenuo. En su ultra intimidad, cada vez que le advierten sobre las reacciones de Ella, El repite: “Yo la llevo”, indicando que posee una astucia especial para desarmar las presiones constantes de Cristina y/o conformarla. Está claro que eso no sucede y la vicepresidenta se ha encargado de dejarlo claro públicamente. ¿Acaso habría alguien en la política argentina que podría “boludearla” a CFK (disculpen el neologismo)? Seguramente no. Quizá el único que podía imponerse a ella era el propio Néstor en vida. Pero Ella –post fallecimiento- desarrolló todo el arsenal que tenía su alcance para que no queden restos del modus operandi de su pareja. Pueden dar fe los nestoristas que había en el gabinete, quienes rezaban para que se concretase el “Néstor 2011”. La fortuna no quiso.
En este punto, se fue Feletti y el tándem Alberto – Guzmán finalmente pudo materializar un gesto pro mercado con el aflojamiento del cepo para las petroleras, cuyo subtítulo debería ser “prendiéndole una vela a Vaca Muerta”. ¿Gesto tardío para que dé frutos? Puede ser, pero en todo caso es mejor ahora que nunca, no solo por la efectividad concreta de la medida, sino por el valor simbólico que puede tener. ¿Cuántos otros sectores que generan dólares pedirán un régimen semejante? ¿Alguien del campo estará pensando en hacer un “copy paste” de la propuesta ofreciendo rebajar precios locales de los alimentos? Qué otro sector se puede llegar a movilizar?
Ayer se festejó el 25 de Mayo y más de un crédulo debe estar esperando un relanzamiento del gobierno de Alberto, con cambio de gabinete incluido. Lo más probable es que no ocurra. La lógica del “yo la llevo” no solo se debe aplicar a Cristina, sino a todo ámbito de decisión presidencial. No le está saliendo muy bien pero, nobleza obliga, por la manera en que llegó al poder y su estructura psicológica ¿podría haber hecho algo distinto? Lo peor que puede hacer un líder –y cualquier persona en la vida- es intentar una fórmula que en su fuero íntimo sabe que “no se le da bien”.