EL GOBIERNO ESTÁ EN ALERTA POR LA ALTA INFLACIÓN MIENTRASTANTO EL FMI PRESIONA CON CAMBIOS PARS LAS TASAS, Y EL PORECIO DEL DÓLAR
El IPC de marzo superó el 6% y el Fondo pretende que la Argentina cumpla con puntos clave del acuerdo. ¿Podrá hacerlo en medio de la crisis política?
La confirmación de Martín de Martín Guzmán por parte del Presidente, a menos de 48 horas de la difusión de una inflación superior al 6% en marzo por parte del INDEC, intenta poner a salvo al ministro de Economía del vendaval de críticas que seguramente se reforzarán desde ese momento.
Lo paradójico es que la ola de censura proviene del propio oficialismo. El kirchnerismo veta a Guzmán y quiere que Alberto Fernández le busque un reemplazo inmediato.
Acaso lo más crítico que deba asimilar Guzmán en las próximas horas no sean los reproches del kirchnerismo sino las decisiones que vaya a tomar, a pedido del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI pretende que el Gobierno ajuste la estrategia económica a la nueva dinámica inflacionaria. Al menos, hasta que el salto mensual de los precios vuelva a acomodarse a la velocidad anterior, previo a la guerra en Ucrania, más cerca del 3% cada mes.
Ese ajuste tiene dos capítulos: una nueva suba de la tasa de interés y una aceleración del «crawling peg» del dólar (minidevaluaciones diarias en el mercado cambiario oficial).
¿Cómo podría aplicar esas correcciones, de corte ortodoxo, sin el acompañamiento político del kirchnerismo, que se opuso al acuerdo con el FMI y reclama la cabeza de Guzmán?
Esa respuesta la dará el tiempo. Mientras tanto, hay una cosa que es cierta: el Gobierno acordó con el FMI dos cuestiones centrales, que la aceleración inflacionaria ahora impone ajustes de cortísimo plazo.
- Una tasa de interés real positiva. Es decir, que debe estar por encima del ritmo inflacionario. Algo que no se terminaba de cumplir hasta ahora, y que el nuevo escenario de alza de precios pone más presión.
- Un tipo de cambio oficial que no se atrase. Lo obvio: ahora que la inflación es más alta, el «crawling peg» debería acompañar la tendencia habilitando una depreciación más grande.
Lo pide el Fondo: ¿qué dirá Cristina?
En lo que va del año, el Banco Central ya subió tres veces la tasa de interés de referencia. Pasó del 38% anual al 44,5% desde que arrancó este 2022.
El anunciado salto inflacionario del mes pasado -que oficializará el INDEC mañana a la tarde- debería impulsar un ajuste adicional. Una medida casi segura si no fuese por el contexto político, que condiciona al Banco Central.
De hecho, en el informe de Política Monetaria (IPOM) que publica el BCRA no se deja lugar a las dudas sobre lo que debería suceder: «El incremento en la tasa de interés de política monetaria busca propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local, de modo de impulsar la demanda de pesos. Es por ello que, de cara al futuro, las novedades en materia inflacionaria se verán reflejadas en la calibración de tasas de interés por parte de la autoridad monetaria,» afirman los técnicos del Central.
Son los argumentos que se vale el Fondo, ahora, para reclamar una nueva suba en el costo del dinero.
En las últimas semanas, la brecha cambiaria fue disminuyendo. Contra un contado con liqui o MEP que se estabilizó en $190, el dólar oficial fue subiendo, aunque por detrás del IPC.
Lo dicho más arriba: el movimiento debería efectuarse mientras, en simultáneo, se acelera el «crawling peg» (minidevaluaciones diarias), que también debería moverse al ritmo de la inflación. Al menos, hasta que las cerealeras terminen de liquidar la producción de la última campaña.
El «crawling peg» fue 1,3% en diciembre; 2,2% en enero; 2,3% en febrero; y 3,3% en marzo (la mitad de la inflación, aproximadamente). En lo que va de abril, la devaluación está un escalón más alto, en torno al 4%. Pero tampoco será suficiente.
En las próximas semanas quedará en claro la implementación de la nueva estrategia. A pedido del Fondo.