viernes 22 de noviembre de 2024 00:48:44

PAZ CON CRISTINA POR EL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA

Al pagarle simbólicamente a Cristina, el Presidente debe olvidarse de cualquier negociación pacífica con la oposición respecto a las sesiones para aprobar el acuerdo con el FMI y luego el presupuesto

Carlos Fara. Primer acto: Cristina tuitea el domingo 27 sobre el conflicto con Ucrania y cuestiona veladamente la invasión.

Segundo acto: el canciller Cafiero finalmente califica a la agresión de Rusia como invasión.

Tercer acto: el Presidente le paga a Cristina su silencio por el acuerdo con el FMI echando leña al fuego recordando el decreto que promueve la querella criminal sobre las responsabilidades por el endeudamiento, además de otros gestos.

¿Cómo se llama la obra? Paz con Cristina.

Esto muestra que el Presidente no está dispuesto a tensionar la cuerda más de lo que ya significa firmar un acuerdo con el Fondo. Para ello, necesitaba darle alguna satisfacción simbólica a su compañera de fórmula con algunas definiciones claves, a saber:

 

  1. no habrá reforma previsional,
  2. no habrá reforma laboral,
  3. no habrá tarifazos,
  4. habrá reforma judicial,
  5. culpando a los empresarios por la inflación.

 

La cuestión es cómo hará el Presidente para dejar contentos a sirios y troyanos en los próximos tiempos. De los cinco puntos que mencionamos recién, el clave es la cuestión de las tarifas de los servicios públicos y todo el sistema de subsidios. Las reformas judiciales ya están en el Congreso y freezadas. La inflación sin ordenamiento monetario y fiscal, no va a ceder. La mención a la reforma laboral fue un mimo para uno de sus sostenes más relevantes: el sindicalismo. Y la reforma previsional es un gran problema estructural, pero nada urgente podrá tener impacto en las cuentas fiscales.

De modo que si no va haber tarifazo, apostando a la segmentación y por debajo de los incrementos salariales, Guzmán primero deberá explicar esto al FMI y, más allá de eso, como cumplirá con las metas trimestrales. Por eso, de todo lo que dijo el Presidente en la apertura de las sesiones ordinarias, ese era el gran tema. La agenda de gestión, mediática y de la opinión pública va a vivir estos próximos dos años al compás de los números fiscales y de los rumores sobre qué opinará el Fondo con cada auditoría.

Todo luce muy difícil. ¿Habrá sido este discurso el “instante” en la vida de Alberto al cual aludíamos en nuestra columna de la semana pasada? ¿Es entonces el presidente un componedor inconmovible que está dispuesto a pagar todos los costos posibles para mantener la unidad del Frente? ¿Tiene sentido políticamente hablando?

 

Alberto comenzó su discurso hablando de un momento bisagra en la Argentina, que se podría interpretar como un parte aguas para su gestión. De modo que este discurso es el que seguramente marcará la tónica de la segunda parte de su mandato: podrá haber tensiones, pero no ruptura.

Al pagarle simbólicamente a Cristina, el Presidente debe olvidarse de cualquier negociación pacífica con la oposición respecto a las sesiones para aprobar el acuerdo con el FMI y luego el presupuesto. Solo como muestra tiene el desaire de los legisladores del PRO al retirarse de la sesión.

Como también lo hemos marcado anteriormente, el acuerdo con el Fondo no es solo un intríngulis para el oficialismo, sino también para la oposición. Se levantó el PRO pero se quedó todo el resto de Juntos por el Cambio, lo cual indica por dónde pasarán los ajustes de cuentas internos. ¿Quién tomó la decisión de endeudarse? ¿Con quién lo consultó? ¿Quién debe hacerse responsable ahora? ¿No hace falta una autocrítica de Macri? De esto se habla en los últimos tiempos en ese conglomerado.

Al final Máximo no estuvo, al igual que Wado (ausente con aviso). Ya poco importa. Lo central es que estuviera Cristina y se sintiera contenida, bien pagada. Al menos en público y por un rato.

Quizá lo que mejor resuma este capítulo de Alberto y Cristina son unos versos de Eclesiastés:

“No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren las cosas; nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.

Lo que ha sucedido, vuelve a suceder; y lo que antes se ha hecho es lo que se hará. No hay nada nuevo bajo el sol.

Si hay alguien que dice: ¡Esto es algo nuevo!; esto ya existía siglos antes de nosotros”.