ALBERTO FERNÁNDEZ DESAFÍA A CRISTINA KIRCHNER POR EL AUMENTO DE TARIFAS QUE PODRÍA SER MAYOR AL 20%
Era una exigencia del FMI que el kirchnerismo rechazaba. Anunció que se podrían indexar por el índice de variación salarial, que será superior al 20%. Reconoció que la inflación es su mayor problema.
Alberto Fernández anunció en la apertura de sesiones ordinarias que las tarifas de luz y gas podrían aumentar por encima del 20% anunciado, porque tendrán como tope la variación de los salarios, que este año superarán con creces ese porcentaje.
El Presidente planteó así un desafío directo a Cristina Kirchner que controla el área de energía del Gobierno y a través de Federico Basualdo, su hombre de máxima confianza en el área, ratificó que los aumentos no superarían el anunciado tope del 20%, pese a las presiones del FMI, que lo considera inconsistente con el sendero de ajuste fiscal que acordó con el ministro Martín Guzmán.
«En Argentina se acabaron los tarifazos», dijo luego de anunciar el aumento y reiteró que se buscará «segmentar» las tarifas. En rigor, la segmentación según reconocen los propios funcionarios de Energía no tendrá un impacto significativo en la reducción de los subsidios, gasto que se explica mayormente por el salto en el precio del gas y los combustibles que se importan, agravado por la guerra en Ucrania.
Alberto confirmó que la decisión apunta a que «el 10 % de mayor capacidad económica deje de ser beneficiario de subsidios» y para el resto se inspirará en la Ley 27.443, que establecía que las tarifas solo podrían incrementarse teniendo como tope el Coeficiente de Variación Salarial. Esa parte de su discurso indica que más que una segmentación se aplicaría tarifa plena a ese universo del 10%, aunque no esta para nada claro como de determinaría esa base.
El anuncio de Alberto responde a las presiones del FMI que no consideraba consistente el tope del 20% al aumento de las tarifas que impuso el kirchnerismo. Luego de negarlo reiteradamente, finalmente se confirmó que como quería el Fondo los incrementos estarán mas cerca del doble de ese porcentaje. Al anunciar el acuerdo con el FMI, Guzmán dijo explícitamente que no iba a haber modificaciones en el aumento del 20% que se acordó internamente luego de larguísimas discusiones.
O sea, la variación salarial será un tope que usará el Gobierno para frenar las exigencias del FMI y podría permitir aumentos similares a la inflación, que los analistas estiman terminará por encima del 50%. «Lo concreto es: el 10% de la población no tendrá subsidios, el resto sí y en ningún caso sufrirá aumentos mayores a la inflación», simplificaban voceros del Gobierno.
El presidente admitió que aún negocian los tramos finales del acuerdo con el FMI que espera «concluir a la brevedad». Lo cierto es que el Gobierno volvió a incumplir sus pronósticos. Luego de infinidad de demoras, habían anunciado que antes del viernes pasado se firmaría, luego se dijo que este lunes y finalmente que el cierre sería este mismo martes cuando le tocaba hablar al Presidente. No ocurrió y se produjo lo que un miembro del equipo económico describió como «otro papelón».
Alberto prometió que una vez sellado el acuerdo no se tomará mas deuda que la necesaria para pagar la contraída por Macri y recordó que presentó una querella para investigar si fue legal.
Con esa provocación logró dividir a la oposición: los legisladores del PRO abandonaron el recinto, pero se quedaron los radicales y los de la Coalición Cívica, quienes tienen decidido avalar el acuerdo con el FMI que envíe Alberto, sea cual sea.
Alberto habló una hora y cuarenta y cinco minutos, luego de un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de las guerra en Ucrania, reclamado a los gritos por el jefe del interbloque UCR Mario Negri.
Los próximos 30 minutos lo dedicó a detallar las cifras del crecimiento económico de 2021 y el combate a la pandemia y se hizo lugar a una autocrítica: reconoció que la inflación «es el gran problema» y «la principal preocupación y el principal desafío del Gobierno. Hay muchos factores que inciden en la inflación y todos tienen que ser atacados coordinadamente», analizó.
Los legisladores esperaban escuchar algún dato sobre el demorado acuerdo con el FMI, que debería llegar a más tardar esta semana para cumplir con el pago del 21 de marzo, que es de 2800 millones de dólares, una cifra que el Banco Central no tiene.
Alberto prometió que no propondrá una reforma previsional, pero abrirá la puerta para quien quiera trabajar más allá de la edad de retiro pueda hacerlo. Esa afirmación parece dar de baja la idea de Economía de modificar el régimen previsional de jueces y diplomáticos, para recortar los haberes más altos.
También dejó claro que «no habrá una reforma laboral», desechando cualquier opción de modificar las indemnizaciones por un seguro de retiro, como propone la oposición.
Alberto prometió enviar el acuerdo al Congreso «con la totalidad de los detalles», como pide el oficialismo pero no así la oposición, que prefiere autorizarlo a negociar sin quedar sujeto a compromisos futuros. «Ese será el acuerdo de la Argentina toda y nosotros como poder administrador nos ocuparemos de que sea cumplido para que haya más producción, más trabajo, mejores ingresos y menor inflación», confió.
Dejó un anuncio sobre las alicaídas reservas: el gobierno de China le renovaría el swap de monedas. «Siempre nos ha apoyado en los momentos difíciles, y confiamos en que pronto tendremos la autorización técnica correspondiente. Con ello también fortaleceremos la estabilidad cambiaria», concluyó.Fte textual LPO