SEGÙN WALL STREET LE ADVIERTE AL GOBIERNO QUE SIN ACUERDO CON EL FMI LA ECONOMÌA ECONOMÌA VA DIRECTO A UN ESCENARIO CATASTRÒFICO
Existe una gran curiosidad sobre los próximos pasos que quiere dar el Gobierno con el FMI, ante la falta de señales de Martín Guzmán
Argentina volvió a transformarse en noticia en el arranque del año. Artículos en diarios de gran influencia en el mundo de los negocios como el Financial Times e informes de bancos de inversión como JP Morgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley se ocuparon del país, y no por los mejores motivos. Existe una gran curiosidad sobre los próximos pasos que quiere dar el Gobierno con el FMI, ante la falta de señales de Martín Guzmán.
El país volvió a transformarse en una suerte de “conejillo de indias” para la comunidad internacional. ¿Hay vida luego de un default con el Fondo? Es la pregunta que hoy circula por todos lados, luego de que el propio ministro dejara en claro que por ahora no hay mayores avances para llegar a un acuerdo.
La evaluación que hoy se hace respecto a un posible incumplimiento con el FMI es que el Gobierno no tiene hoy espaldas para arriesgarse a semejante aventura. El Banco Central prácticamente no tiene reservas líquidas y las netas se las gastará en el primer trimestre. Pero además el campo podría finalizar USD 5.000 millones abajo respecto a la cosecha del año pasado, por efecto de la sequía.
Algunas estimaciones del mercado agropecuario ya hablan de un fenómeno parecido a la campaña 2017-2018 que terminó con la crisis cambiaria que selló la suerte del gobierno de Mauricio Macri.
Un informe del banco de inversión Morgan Stanley consideró que creció la probabilidad de un atraso en el pago con el FMI el 22 de marzo, ante las dificultades para llegar a tiempo a un acuerdo. Y a la vez advirtió que son muy altas las chances de un entendimiento en algún momento del segundo trimestre. No porque el Gobierno vaya a entrar en razones, sino porque no le queda otro remedio. Y el Financial Times advirtió que la Argentina se puede convertir en un “paria internacional” en caso de incumplir con el Fondo, expresión que hace no mucho tiempo había utilizado el propio Guzmán. Desde Goldman Sachs, por otra parte, advirtieron que un acuerdo demasiado “light” podría ser todavía más nocivo.
La economía 2022 tiene poco para ofrecer. el repunte podría estar en niveles de 2 a 3%, con una inflación repitiendo el 50%. Pero entre el menor ingreso de dólares del campo por la sequía y la posibilidad de no acordar con el FMI, las chances de una crisis cambiaria crecieron significativamente
Las próximas visitas de Alberto Fernández a Rusia, con encuentro ya programado con Vladimir Putin, y a China a principios de febrero, desde ya que no ayudan desde el punto de vista político. Si bien las discusiones por ahora son estrictamente técnicas entre el staff del organismo y el equipo económico, el directorio está dominado por EEUU, que tiene la última palabra. La presencia diplomática en el acto de asunción de Daniel Ortega en Nicaragua es otro de los gestos que marcan una postura cada vez más distante para la diplomacia norteamericana.
Alberto Fernández debe optar entre “Guatemala” y “Guatepeor”. El escenario “base” de este año para la economía es de bajo nivel de crecimiento tras el rebote del año pasado, inflación arriba del 50% y pobreza que continuará alta, superando cómodamente el 40%. Si a esto se le suma la falta de un acuerdo con el FMI, las posibilidades de que la situación se vaya de control crecen dramáticamente.
El mecanismo de derrame de la falta de entendimiento con el Fondo pasa por un fuerte salto del tipo de cambio y de la brecha, ante una dolarización del público y de las empresas. El “contado con liquidación”, que se viene moviendo en niveles apenas por encima de los $ 200 podría tener un salto sustancial y lo mismo podría ocurrir con el dólar oficial. Es decir, el Gobierno podría verse obligado a aceptar una devaluación “por las malas”, en vez de hacerlo en forma controlada. El impacto sobre la inflación sería inmediato y podría superar niveles del 70%.
Los inversores no terminan de “sacarle la ficha” a Martín Guzmán. No entienden hacia dónde quiere ir ni cuáles son los planes con el FMI. El descrédito del ministro de Economía en Wall Street es a esta altura prácticamente irremontable
Los bonos argentinos fueron los que más sintieron el impacto de este clima de incertidumbre. El riesgo país ya roza los 1.900 puntos básicos y los precios de los bonos perforaron en algunas series los USD 30, la peor cotización desde que se reestructuró la deuda en septiembre de 2020.
Esto es solo un anuncio de lo que podría suceder si realmente se confirmara la intención de no acordar. La caída de los bonos refleja no sólo el desinterés de los inversores, sino también la intención de correr el menor riesgo posible y buscar refugio, aun vendiendo a precios de remate.
A estos valores, los inversores ya descuentan que la Argentina tarde o temprano deberá renegociar nuevamente la deuda con los tenedores privados. Esto incluiría alargamiento de plazos, pero sobre todo una sustancial quita de capital, algo que en la renegociación de Guzmán estuvo ausente.
A pesar de los elogios públicos de su mentor, el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, la figura del ministro está totalmente devaluada entre los inversores. Su principal impulso en los más de dos años que lleva de gestión fue patear para adelante los problemas, hasta que se hace imposible sostenerlo. En el caso del FMI, todo indica que se trata no sólo de su propia costumbre de postergar definiciones, sino que además la interna dentro del kirchnerismo es feroz en relación a la necesidad de cerrar o no un acuerdo.
El kirchnerismo duro aún debe definir qué quiere hacer con el FMI. Pero más allá de las cuestiones ideológicas, el Gobierno se quedó sin espaldas para seguir jugueteando con la posibilidad de patear el tablero. El Central no tiene reservas líquidas, ingresarán menos dólares del campo y los desequilibios macro son enormes
Desde la pura lógica, es difícil entender por qué se sigue dando vuelta con el FMI, cuando tendría que haberse acordado en paralelo con la reestructuración de deuda con los bonistas, en septiembre de 2020. Claramente pesan cuestiones ideológicas que no se terminan de blanquear.
Aunque nadie pone las manos en el fuego, las apuestas en el mercado se inclinan hacia el lado de al final habrá cuerdo, aunque podría pasarse de largo el “día D”, el 22 de marzo cuando vencen USD 2.800 millones con el Fondo. Y no hay de dónde sacar plata para cubrir semejante suma.
En el primer bimestre además vencen otros USD 1.100 millones por pago de intereses con el propio organismo. Este mismo mes se estarían utilizando los últimos Derechos Especiales de Giro que quedan después del desembolso que hizo el FMI el año pasado, como parte del proceso de recapitalización.
En resumidas, el Gobierno habrá destinado casi USD 5.000 millones en los últimos seis meses para saldar deudas con el Fondo. No entra en la cabeza de nadie haber realizado semejante desembolso en un país casi sin reservas si el objetivo es no llegar a un acuerdo.
El tránsito de los próximos 60 días promete ser aún más turbulento en la medida que continúe la incertidumbre y se siga dando vueltas con el FMI. Pero el riesgo es muy grande. El mercado de bonos ya avisó y el peligro de que se desate una crisis cambiaria continúa más que latente. Jugar con fuego es, en definitiva, uno de los sellos distintivos del kirchnerismo.Fte. textual I