MUCHOS PIENSAN Y SE PREGUNTAN ¿SERÀ EL VOTO BRONCA EL PROTAGONISTA DE LAS PASO?
Queda una semana para el veredicto y es ingenuo disimular la rara mezcla de apatía y obligado interés que despierta
Al Gobierno le toman examen y se juega a no perder en la Provincia. Apuesta a ganar media docena de diputados y no ceder más de cuatro senadores para tener quórum en las dos Cámaras. Manda la apatía.
Nadie descubrirá América si dice que las PASO son una gran encuesta (de las que aciertan). Y tampoco si dice que son el boletín donde la gente le pone una nota al gobierno de turno. Pero este boletín trae cosas nuevas porque aunque las materias son siempre, o casi siempre, las mismas, nunca son iguales.
Si fuera por las dos principales, economía y pandemia, el resultado estaría cantado: reprobación y, como diría Máximo, sanseacabó. Hasta se podría añadir un menos de 4 para otra materia principal: institucionalidad. Pero nadie puede asegurar que eso haría el electorado peronista y, sobre todo, el más duro.
Queda una semana para el veredicto y es ingenuo disimular la rara mezcla de apatía y obligado interés que despierta. Por eso hay ansiedad aumentada en los partidos. El Gobierno se juega a dos cifras: ganar una media docena extra de diputados para tener quórum propio en esa cámara y perder no más de cuatro senadores para seguir teniendo quórum propio en la otra.
¿Y cómo viene la mano? Confusa. Pasa que las encuestas, si resultaron erráticas tantas veces, lo son más ahora. Las preguntas cara a cara, que ya habían sido reducidas por costos, bajaron a la mitad por la pandemia. Las buenas consultoras toman sólo un 15% de las muestras de modo presencial: el resto es por teléfono. Han tenido que rediseñarlas para reemplazar trabajo de campo por investigación cualitativa. Eso quiere decir menos datos y más interpretaciones y conjeturas.
Y hay dos cosas más. Una es la bronca de la gente con la dirigencia política, que roza el registro histórico más alto y que se nota, sobre todo, en la falta de respuestas a las preguntas que miden intención de voto. Rondaba el 10% en 2019: hoy supera el 25%. La otra cosa que le da más volatilidad a la predicción: nadie sabe cuántos irán a votar. La participación en las elecciones de este año cayó entre 15 y 18 puntos comparando con 2019.
Pero, como siempre, serán dos elecciones en una (la nacional y la de Buenos Aires) para calificar la gestión del Gobierno. Para la oposición, será mucho más que elegir candidatos: las PASO empezarán a redefinir los espacios de poder interno. De la pulseada entre Santilli y Manes saldrá bien o mal parada la aspiración de Larreta de convertirse en jefe del Pro y candidato presidencial del 2023. Y los radicales, que pretenden mayor protagonismo en la alianza opositora, dibujarán un nuevo mapa de la conducción partidaria. Mucho depende de qué pase en dos distritos: Córdoba y Santa Fe.
Bendecido por el aparato tradicional del partido y apoyado por Macri, Negri enfrenta en Córdoba una pelea difícil contra Juez y De Laredo, auspiciados por los porteños Yacobitti y Lousteau y por Patricia Bullrich. Por las dudas, Larreta, amigo de Negri, se declaró prescindente. En Santa Fe todo está aún más mezclado y fragmentado: Negri y Carrió están con Corral, Macri y Larreta con Angelini y Yacobitti y Lousteau con Pullaro.
En noviembre vendrá la pelea de fondo y hacia afuera. Pero ahora, con lo que diga la gente sobre el Gobierno, se empieza ya a cocinar ese plato.