«LOS SUIZOS NO HACEN EL AMOR» POR EL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA
Al oficialismo le sigue costando encontrar su piso electoral en la PBA. Quizá lo logre, pero todavía tiene que remar mucho
Carlos Fara. Uno debería imaginar que suizos respetables como Federer o Ursula Andress no hacen el amor y son terriblemente aburridos. Sobre todo ella que fue la primera “chica Bond” en Dr. No. Menos mal que ahora existe el streaming para ver dramas (de los demás, porque como dice De Niro en el famoso spot publicitario: “en Suiza no hay drama”). Por suerte en Argentina no nos aburrimos y se g…..a. Acaso en estas elecciones esos son dos ejes relevantes? Divertidos y se g….. vs. aburridos y que no g….? Los devotos del TikTok se quedaron cortos en su creatividad.
Al oficialismo le sigue costando encontrar su piso electoral en la PBA. Quizá lo logre, pero todavía tiene que remar mucho. La menor participación electoral que se da habitualmente en la PASO respecto a la general, y que en las tres últimas elecciones va en desmedro de Juntos por el Cambio, esta vez es una incógnita. Las cuatro elecciones provinciales vistas hasta aquí –con sendos triunfos oficialistas- traen malos augurios respecto al compromiso ciudadano. Ninguna encuesta lo puede predecir sencillamente porque quienes no se piensan movilizar tampoco suelen responder entrevistas de este tipo. Va a bajar? Muy probablemente. Cuánto? Imposible de saber. Cualquier cosa por debajo del 77 % va a significar un retroceso.
Lo cierto es que la mitad de los indecisos en la provincia de Buenos Aires fueron votantes de Alberto en 2019. Eso son 8 puntos del total de una muestra provincial (con una indecisión del 16 %). El 20 % de los indecisos votaron a Macri. ¿Y el restante 30 %? Se dispersa, pero el 21 % dice haber votado en blanco, se abstuvo, no quiere responder o no lo recuerda. ¿Será así o hay voto oculto?
Volvamos sobre el conjunto de los indecisos (que no sabemos si son aburridos y/o g….). ¿Quiénes son? Hay proporcionalmente más mujeres, menores a los 45 años, están un poco menos interesados en la política y son más independientes. Hasta ahí nada novedoso, son patrones históricos. Vayamos entonces a las opiniones políticas y sus expectativas:
- Si tuvieran que optar entre Macri y CFK, se quedan más con ella, pero el 40 % con ninguno;
- Proporcionalmente aprueban más la gestión de Alberto (aunque la mayoría la desaprueba);
- Si hubiese una elección presidencial, el 40% votaría a candidatos oficialistas; y
- En otros ítems no se diferencian del promedio de la muestra.
Es decir que el oficialismo no le va bien en ese segmento, pero tampoco le va mal. Digamos que puede capturar entre 6 y 7 puntos sobre 16. En este contexto es una enormidad. La cuestión es: ¿afecta la decepción? Respecto a los decepcionados con Alberto solo retiene ahora una cuarta parte, mientras que apenas cosecha la mitad de los no decepcionados. ¿Es apatía, fastidio encubierto o “todavía faltan 10 días para la elección”?
De quienes votaron a Alberto en 2019, hoy Victoria Tolosa Paz –la autora de la famosa sentencia- capta el 42%. El 20% está indeciso. El resto se dispersa “alegremente” en partes semejantes entre Randazzo, Del Caño, Moreno, Manes y Santilli (y hasta Espert se lleva algunas migas). ¿Será esta la foto final, o la mayoría de las ovejas volverán al rebaño original? ¿Cuánto influye el hecho de que haya más ciudadanos que nunca rechazando responder encuestas? ¿Son los frentetodistas quienes no responden por vergüenza y entonces alteran la muestra? No es una hipótesis para descartar.
Siguiendo con los datos que hay en la mano –de los cuales tampoco se puede confiar mucho- el oficialismo debería buscar voto femenino, en GBA, de hogares donde el principal sostén del hogar tiene estudios secundarios completos o terciarios / universitarios incompletos y, sobre todo, menores de 30 años. Ahí es donde pretende lucirse el Alberto revolucionario confeso prometiendo más conectividad y Victoria con sus afirmaciones sexuales.
Mientras el gobierno hace estos cálculos, en Suiza sigue el verano, la inflación no llega al 1% anual, pero no están creciendo tanto como la Argentina. Algo es algo.