PRO… BLEMAS, JUNTOS POR EL CAMBIO Y EL PRO EN PARTICULAR SE DEBÍAN ALGUNOS DEBATES-POR EL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA
¿qué le pasa al independiente cansado de la grieta que lleva dos frustraciones encima y está angustiado como la gran mayoría por la crisis de la pandemia? ¿se queda en casa o va en busca de un nueva alternativa?, dice Fara
Carlos Fara. Tarde o temprano iba a pasar. Juntos por el Cambio en general, pero el PRO en particular, se debían algunos debates que la pandemia aplazó, a saber:
- Evaluación sobre los 4 años de Macri,
- Sistema de funcionamiento interno en oposición,
- Posicionamiento ideológico,
- Estrategia frente al actual gobierno, y
- Definición de liderazgos.
El único de esos cinco puntos en los que está más ordenado es el sistema de funcionamiento interno, con reuniones periódicas en donde se intenta lograr consensos y ordenar disensos. El resto se fue dando de facto, por el devenir natural de la política. Pero como todo debate que no se da orgánicamente, el corset termina rompiéndose por algún lado. Por eso, en esta discusión de listas del PRO están estallando todos los debate juntos: ideología mezclado con falta de autocrítica, con estrategia opositora y desemboca naturalmente en definición de liderazgos. Ergo, la definición de liderazgos va a resolver todo lo demás a los golpes. No es ni bueno, ni malo. Simplemente es así. En el peronismo ese proceso es más brutal y desordenado, pero más contundente.
Acá entran varias cuestiones que vale la pena analizar respecto a lo que dispara el conflicto por las candidaturas:
- El rol de Vidal. Cuando alguien sufre una derrota contundente queda internamente muy golpeado. Sobre todo después de haber tenido un éxito un tanto inesperado en 2015. Es comprensible: no estaba acostumbrada a perder, toda su vida política fueron las mieles de la victoria. No tiene la piel suficientemente dura y cuando uno se quemó con leche, ve una vaca y llora. Ergo volver a la PBA sin triunfo garantizado, traumada psicológicamente y desconfiada de los que quieren que se quede en La Provincia, la lleva a un regreso a la ciudad que la proyectó. Es lógico que crea que si pierde de nuevo salga de las grandes ligas. Como dice el filósofo contemporáneo José María Vernet: “el problema no es perder, sino la cara de b…..o que te queda”.
- El rol de Macri. Cuando se ejerció el liderazgo máximo es muy difícil volver a casa con la frente marchita. Siempre existe la sensación de que la vida dará revancha. Hay infinidad de ejemplos en la historia: desde Perón hasta Nixon, pasando por Deng Xiao Ping; personajes que en un momento avanzado de la vida se le cerraban todas las puertas y volvieron con gloria. A esto se le debe sumar la natural desconfianza hacia un ex delfín que tomó vuelo propio y se desentiende de los intereses de su ex líder. Por eso trata al menos de incidir desde el natural “yo no estoy pintado”. Es obvio que no lo está, pero el cuadro no luce bien.
- El rol de Rodríguez Larreta. Tiene un plan para ser presidente desde hace 25 años, según anécdotas recogidas a lo largo del tiempo. Su disciplina y profesionalismo hasta acá le retribuyeron sus deseos. Con su perfil moderado y el desgaste del gobierno del FdT, más el hecho de ser el dirigente político de mejor imagen a nivel nacional, empieza a tocar el cielo con las manos. Pero… siempre hay un pero… llega a la grilla presidencial quizá demasiado temprano y lo sabe. De modo que trata de regular, pero al mismo tiempo debe aprovechar la oportunidad para validar su rol de primus inter pares.
- El rol del radicalismo. Si hubiese interna en el PRO bonaerense, ¿qué haría el radicalismo? ¿armaría una tercera lista? ¿o daría libertad de acción para que cada dirigente arregle como pueda su inserción en una de las dos o tres listas del PRO? Va a resultar muy curioso ver cómo socios internos se enfrentarían “por culpa” de su principal aliado en la coalición. Si no se llega a un acuerdo, vamos a ver un escenario de confrontación interna mayúsculo, dado que cada referente radical va a estar expuesto a las presiones de las partes, cruzándose en una toma y daca descomunal porque además se juegan las listas provinciales y locales. Una especie de “a quién querés más? a mamá o a papá?”. Y si gana la lista contraria? Eso traerá represalias futuras? Justo ahora que el radicalismo estaba movilizado y más ordenado.
- La pertenencia o no a la PBA. Todo esto lleva a otro debate sobre si las candidaturas se deben o no a la pertenencia estricta a un distrito. La definición del AMBA como conglomerado territorial, económico, social, etc. etc. hace difícil la discusión. Porque no son Córdoba y Santa Fe, sino que existe una convivencia total. El tema es que la provincia son dos en una –GBA y el resto- y además pre existe a la Argentina, con lo cual le da derechos a sus nativos. Es para debatir a fondo porque es un caso fuera de lo común dentro del país.
Se podría hablar hasta el infinito del tema, con otros factores como Lilita, Monzó, de la Torre o Pichetto. Y ni hablar si el frente se expande para cobijar a otras vertientes anti K. Tanto ruido: ¿ayuda o trae costos? ¿qué le pasa al independiente cansado de la grieta que lleva dos frustraciones encima y está angustiado como la gran mayoría por la crisis de la pandemia? ¿se queda en casa o va en busca de un nueva alternativa?
“Qué buena pregunta, Mario!” decía Juan Di Natale en CQC.