viernes 22 de noviembre de 2024 22:15:20

LA PELEA ENTRE ALBERTO Y CRISTINA QUE ALARMA A WALL SREET

En el círculo rojo insisten en una cuestión concreta: Alberto fue quien sufrió la mayor pérdida de imagen por la evidente desautorización pública de su anterior benefactora. Esa opinión también la tienen en Wall Street

La vicepresidenta se refirió de la peor manera al ministro Martín Guzmán. Axel Kicillof dejó trascender que tiene un candidato para ese cargo.
Alberto Fernández intenta aplacar la ofensiva contra Martín Guzmán, con un parche político: el ministro lo acompaña –como principal figura- en su inminente gira a Europa.

Federico Basualdo no se va. Permanecerá un tiempo en su cargo y después sería trasladado a otro destino. Los “gurkas” de La Cámpora quieren que se quede donde está. La acción no soluciona el conflicto y deteriora a todos en el Frente de Todos.

Axel Kicillof presiona para desplazar a Guzmán y poner a Augusto Costa para manejar desde La Plata la economía. Ambos amigos de correrías marxistas en la UBA son dos caras de una misma moneda.

Cristina es la ganadora política de la ofensiva. Le torció el brazo a Guzmán y se impuso a Alberto. Pero su exagerada demostración de poder la expuso al límite: dicen que estaría ahora dispuesta a devorarse la propia alianza que armó para ganar las elecciones.

“Es maléfica”, acusan en la Casa Rosada. Y agregan con maldad: su “látigo” intenta desplazar a todos los que se atreven a disentir con ella. El patético acto de unidad del miércoles intentó poner paños fríos a una crisis profunda, que afectó al Presidente y, como nunca, la gobernabilidad.

En el círculo rojo insisten en una cuestión concreta: Alberto fue quien sufrió la mayor pérdida de imagen por la evidente desautorización pública de su anterior benefactora. Esa opinión también la tienen en Wall Street.

Hubo informes para clientes y varios brokers explicaron lo que sucedía. El diagnóstico de Manhattan es severo y –para ellos- lo que ocurrió expuso al desnudo la pelea de poder en Argentina. Entre otros hicieron papers el JP Morgan, UBS, Morgan Stanley y HSBC.

Uno de esos documentos concluye: “En Argentina, Cristina le gana a Alberto y Kicillof a Guzmán”. Y agrega: “En caso de consolidarse la dupla Cristina-Kicillof, en las decisiones económicas, la Argentina podría volver a chocar”. Otro cimbronazo con dólar-inflación.

Los “lobos” siempre exageran y muchas veces le erraron en sus pronósticos. Hace tiempo muchos informes pronostican la hiper y –por suerte- nunca se cumplieron.

Pero indican cómo se ve a la Argentina en los centros de poder. A Guzmán no lo quieren en Manhattan. Allí dicen que hizo una mala negociación y ahora los bonos –que son sus activos– están a precio de remate. Pero reconocen que el ministro es “racional”, una cualidad que no abunda en el kirchnerismo duro. Dicen que Joseph Stiglitz le habría enviado un mensaje para tranquilizar a Cristina.

En la UIA, la AEA y los banqueros sostienen que la reacción de Cristina por Basualdo es un torpedo en la línea de flotación del Palacio de Hacienda. El tope –sin duda- al aumento de las tarifas que decidió Cristina altera el “programa maestro “ de Guzmán.

Primero, amplía el déficit fiscal. También porque al eliminar la coherencia del sendero de reducción fiscal, sería imposible acordar – aunque sea- un plan con el FMI para reprogramar los vencimientos de este año. Ahora, el Senado voltea otra idea del ministro: usar los DEG para pagar al FMI y Club de París.

Guzmán –en su intimidad- afirma que subsidiar en forma exagerada y general las tarifas no es “progresista”, como insisten Máximo y su madre, Cristina.

En la Casa Rosada, el ministro argumentó que lo mejor era un programa segmentado en donde se subsidie fuerte a los sectores sociales más castigados. Y que pague en forma total la clase media, alta y los ricos.

Por eso, para Economía el criterio de Basualdo es retrógrado y no compatible con el relato de La Cámpora. Guzmán lo trató de “mal funcionario” y difundió que lo echaba por “inútil”.

A partir de ahí sucedió una serie de dislates que involucró al Presidente, Cristina, Máximo y Guzmán. Un verdadero papelón. Alberto avaló la decisión y también el cambio del subsecretario. Basualdo es sociólogo, pero referente energético de La Cámpora. Máximo salió –de inmediato– a defenderlo.

El jefe de La Cámpora no habla: tiene temor a la exposición. Envió primero –muy elemental- a sus “fieras” para acusar de que todo era una operación mediática. Se equivocó: confirmó que confrontaba con Alberto.

El Presidente trató de desactivar la bomba. Y no encontró mejor camino que culpar a Guzmán. En Olivos explicaban que había un malentendido y que el irresponsable era Guzmán porque fue “horrible” cómo “operó” la destitución del funcionario. La cuestión provocó un duro diálogo –habría sido viernes a la noche o sábado- entre Alberto y el propio ministro.

Alberto le reprochó su forma de actuar y lo responsabilizó porque lo expuso con Cristina. La bronca del Presidente obedece a que había tenido un diálogo con Cristina. Hubo reproches fuertes y la vicepresidenta se refirió de la peor manera al ministro. Kicillof quiere aprovechar la situación para fortalecer su control sobre Economía. Desde el primer día lo cela a Guzmán.

Hace tiempo que el gobernador lo trata de “esmerilar”. Ahora dejó trascender que tiene un candidato listo: Augusto Costa. Directivo de Vélez y buen jugador de fútbol. Actual ministro bonaerense, tuvo una experiencia con Cristina. En su gestión obtuvo un resultado concreto: como secretario de Comercio fracasó en contener la inflación.Por Marceo Bonelli. Fte. Identidad Correntina