viernes 22 de noviembre de 2024 20:55:59

EN UNACTO CON CRISTINA EL PRESIDENTE DESCARTÒ QUE EL FRENTE PARA TODOS PUEDA ROMPERSE Y MOSTRÒ A IRRITACIÒN DEL GOBIERNO POR EL FALLO DE LA CORTE

Ensenada fue la elegida por el Frente de Todos para enviar una señal de fortaleza y unidad, después de que se destapara una fisura interna en cuánto al control y la ejecución de la política económica

El presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández, parecen haber elegido contrincante para el debate electoral que va tomando velocidad, ubicando como líder opositor a Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno porteño, que les ganó una pulseada judicial esta semana en la Corte Suprema.

En el Gobierno dicen que fue Rodríguez Larreta quien buscó ese lugar, al hacerle frente a las decisiones sanitarias de Fernández primero con desacato y luego con la judicialización, cuando hasta marzo había acompañado durante doce meses todas y cada una de las decisiones sanitarias de la Casa Rosada.

En la jefatura porteña se mueven con pie de plomo. En público dicen que no quieren caer en grandilocuencias y que optan por dejar el fallo favorable de la Corte Suprema en lo estrictamente técnico, a favor de la presencialidad en las escuelas. En privado, en el edificio de la calle Uspallata lo festejan como una victoria política importantísima.

Los Fernández no hablan de derrota judicial, pero se comportan como si hubieran sido irremediablemente derrotados. Ayer, en un acto en la ciudad bonaerense de Ensenada, el Presidente se mostró irritado con el fallo de la Corte que le dio la razón a Rodríguez Larreta y volvió a decir que el Poder Judicial está decrépito.

En ese contexto, dejó entrever que Rodríguez Larreta es el dirigente que apoya el Poder Judicial. “Yo creo que un juez tiene derecho a querer postular a un Presidente y tiene derecho a votarlo y puede hacerlo, lo que no puede hacer es usar las sentencias que tiene que dictar para favorecer a los candidatos que le gustan. ¡Eso no lo puede hacer! ¡Eso no lo puede hacer!”, gritó Fernández.

Y agregó: “Vi con asombro, que un procurador (Eduardo Casal, nombrado en 2017 por Macri en forma interina) dijo que no está probado cuánto complica la circulación en las calles a los contagios (de Covid-19), y, mientras tanto, está encerrado en su casa y firma digitalmente sus dictámenes, mientras a la Procuración no va nadie porque como todos los tribunales está cerrada porque no dejan trabajar ahí, y bien que hacen porque la circulación contagia”.

Fernández subió al escenario, montado en el medio de un complejo de viviendas que comenzaron a construirse en 2015 pero no fueron terminadas, junto a Cristina; el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y su vice, Verónica Magario; el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi; y el intendente local, Mario Secco.

Allí, en clave electoral, Fernández habló de la “perversión” del macrismo por decir que “ahora le preocupa la educación” cuando durante su mandato fue recortando la pauta presupuestaria en relación con el PBI y además tuvo la idea de sostener que millones de chicos “caen en la educación pública” cuando no tienen recursos para educarse en una institución privada.

Ensenada, ubicada 60 kilómetros al sureste de la Casa Rosada es una ciudad de la sección electoral más importante de la provincia de Buenos Aires. Fue la elegida por el Frente de Todos para enviar una señal de fortaleza y unidad, después de que se destapara una fisura interna en cuánto al control y la ejecución de la política económica.

El Poder Ejecutivo le había pedido el viernes pasado la renuncia al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, porque se negaba a aumentar tarifas en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Pero el funcionario resistió apoyado por Cristina y por La Cámpora, que incluso ayer salió a mostrar a Basualdo en una reunión de trabajo con el sindicato de Luz y Fuerza.

Fernández ayer recogió el guante y ante la atenta mirada de Cristina, Massa y los referentes de La Cámpora que estaban en el público, dijo: “Les pido por favor que saquen esta foto, sáquenla, y no se olviden nunca porque aquí estamos los convencidos de lo que hay que hacer en la Argentina. Y no va a haber ni tapa de los diarios ni sentencia judicial que nos lleve a hacer que debemos hacer en favor de los argentinos”.

Eufórico, el jefe de Estado insistió: “Grábense esta foto. Esta es la foto de la unidad, de los que queremos poner de pie a la Argentina después de un tiempo en el que la derrumbaron, la pusieron de rodillas, la endeudaron, le quitaron la educación y la salud. Y nadie, nadie, nadie, nadie, va a hacernos ceder en eso. Venimos a poner de pie a un país”.

Cristina no habló. Pero Fernández, Kicillof, Ferraresi y Secco se refirieron a las diferencias internas. Y todos dijeron que en el movimiento nacional justicialista “siempre hubo debates internos”. E intentaron sacar la agenda del debate público de ese rincón del cuadrilátero, intentando subir al macrismo, al que acusaron de haber discontinuado la construcción de viviendas por “odio” a la movilidad social ascendente. Fte. La Voz